En un cambio de posición, el jefe de Gabinete de Ministros, Nicolás Posse, afirmó que la cooperación argentina con la base china de Neuquén, es de “corte civil”, que el Gobierno la puede visitar cuando quiera y que no hay convenios “secretos o reservados”. En los últimos 4 años, ya hubo 20 visitas oficiales del Gobierno a esas instalaciones satelitales.
Esa definición se encuentra en la respuesta por escrito que Posse entregó el miércoles al Senado luego de la exposición en que criticó a “un esquema de esclavitud moderna” de los piqueteros y negó que vaya a haber otra devaluación.
La posición tiene un tono cuidado para no dejar mal parado al embajador de Estados Unidos Marc Stanley, quien había afirmado que había “soldados chinos” en la base, lo que llevó a algunos funcionarios del Gobierno de Javier Milei a proponer revisar el acuerdo con la República Popular China e incluso algunos a darlo de baja.
Además, Laura Richardson, generala del Comando Sur de los Estados Unidos, había manifestado su preocupación por esa estación espacial.
Entonces, el Gobierno mandó el mes pasado una comisión visitar la base que estuvo integrada por científicos y técnicos de la Comisión Nacional de Asuntos Espaciales (CNAE) y del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACON) y el secretario de Asuntos Estratégicos, el brigadier (RE) Jorge Antelo, hombre de suma confianza de Posse.
De todos modos, el informe final de la visita «se encuentra aún en preparación» en la Jefatura de Gabinete, mientras la CONAE y el ENACON ya hicieron sus aportes, afirmaron fuentes científicas a Clarín.
En la respuesta 139 del escrito de 1.100 páginas que Posee entregó al Senado se aclara, por ejemplo, “la inexistencia en la calificación jurídica institucional de los Convenios aludidos en torno a su mención de secretos, o reservados” como afirmaron senadores en sus preguntas.
Luego precisa que “se mantiene una relación de comunicación permanente y “en tiempo real” a través de los diferentes canales digitales preestablecidos” con la estación que tiene una antena para comunicarse con el espacio profundo y guiar a las naves chinas que viajan a la Luna.
En orden a la mención si se podía visitar “sin previo aviso”, Posse respondió que “se trata de una cooperación internacional de corte civil, que conlleva formas interactivas y protocolos más o menos estándares, y que se genera y se ejecuta en una geografía que requiere una “mínima” logística de traslado y acceso por caminos irregulares”.
Por lo demás, “se hace saber que la coordinación de las visitas, entradas y/o similares, no requiere (ni ha requerido) más coordinación y niveles de intervención que los de las partes signatarias originarias (el acuerdo CONAE.CLTC)”.
Desde el gobierno argentino “no es necesario pedir autorización, sino que es CONAE, el organismo que simplemente coordina la visita y da aviso de esta a la empresa china” que maneja la base.
En sus respuesta, Posse cita a la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología que informó “que las visitas o inspecciones se enmarcan en diferentes razones: institucionales, técnicas, operativas, de promoción educativa y/o funcionales”.
En relación con las actividades de masa crítica que se generan en la Estación, “las mismas se enmarcan en las operaciones de la empresa China Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC), en el ámbito de sus programas vigentes de exploración de la Luna y Marte (Espacio Profundo), cuyos hitos prospectivos y objetivos ya verificados y alcanzados, son de público conocimiento”.
Por otra parte, la secretaría que dirige Alejandro Consentino señala que los Acuerdos Interinstitucionales celebrados entre CONAE-CLTC y posteriormente CONAE-CLTC-NEUQUEN, “se han puesto a disposición en varias oportunidades y a requerimiento de diferentes niveles de Gobierno”.
Los acuerdos, que no son secretos como decían versiones periodísticas, ya fueron enviados al “Congreso Nacional, en virtud de las diferentes interacciones legislativas tendientes a la aprobación de los Tratados Internacionales vigentes relacionados con el tema”.
También fueron enviados al Gobierno “con motivo de la elevación de antecedentes para el impulso político/institucional de los Tratados apuntados; los diferentes Ministerios actuantes, en relación con el mismo tema (ex Ministerio de Planificación Federal, ex Ministerio de Ciencia y Tecnología y la Cancillería, entre otros).
También, los acuerdos “se han puesto a disposición en diferentes momentos, motivados con la aprobación de las instalaciones/equipamientos de la Estación, así como los licenciamientos requeridos para el uso del espectro radioeléctrico en el marco del uso de las bandas requeridas (ENACOM, ex Secretaria de Comunicaciones, entre otros)”.
Desde que se inauguró la base en el 2020 hubo otros controles argentinos. Por un lado, científicos de la CONAE controlaron el Centro de Monitoreo y Control de Misiones Espaciales de la Estación Terrena de comunicaciones y verificaron que estaba “el equipamiento auditado con relación al autorizado oportunamente”.
Por otro, en sendos informes de la provincia de Neuquén enviado a la legislatura neuquina y la ex canciller de Mauricio Macri, Susana Malcorra, se afirmó que la estación “no tiene fines militares”.
Por otra parte, científicos de la CONAE hicieron una inspección y reconocimiento radioeléctrico de los equipos llamados “Banda C, Servicio Fijo por Satélite”. En las 200 hectáreas está la antena parabólica de 35 metros y otra de 13 metros que da servicio fijo por satélite y la custodia del premio está a cargo de efectivos de la policía de Neuquén.