Tres derrotas legislativas en 48 horas, el fuego amigo de los aliados del PRO, el enfrentamiento en el bloque libertario con denuncias penales cruzadas, las amenazas de una purga, un nuevo desmarque de Victoria Villarruel, el anuncio del veto presidencial y uno nuevo en el horizonte. En el corazón del Gobierno sonaron las alarmas. “Fue una semana negra. El Gobierno tiene que redescubrir la política parlamentaria y la gestión política”, resumió un importante funcionario del oficialismo.
Quienes miran el tablero de control de la política tomaron nota de las mayorías que reunió la oposición, que esta vez -para rechazar el DNU de la SIDE en Diputados– reunió a voluntades de todas las variantes del peronismo, a los delegados de los gobernadores y al PRO de Mauricio Macri.
En la Cámara Baja hubo en total 156 votos negativos, a tiro de los dos tercios de los presentes que serían necesarios para habilitar, por ejemplo, un proceso de juicio político contra el Presidente. En el Senado, se superaron los dos tercios –el número mágico para decidir sobre una eventual destitución- para aprobar el aumento jubilatorio que el jefe de Estado vetó en la medianoche entre el jueves y viernes.
El respaldo posterior y paradojal de Macri -cuyo senadores votaron a favor de las jubilaciones- al veto no garantiza que la oposición no pueda mantener los dos tercios para mantener el decreto. El Presidente anunció oficialmente que un veto total, mientras los bloques hasta ahora dialoguistas, le piden que elija una opción parcial
En despachos importantes de la Casa Rosada toman nota de la falta de estrategia política del oficialismo, que ni siquiera pudo disfrutar del efecto de las causas judiciales que involucran a Alberto Fernández sobre el peronismo.
El jefe de Gabinete Guillermo Francos se prepara para brindar su primer informe en el Congreso; será el 4 de septiembre en Diputados. El ministro coordinador no conduce la política del oficialismo. No ordena a los jefes legislativos de su espacio, ni a los referentes territoriales ni la negociación con otros espacios. Esas tareas se reparten entre los primo Martín y Lule Menem, Karina Milei y de manera intermitente Santiago Caputo, Francos y su segundo, Lisandro Catalán.
Las mencionadas derrotas legislativas, la próxima y probable de aumentos a fondos universitarios que se dibuja en el horizonte y el escándalo en el bloque oficialista obligan a las espadas políticas del Gobierno a ordenar a la tropa interna en el Congreso. En el Ejecutivo no quieren que esa intervención sobre sus filas en el Legislativo sea visto como una desautorización al presidente de Diputados Martín Menem. Sobre el sobrino del dos veces presidente se abre un mar de interrogantes de cara a su eventual reelección como autoridad de la Cámara Baja en diciembre.
Algunas segundas líneas del Gobierno que hablan de manera directa con el Presidente también dudan de los oficios de Francos y Catalán. “Gestionar política no significa invitar a una reunión al ministerio del interior. Guillermo no se puede ocupar por los quilombos operativos de la gestión y no hay segundas líneas. Catalán no conoce el territorio. Para el armado político tiene que haber un equipo de 20 personas, seguimiento y un esquema de trabajo metódico”, se lamenta un dirigente de la casta reconvertido a la fe libertaria.
La falta de control del ministro coordinador quedó expuesta el miércoles por la noche, cuando Francos se cruzó en Olivos a Macri, horas después de defenestrar al ex presidente en los medios y sugerir sin demasiados eufemismos que el líder del PRO había hecho un uso non sancto de los organismos de Inteligencia cuando estaba en el poder. Francos ignoraba que el ex presidente visitaría a su jefe.
Javier Milei escucha las preocupaciones de los pocos subalternos que se atreven a llevarle malas noticias, pero solo se interesa por el rumbo de la economía, según cuentan sus interlocutores. Quienes reclaman más y mejor política del Ejecutivo no reniegan del estilo del Presidente. “Está muy bien lo que hace. Insulta a 4 políticos y aplauden 100 ciudadanos. El problema es que hay escasa actividad ministerial y nula actividad política. Si hubiera un equipo político con empoderamiento real, sería impecable: un presidente que le hable a la gente y una estructura que le hable al sistema”, razonan.
La supuesta falta de competencia para hacer política que denuncian dentro de las filas libertarias también involucra al armado territorial que teje Karina Milei con ayuda de los primos Menem. La rebelión de la diputada Lourdes Arrieta echa luz sobre esa construcción.
La legisladora -que podría ser expulsada del bloque luego de realizar una denuncia para que la Justicia Federal investigue la visita a represores en la cual ella mismo participó; demandar a un compañero de banca por violencia de género y gritarle a Martín Menem- había sido ungida por la hermana del Presidente como titular de LLA en Mendoza. Quienes se atreven a cuestionar la supuesta “picardía” de Lule Menem para el armado territorial señalan que la misma situación se replica en otros distritos importantes como Santa Fe, Tucumán y Córdoba y también en las delegaciones ANSES y PAMI a lo largo y ancho del país.
Patricia Bullrich se atrevió a cuestionar a Santiago Caputo en la intimidad por la supuesta obstinación del asesor presidencial para impulsar la candidatura de Edgardo Kuieder a la bicameral de Inteligencia en lugar de la Martín Goerling, una postulación a la que también adhería Macri para evitar que Martín Lousteau fuera el elegido, como finalmente ocurrió.
La ministra de Seguridad no le teme a las internas ni a los punteros digitales del oficialismo. Los movimientos posteriores del ex presidente golpearon a Bullrich, según la visión de algunos funcionarios. “Solamente 3 diputados que le responden estuvieron a favor del bancar el DNU, dos (Fernado Iglesias y Silvana Giudici se abstuvieron) y enfrente hubo 156. Quedó demostrado que el que maneja el PRO es Mauricio”, sentencian. Macri apuesta a la diferenciación y a mostrarle al Presidente cómo será su gobierno de ahora en más, si no hay cambios.
Las voces críticas de LLA celebran parcialmente “las milanesas” de Milei con Macri, el encuentro del miércoles en Olivos -el tercero en tres semanas- entre el presidente y su antecesor, horas después del voto en contra del PRO en la Cámara Alta. “Puso paños fríos, pero no alcanza. Hace falta un soporte político y abrir la cancha”, señalan.
Los libertarios purasangre que responden al asesor estrella de Milei -respaldado por el propio mandatario, primero en privado y después en público, optan por apuntar en redes directamente contra Macri a pesar del riesgo que quedó descubierto esta semana en el Congreso. El fuego amigo también, en redes, sigue cayendo sobre la vicepresidenta, que hace su juego. En ese contexto, en su peor semana, Milei -a 9 meses de su asunción- en la Bolsa de Rosario que habrá, a pesar de sus socios y aliados, intentó con una fuga hacia adelante. «Voy a terminar estos cuatro años, voy a ser reelecto y voy a hacer que Argentina se ponga de pie», pronosticó.