KIEV.- Al menos 41 personas murieron y más de 180 resultaron heridas el martes cuando Rusia atacó un instituto de entrenamiento militar en la ciudad de Poltava, en el centro-este del país, dijo el presidente Volodimir Zelensky, en uno de los ataques más letales de la guerra.
Zelensky dijo en un video que las fuerzas rusas atacaron con dos misiles balísticos y dañaron un edificio del Instituto Militar de Comunicaciones, además de un hospital cercano.
El ataque ocurrió en la ciudad de Poltava, la capital de la región del mismo nombre, ubicada a unos 350 kilómetros al sureste de Kiev. La ciudad está en la principal ruta y vía ferroviaria entre Kiev y la segunda ciudad más grande de Ucrania, Kharkiv, que está cerca de la frontera rusa.
“Había gente atrapada bajo los escombros. Se rescató a muchas personas, pero más de 180 resultaron heridas. Lamentablemente, hay muchas víctimas. Hasta el momento, sabemos que 41 personas murieron”, dijo el mandatario. Agregó que ordenó una investigación completa y rápida sobre las circunstancias del ataque.
Según el ministerio ucraniano de Defensa, los misiles llegaron muy poco tiempo después de la alerta. “Sorprendieron a la gente cuando se estaba dirigiendo al refugio subterráneo”, explicó. “Gracias al trabajo coordinado de los rescatistas y los médicos, 25 personas fueron rescatadas, de las cuales 11 fueron sacadas de entre los escombros. Los rescatistas prosiguen su trabajo”, añadió el ministerio.
Blogueros militares ucranianos afirmaron por su lado que los misiles apuntaron a una ceremonia militar oficial, celebrada al aire libre.
“La escoria rusa definitivamente será responsable de este ataque”, dijo Zelensky en un video compartido por su cuenta de X.
En su mensaje, el presidente ucraniano reiteró sus pedidos de más defensas aéreas occidentales e instó a los aliados a permitir que sus armas de largo alcance se usen para ataques más profundos en territorio ruso para proteger a Ucrania.
“Seguimos diciéndole a todo el mundo que tiene el poder para detener este terrorismo: los sistemas de defensa aérea y los misiles son necesarios en Ucrania, no en un almacén en alguna parte”, dijo.
“Los ataques de largo alcance que puedan protegernos del terrorismo ruso son necesarios ahora, no más adelante. Desafortunadamente, cada día de retraso significa pérdida de vidas”, agregó.
Mientras tanto, el presidente ruso, Vladimir Putin, se encontraba visitando Mongolia el martes sin que hubiera indicios de que el país anfitrión fuera a ceder a los llamados a detenerlo en virtud de una orden de arresto internacional por presuntos crímenes de guerra derivados de la invasión de Ucrania.
Se trata del primer viaje de Putin a un país miembro de la Corte Penal Internacional (CPI) desde que ésta emitió la orden de detención en su contra hace unos 18 meses. Antes de su visita, Ucrania pidió a Mongolia que entregara a Putin al tribunal de La Haya, y la Unión Europea expresó su preocupación por la posibilidad de que Mongolia no ejecutara la orden. Un portavoz de Putin dijo la semana pasada que el Kremlin no estaba preocupado.
La orden pone al gobierno de Mongolia en una situación difícil. Tras décadas de comunismo y estrechos lazos con la Unión Soviética, en la década de 1990 hizo la transición a la democracia y ha establecido relaciones con Estados Unidos, Japón y otros nuevos socios. Pero sigue dependiendo económicamente de sus dos vecinos, Rusia y China, mucho más grandes y poderosos. Rusia suministra a Mongolia, país sin salida al mar, la mayor parte de su combustible y una cantidad considerable de su electricidad.
La CPI acusó a Putin de ser responsable de los secuestros de niños en Ucrania, donde los combates se han prolongado durante dos años y medio. Los miembros del tribunal internacional están obligados por el tratado constitutivo del tribunal internacional, el Estatuto de Roma, a detener a los sospechosos si se ha emitido una orden de detención. Pero Mongolia necesita mantener buenas relaciones con Rusia, y el tribunal carece de un mecanismo para hacer cumplir sus órdenes.
Agencias AP, Reuters y AFP
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