Rafael Pardo (83) había ido hasta la farmacia, en Ramos Mejía, partido de La Matanza. Estacionó en la puerta, compró unos remedios y apenas se subió a su auto lo sorprendieron cuatro motochorros que lo asesinaron a sangre fría.
El crimen se produjo el sábado 18 de noviembre al mediodía en la calle Carlos Pellegrini al 400.
La estremecedora imagen del jubilado, muerto dentro de su Peugeot 208 blanco, en el asiento del conductor, se viralizó en las redes sociales.
Lo cierto es que, por estas horas,la investigación a cargo del fiscal Claudio Fornaro, de la UFI Temática de Homicidios de La Matanza, avanzó con la detención de dos sospechosos.
Se trata de Lautaro Tejerina (19), sindicado como el autor del disparo, y de Leandro Yardín (22), quien se había escondido en la casa de su mamá, en Villa Luzuriaga, y fue capturado mientras escapaba en auto con su papá.
Leandro Yardín (22), detenido por el crimen del jubilado Rafael Pardo (83) en Ramos Mejía.«Yo estaba en mi casa«, declaró Tejerina al ser indagado, mientras que Yardín se negó al acto procesal.
En la casa de este último secuestraron una moto de su propiedad, marca Yamaha YS 250, utilizada en el hecho, ya que quedó registrada por las cámaras de seguridad. Le habían cambiado algunos plásticos para despistar.
Además, la DDI La Matanza y la Estación de Policía Departamental de Seguridad (EPDS) La Matanza, de la Policía Bonaerense, incautó un teléfono celular y 66 municiones calibre 9 milímetros.
Una de las motos usadas en el crimen del jubilado Rafael Pardo (83) en Ramos Mejía.Pardo, que tenía dos hijos, recibió un disparo que impactó en el parietal izquierdo de la cabeza. Prácticamente lo fusilaron, según los testigos.
Tras el crimen, los delincuentes huyeron del lugar sin concretar el robo, tal como quedó registrado en una cámara de seguridad privada que grabó la secuencia.
Una de las motos usadas en el crimen del jubilado Rafael Pardo (83) en Ramos Mejía.Pardo quedó recostado sobre el asiento del vehículo, gravemente herido. Cuando llegó la ambulancia, tras el desesperado llamado de los vecinos, los médicos constataron que estaba muerto.
La causa fue carataulada como «homicidio agravado por el uso de fuego criminis causae«, que prevé una pena de prisión perpetua.
EMJ