El joven, junto con un amigo, había llegado a la terminal de ómnibus de Retiro desde la ciudad de Córdoba. Su permanencia en Buenos Aires era cuestión de pocos días. Tenían previsto viajar a París, Francia, el 21 de julio pasado en un vuelo de Air France. Pero no pudo subirse al avión. Su nerviosismo en un control aleatorio de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y de la Dirección General de Aduanas lo puso en evidencia. Poco después, se descubrió que él y su acompañante eran “mulas” de una banda narco. Habían ingerido 110 cápsulas con cocaína. Si hubiesen llegado a destino, cada uno iba a recibir 5000 dólares a cambio del cargamento que llevaban en el cuerpo. Pero el frustrado plan puso al descubierto una sofisticada organización criminal dedicada al tráfico de estupefacientes desde la Argentina y Brasil hacia Europa y Asia.
Así lo informaron a LA NACION fuentes judiciales y de la Policía Federal Argentina (PFA), fuerza que se sumó a la investigación después de las detenciones de las dos “mulas”, ocurridas el 21 de julio pasado.
En menos de dos meses desde que comenzó la investigación, el expediente, a cargo del juez en lo penal económico Gustavo Meirovich, y del que participan el fiscal Germán Bincaz y la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), conducida por Diego Iglesias, tiene diez sospechosos identificados. Nueve están detenidos y uno fue excarcelado, pero continúa bajo proceso.
La organización reclutaba a sus potenciales “mulas” en Córdoba. Después sacaba pasajes en ómnibus y las enviaba a la ciudad de Buenos Aires, donde debían esperar los pasaportes, los tickets de avión y las cápsulas con cocaína. Mientras, las hospedaban en hoteles de pasajeros de la zona de Once o en departamentos que se alquilaban en forma temporaria, según pudo reconstruir LA NACION de fuentes de la investigación.
Las “mulas” no siempre ingerían las cápsulas con cocaína en la Argentina. Según pudieron reconstruir los detectives policiales y judiciales, a veces, lo hacían en una escala en San Pablo, Brasil.
No es la primera vez que se detecta una organización que saca “limpias” a las “mulas” desde la Argentina y las “carga” en las escalas.
“La organización criminal tenía métodos muy perversos. En principio, les ofrecían a las potenciales ‘mulas’ 5000 dólares por viaje. Pero si no ingerían la cantidad que los líderes pretendía, le hacían un descuento del dinero a percibir”, explicó una fuente con acceso al expediente.
Las tareas investigativas estuvieron a cargo del Departamento Delitos Fiscales de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la PFA, quienes lograron identificar a gran parte de la banda.
“Una vez identificados todos los involucrados, se determinó el rol que desempeñaba cada uno, en un esquema coordinado que incluía a un captador, un gestor y un ‘encapsulador’. Se confirmó que dos de ellos residían en la capital cordobesa, mientras que los otros dos eran oriundos de la ciudad cordobesa de Dean Funes”, informó el Ministerio de Seguridad de la Nación en un comunicado de prensa.
Según pudo saber LA NACION de fuentes con acceso al expediente, el Ministerio Público Fiscal presentó un requerimiento de elevación a juicio respecto de los dos primeros sospechosos detenidos.
“Las tareas de inteligencia permitieron establecer uno de los métodos de financiamiento de la banda: contrataban a terceros para alquilar vehículos 4×4 en Salta y luego los trasladaban a la frontera con Bolivia, donde los vendían de manera irregular. El cruce de información determinó que los narcos regresarían a Córdoba en un micro de pasajeros. Se montó un operativo discreto para detenerlos y, simultáneamente, se allanaron los domicilios de los cuatro integrantes de la organización, dos en Córdoba Capital y dos en Dean Funes”, se agregó en el citado comunicado de prensa.
Las reclutadoras
Durante la investigación, los detectives de la PFA que participaron de la investigación, a partir de la intervención de varias líneas telefónicas, lograron identificar a las dos supuestas reclutadoras de las “mulas”, dos mujeres que residían en la ciudad de Córdoba.
Las reclutadoras, que fueron detenidas por la PFA, se encargaban de todos los trámites como la obtención de los pasaportes, los pasajes en avión y de reservar las habitaciones de los hoteles.
“En San Pablo, la organización facilitaba la ingesta de cápsulas con cocaína para ser transportada hacia destinos como España, Países Bajos, Francia, Japón y la isla de Martinica, en el mar Caribe”, explicaron voceros de la PFA.
Fuentes judiciales adelantaron que la investigación no terminó con las detenciones en la Argentina. “El objetivo es identificar y localizar a los eslabones de la organización criminal que operan en Brasil, Asia y Europa”, dijo a LA NACION un investigador del caso.
Los voceros consultados destacaron el trabajo hecho por los detectives de la PFA y del equipo que acompaña al juez Meirovich.