viernes, 27 diciembre, 2024
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La entrepierna más famosa del arte, víctima de un nueva intervención

Dos mujeres pintaron «me too» en el cuadro de Courbet

El cuadro El origen del mundo (1866), de Gustave Courbet, fue vandalizado en la sede del museo Pompidou de Metz. El ataque fue perpetrado por dos mujeres que, con aerosol rojo, pintaron el lema “Me too” sobre la entrepierna más famosa del mundo del arte. Tras el hecho, quedaron detenidas, según informaron las autoridades. 

Medios locales señalaron que la obra, que había sido prestada por el Museo de Orsay de París a esta ciudad del noreste de Francia para una exposición dedicada al psicoanalista francés Jacques Lacan, se encontraba protegida por una pantalla de cristal al ser atacada.

El ataque ocurrió después del mediodía de este lunes y se trata de una posible performance relacionada con el movimiento feminista. Las dos jóvenes, que fueron arrestadas tras completar el ataque, se reivindicaron del movimiento ‘Metoo’, según informó el diario L’Est Republicain. También, precisó que se está buscando a una posible tercera persona involucrada y que actualmente revisan las imágenes captadas por las cámaras de seguridad.

La “acción artística” detrás del ataque se titula No se separa a la mujer del artista y tiene la finalidad de inscribirse en un “movimiento mundial” de “jóvenes mujeres artistas de todas las disciplinas”, indicó la abogada de una de las partícipes. ”Lo que estaba permitido en otra época, ahora los jóvenes ya no lo quieren”, continuó. “Deborah de Robertis es una gran artista que nos cuestiona, nos hace reflexionar y nos incomoda”, declaró la abogada.

El origen del mundo es uno de los cuadros más emblemáticos de la historia de la pintura, tanto por su valor artístico como por la controversia que ha generado, acusado por algunos de indecente y de «ultraje a la moral religiosa».

Adquirido en 1866 por un diplomático otomano llamado Khalil-Bey, tras un periplo poco claro, Jacques Lacan lo compró en 1955, aunque no lo hizo público.

La obra pasó a manos del Estado francés tras la muerte del pensador, en 1981, en pago de los impuestos por su sucesión.

Incluso cuando comenzó a exhibirse en el Museo de Orsay en 1995, esa pinacoteca lo emplazó en una sala aparte y lo sometió a vigilancia intensiva, pues la dirección temía las reacciones que pudiera provocar.

La obra sigue escandalizando en el siglo XXI, como lo demuestra que la red social Facebook canceló si previo aviso el perfil de un internauta francés que había utilizado esa imagen como foto de perfil.

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