No estuvieron a solas y dejaron de lado el tema de la devaluación, que generó roces durante las negociaciones.
Kristalina Georgieva recibió con una amplia sonrisa a Sergio Massa, pero lo primero que le lanzó fue un reproche: “Me debés un cumpleaños”, le dijo en la sala de reuniones de su despacho del piso 12 en Washington. Es que el 14 de agosto, un día después de las PASO, la jefa del Fondo Monetario Internacional no pudo celebrar como correspondía con su familia porque tuvo que abocarse a las turbulencias económicas de Argentina.
Ese día ella posteó un tuit soplando las velitas, pero estuvo trabajando en una jornada complicada en el país en la que se anticipó la devaluación pedida por el Fondo, que hizo subir 22% el dólar oficial. Massa le agradeció el gesto y le prometió que le regalaría una caja de Malbec, que le gusta a la directora.
“La reunión fue sincera, franca, seria y madura”, dijo Massa a los periodistas a la salida del encuentro.
Poco antes de la reunión, el directorio ejecutivo del organismo había aprobado la quinta y sexta revisión del programa con el Fondo y liberado unos US$ 7.500 millones, que servirán para devolver los pagos a la CAF, a China y a Qatar y el resto podrá ser usado para intervenir en el mercado si fuera necesario.
Tras el encuentro con Massa, Georgieva publicó un tuit en el que saludaba el acuerdo, pero con una advertencia: “Damos la bienvenida a la culminación de la quinta y sexta revisión de programa con Argentina. La fuerte implementación de políticas sigue siendo crítica para salvaguardar la estabilidad en el período que viene”.
“Fueron 4 meses de mucho ida y vuelta, de momentos de enojo, pero siempre trabajamos juntos”, dicen en Economía. Georgieva fue un artífice clave para la gestión de los pagos al FMI con otros países y la CAF, porque Argentina no tenía reservas.
Mientras se reunían, en la Argentina se veían imágenes de saqueos y descontrol. El tema de que el ajuste genere conflictividad social es siempre una preocupación del Fondo. Al respecto, Massa dijo que “vamos a defender el piso de inversión social porque el programa original lo tiene”. Y agregó que, además, “va a mandar al Congreso un presupuesto pidiendo déficit cero sobre la base de la propuesta de que se recorten los beneficios a los empresarios, que el año pasado no quisieron tratar”.
La reunión no fue a solas. En el salón vidriado con vistas espectaculares de la ciudad, Georgieva estuvo con su segunda, Gita Gopinath, y también participaron el director para el Hemisferio Occidental Rodrigo Valdés; el director adjunto Luis Cubeddu; el Jefe de Misión para Argentina Ashvin Ahuja, y el representante en el país Ben Kelmanson. También participó la directora de Comunicaciones, Julie Kozack, que conoce bien el caso argentino porque fue la que negoció el programa original con Martín Guzmán.
Massa estuvo acompañado por su jefe de asesores Leonardo Madcur, su asesor internacional Marco Lavagna y el embajador en Washington Jorge Argüello.
A las trompadas
El ministro habló del impacto de la sequía y les dijo a los funcionarios del Fondo que “es como si Estados Unidos hubiese tenido un impacto de 850.000 millones de dólares”. En el comunicado del FMI dijeron que las metas del programa anterior no habían sido alcanzadas por “la sequía sin precedentes y desviaciones de políticas”.
En la reunión no se habló de la devaluación reciente, que desató una espiral de inflación, y que Massa dice que negoció bajar a un 22% en lugar del 60% que reclamaba el FMI. “Venimos de casi agarrarnos a trompadas por eso”, de ahí que se haya evitado el tema, apuntan en Economía. Y el ministro dijo en la reunión que al final fue “más efectivo el impuesto país que la devaluación”.
Massa anticipó a Georgieva las medidas que iba a tomar para frenar el impacto de la devaluación, algo que también repitió a los técnicos. Todo fue muy cordial. Pero antes de abandonar el edificio del Fondo, el ministro firmó el voto de Argentina en el que se oponía a un aumento de sueldo de los directores del organismo.
Washington (corresponsal)