La NASA lanzó un emocionante desafío con una recompensa de tres millones de dólares para quienes puedan desarrollar soluciones innovadoras para la gestión de desechos humanos en el espacio. Este problema de la agencia estadounidense data desde su primera misión al espacio, con Apolo 11, cuando Neil Armstrong se convirtió en el primer humano en pisar la Luna, en 1969.
No solo se busca una solución práctica, sino que esta iniciativa es fundamental para el éxito de futuras exploraciones espaciales, especialmente en misiones prolongadas a Marte. Por esto, se volvió una carrera contra reloj de la NASA para obtener mejores resultados en la guerra espacial que tiene con Rusia y China.
Durante las primeras misiones, ingenieros y especialistas en aeronáutica improvisaron soluciones poco efectivas para eliminar los desechos de los astronautas, lo que generó preocupaciones sobre la salud y el bienestar de la tripulación.
Los hombres y mujeres del espacio enfrentan varios problemas relacionados con la gestión de sus desechos durante las misiones, que van más allá de una simple cuestión logística. Las heces y la orina deben ser recolectados y almacenados de manera segura para evitar la contaminación del entorno de la nave espacial, una tarea que se complica por la falta de gravedad.
En algunas ocasiones, los desechos quedan flotando y corren el riesgo de dispersarse, lo que representa un riesgo para la salud de la tripulación y el funcionamiento de sus equipos. Hasta el momento, las distancias que se realizan son fácilmente controladas, pero si se desearan realizar rutas más largas, los astronautas deberán contar con un sistema eficaz y sostenible para manejar el control de sus desechos en el espacio.
Cómo participar del desafío de la NASA
Para abordar este problema crítico, la NASA está buscando propuestas creativas que funcionen en condiciones de microgravedad. Cualquier persona o equipo puede participar en el reto denominado “LunaRecycle”, con fecha límite para enviar ideas hasta el 30 de enero de 2025. Las soluciones deben ser efectivas en la recolección y eliminación de desechos, así como considerar la salud de los astronautas y la sostenibilidad.
“Operar de manera sustentable es una consideración importante para la NASA a medida que hacemos descubrimientos y llevamos a cabo investigaciones tanto fuera de casa como en la Tierra”, dijo Amy Kaminski, ejecutiva del programa de premios, desafíos y crowdsourcing de la agencia. “Con este desafío, buscamos enfoques innovadores del público para la gestión de desechos en la Luna y pretendemos llevar las lecciones aprendidas a la Tierra para el beneficio de todos”, remarcó la especialista, confiada de que a través de esta iniciativa se podrán mejorar los viajes espaciales del futuro.
El desafío LunaRecycle está dirigido por el Centro Espacial Kennedy de la agencia en Merritt Island, Florida, con el apoyo del Centro Marshall de Vuelos Espaciales en Huntsville, Alabama. Cualquier persona o grupo puede postularse a través del sitio web lunarecyclechallenge.ua.edu.
A su vez, según aseguran en su sitio oficial, la NASA contrató a la Universidad de Alabama para que sea el socio aliado durante el desafío. La institución, con sede en Tuscaloosa, Alabama, coordinará todo con el exganador del Centennial Challenge, AI Spacefactory, para facilitar el desafío y gestionar a sus competidores.
LA NACION