Emiliano Benjamín Yacobitti todavía no cumplió 50 años, pero su trayectoria como militante político comenzó bien temprana, a finales de los ’80, como estudiante secundario del Carlos Pellegrini, en el final del gobierno de Raúl Alfonsín.
Ese primer paso derivó en una continuidad como universitario, ya dentro de Franja Morada, liderando el centro de estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y comenzando, poco a poco, a tallar fuerte en la juventud radical de esos años de hegemonía peronista, con las presidencias de Carlos Saúl Menem.
Sagitariano, nacido un 15 de diciembre de 1975, quien este martes liderará desde la política una marcha que será multitudinaria, se define en su cuenta de X como contador público, docente y alfonsinista. Le falta a ese CV un sustantivo que lo identifica en el círculo rojo desde hace años: operador político de la UCR, con una influencia enorme dentro de la Universidad de Buenos Aires, pero que se extiende a la política partidaria porteña y en los últimos años con fuerte peso en lo nacional.
El padrino más conocido de Yacobitti es el histórico dirigente radical, Enrique «Coti» Nosiglia, ex ministro del Interior de Alfonsín, armador de la UCR en las sombras desde el retorno a la democracia y todavía vigente internamente, trabajando activamente en la política partidaria.
Se mueven en tándem con Martín Lousteau, senador nacional y principal referente de Evolución, una corriente del radicalismo que ganó terreno en el último lustro y que, además de posicionar al economista como un candidato a jefe de Gobierno para desafiar al PRO, ha logrado mojones como llevar a la gobernación de Santa Fe a Maximiliano Pullaro, o imponerse en internas de peso en Juntos por el Cambio, como la de La Pampa, con Martín Berhongaray imponiéndose sobre el candidato macrista, Martín Maquieyra. Todo en alianza con Horacio Rodríguez Larreta, la cabeza de ese proyecto nacional que terminó frustrado en las PASO de Juntos por el Cambio contra Patricia Bullrich.
Yacobitti mantiene siempre su perfil casi subterráneo, más allá de haber estado expuesto públicamente en los últimos cuatro años como diputado nacional de la UCR y de haber presidido el radicalismo de la Ciudad de 2013 a 2017. La última novedad en términos porteños fue su alianza estratégica con el empresario del juego, operador judicial y ex presidente de Boca, Daniel Angelici, que derivó en que su delfín Martín Ocampo, actual procurador porteño, sea presidente de la UCR local desde este año, con «Yaco» como secretario. Sus vínculos trascienden al radicalismo, aseguran sus más críticos.
Yacobitti elige tener una carrera política de baja intensidad, desde las sombras, siendo un cultor de la rosca y el lobby, virtudes para quienes lo consideran un armador, aunque sus detractores consideren esas aptitudes una herramienta clave en lo que definen como una estrategia de apriete. Depende con quién se hable en el círculo rojo, Yacobitti pasa de ser un verdadero cuadro a un representante de lo peor de la casta.
Como referente universitario de su carrera fue en constante ascenso. Aquel presidente del centro de Estudiantes de Económicas dio lugar después a otros cargos internos dentro de la UBA de manera ininterrumpida en las últimas dos décadas. Fue secretario de Bienestar estudiantil de 2006 a 2010, secretario de Extensión Universitaria de 2010 a 2013 y secretario de Hacienda de la UBA de 2014 a 2018. Ese año fue elegido vicedecano de la Facultad, hasta 2022. Y el año pasado asumió su cargo actual, como vicerrector de toda la UBA.
Desde allí, pero también en los medios y en sus redes, promueve una marcha que movilizará a sectores de toda la sociedad, así como a buena parte la clase política que se opone al gobierno de Javier Milei y lo responsabiliza de recortes presupuestarios en el área educativa: habrá académicos, estudiantes, radicales, peronistas y dirigentes de izquierda. Un combo multicolor, que se espera sea masivo.
“Nadie puede imaginarse una Argentina sin universidades públicas”, dijo Yacobitti en los últimos días en los medios, al tiempo que planteó que la oferta del Gobierno promueve un recorte del 61% en términos de presupuesto universitario en relación a 2023.
También cruzó al gobierno de Milei con una chicana al vocero presidencial, Manuel Adorni: «Con él me pelearía porque celebra los despidos». Adorni, también con sorna, le agradeció la invitación a un mano a mano. «Hizo trampa porque hace boxeo desde los 18 años», declaró, y le contraofertó un desafío al videojuego Age of Empires.