domingo, 7 julio, 2024
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Las dudas de especialistas en educación sobre el Plan de Alfabetización

Con un acto en la ciudad de San Juan, el presidente Javier Milei lanzó este jueves el Plan Nacional de Alfabetización. El programa, cuyo presupuesto estará en manos de la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, ya fue oficializado por decreto y establece una serie de directivas y lineamientos a coordinar con los planes de alfabetización de las provincias, aunque sin mayores precisiones sobre las políticas concretas a llevar a cabo más allá de un refuerzo en las pruebas estandarizadas. Especialistas en educación advierten, además, que el plan se lanza en el contexto del fuerte ajuste a la educación, con recortes a las provincias y sin paritaria nacional ni Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid). 

El busto de Domingo Faustino Sarmiento fue testigo del discurso leído y con más de una traba –incluso al leer la palabra «alfabetización»– que Milei pronunció delante de una fila de alumnos del nivel primario. Ante ellos, y sin preocuparse por ejercer o no un acto de adoctrinamiento, el presidente culpó a las «ideas» de «la izquierda» por la «la decadencia económica que necesariamente arrastra consigo la decadencia educativa«. Cerró con su ya clásico pedido a las «fuerzas del cielo» y tres veces gritó «¡viva la libertad, carajo!».

En primera fila, frente al Museo Casa Natal de Sarmiento, lo escuchaba su hermana Karina Milei; su anfitrión, el gobernador sanjuanino Marcelo Orrego; el vocero Manuel Adorni; el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y la ministra Pettovello, que pronunció durante la jornada su primer discurso como funcionaria en el marco de un acto público. No mencionó allí el escándalo de los alimentos sin repartir, los fallos en su contra o el cimbronazo interno que tras ello sufrió su Ministerio. Prefirió hablar del «verdadero drama argentino» que, dijo, es «la pobreza cultural«. 

Pettovello aseguró que su ministerio se propone «transformar» ese «drama» y que «la alfabetización integral es una de las claves centrales de este proceso transformador». Milei fue más allá: comparó a su plan con la campaña de alfabetización de Sarmiento, del que reivindicó que «construyó 1200 escuelas a lo largo y ancho de todo el país», algo llamativo en boca del presidente que frenó la obra pública. «Este Plan de Alfabetización que presentamos hoy no es sólo un programa de gobierno, sino un deber histórico de nuestro país», sentenció, y agregó que «Argentina puede volver a ser el faro de luz en materia de alfabetización en el mundo«.

Pero más allá de esas grandes palabras, la fría letra del decreto que oficializó la creación del plan es bastante más modesta. Publicado este mismo jueves en el Boletín Oficial, el decreto establece una serie de ejes generales como el fomento de «la alfabetización en los primeros años de la escolaridad», «la transversalidad de la alfabetización» y la «formación docente inicial y continua«. El mismo decreto sostiene que con el plan «se acompañará y asistirá a las 24 jurisdicciones del país en el diseño y desarrollo de sus políticas de alfabetización». El pasado 28 de mayo, en la última asamblea del Consejo Federal de Educación, las provincias ya habían firmado un «Compromiso Federal por la Alfabetización» bajo el principio de «libertad de método» para que cada jurisdicción encare los procesos. 

En cuanto a las «acciones» a llevar a cabo, además de crear una Unidad de Alfabetización, en el decreto se habla de «fomentar» el «diseño e implementación de estrategias y el desarrollo de actividades puntuales de alfabetización», las «propuestas para fortalecer el acompañamiento a las trayectorias», los «recursos para los equipos técnicos» y los «dispositivos de evaluación y de relevamiento de información que permitan monitorear el estado de situación de la alfabetización». Y no mucho más que eso. 

El punto de la evaluación es quizás el más concreto que aparece en el decreto, que menciona el monitoreo de los «dispositivos» del tipo Aprender. De hecho, fue el único anuncio formal que realizó el presidente durante su discurso de San Juan, al indicar que las evaluaciones Aprender, que hoy se realizan en sexto grado, van a empezar a realizarse a partir de tercero. También dijo, sin mayores precisiones, que «vamos a evaluar a los docentes de todo el país» y «darle recursos a las provincias para que los formen». 

Para Paula Fainsod, directora del Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UBA, la cuestión de los «recursos» es precisamente el más preocupante del contexto en el que se da el anuncio. «Valoramos la posibilidad de que haya una política dedicada a la alfabetización pero nos preocupa que se dé en un contexto de brutal ajuste, de desfinanciamiento a las provincias, de interrupción de programas educativos de apoyo a las trayectorias y de ataque al trabajo y la formación docente», advierte la directora del departamento, que esta semana realizó un «conversatorio» con especialistas para debatir la problemática. 

«Esto nos extraña porque supone que van a girar fondos a las provincias para desarrollar los planes, pero luego dicen que no hay plata. Y se funda una unidad de alfabetización cuando otras secciones se desarman. Esto sucede al mismo tiempo que se discontinúa la entrega de libros, cuando no se puede enseñar a leer sin libros, y también se discontinúan las líneas de formación docente«, agrega, por su parte, Mirta Castedo, profesora emérita en Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata.

Tampoco está claro, más allá de las palabras de Milei, con qué presupuesto contará el plan anunciado. El decreto dice que se financiará con partidas establecidas anualmente por las leyes de presupuesto nacional, mientras que faculta a la jefatura de gabinete a realizar las adaptaciones presupuestarias que requiera la implementación. Eso sí: aunque el texto establece que la autoridad de aplicación será la Secretaría de Educación de Carlos Torrendell, aclara que el presupuesto no estará directamente en sus manos sino a través del Ministerio del que forma parte, a cargo de Pettovello. 

En el decreto, los resultados de las pruebas estandarizadas PISA y Aprender, que el Gobierno reforzará, aparecen como el principal, sino el único, argumento que fundamenta la creación del plan, con cifras que también fueron mencionadas por Milei en su discurso. En cuanto a Aprender 2023, el decreto señala que el 34  por ciento de los estudiantes de sexto grado «no alcanzó el nivel de desempeño satisfactorio de comprensión lectora«, mientras que las PISA 2022 arrojaron que «el 55 por ciento de los estudiantes argentinos se ubican en el ‘nivel 1 y menor’, no alcanzando el nivel mínimo de desempeño establecido por dichas evaluaciones».

En este sentido, Castedo señala que allí «el enfoque de evaluación está puesto en el aprendizaje de los niños no como proceso, sino como productos«. Delia Lerner, investigadora en Didáctica de la Lectura y la Escritura, y profesora consulta de la FFyL, asegura que «es imprescindible considerar la diversidad existente en todos los grupos escolares» y que «no podemos seguir suponiendo que todos aprenderán lo mismo a la vez«. «La disputa central reside en la concepción que se tiene acerca del sujeto del aprendizaje y en cómo se definen los propósitos de la educación, en relación con el tipo de ciudadano que se aspira a formar y con el tipo de sociedad hacia la cual nos gustaría dirigirnos», sostiene. 

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