sábado, 16 noviembre, 2024
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Giro: Macri apoya los cinco puntos de los gobernadores

Los bloques amistosos alzaron el estandarte del dictamen propio del Presupuesto. La decisión de los gobernadores del bloque «Juntos» (que el gobierno llama «Los ex Juntos») puso en movimiento una iniciativa hasta ahora postergada de llevar un proyecto propio de ese arco, que creen puede sumar hasta 100 votos y convertirse en el dictamen de mayoría.

El gobierno ha dicho que no tiene dictamen, porque su dictamen es el proyecto de ley. Del otro lado, los diputados de Unión por la Patria ya avisaron que ellos van directamente por el rechazo o con una versión alternativa – tampoco se ponen del todo de acuerdo. Esta amenaza salió al cruce de la dispersión que causó el levantamiento de la sesión del miércoles.

Ese día el gobierno pagó con promesas el levantamiento de la sesión en donde le iban a rebanar las facultades para administrar mediante DNU y tumbar el DNU 846 que le extiende las facilidades para los canjes deuda. Medio gabinete fatigó los teléfonos ese día para pedir a los gobernadores que sacasen diputados de la sesión. Logró que se suspendiera hasta ver el resultado del supermartes de esta semana.

Ese día es el último plazo para que una comisión dictamine un proyecto de ley. Si el oficialismo admite los pedidos de los gobernadores, el jueves no habrá cadalso para los DNU. Se sabrá si el gobierno quiere tener un presupuesto o prefiere prorrogar el existente por segunda vez y seguir caminando por la cornisa. La amenaza de que eso sucediese el miércoles fue el anzuelo para que mordiera el gobierno y se sentase a negociar.

El estilo estridente de este gobierno lo mostró festejando lo que fue una derrota: promete pagar para que le sigan habilitando los DNU. En política quien paga es punto y el que factura, es banca. Acá la banca la encarnó el Congreso.

Rechaza al IVA a medios y prensa

La decisión de avanzar con un dictamen propio tomó vuelo por una toma de posición de Mauricio Macri de hacer propio el documento de los 5 puntos que reclaman los gobernadores.

Es una novedad después de que mandase a quitarle el quórum a la sesión anti-DNU del martes pasado. Mauricio mostró un giro clave que reconduce este debate entre el oficialismo y la oposición porque el verdadero sostén que tiene el gobierno en el Congreso es el bloque del PRO.

La posición de Macri, comunicada a la cúpula de la bancada que conduce Cristian Ritondo, no se agota sólo en el respaldo al pliego de los cinco puntos. Se completa con disidencias con Milei en temas institucionales en los cuales Olivos se mueve con criterios distintos: 1. Rechaza la nominación de Ariel Lijo a la Corte, ahora o en comisión después del 1° de diciembre:

2) Critica la reticencia del oficialismo en hacer avanzar la sanción del proyecto de Ficha Limpia;

3) rechaza la imposición de IVA a los medios y a la prensa, que Macri considera un corsé a la libre expresión y no una necesidad fiscal;

4) rechaza el decreto que reglamenta la ley de acceso a la información;

5) también toma distancia de la purga ideológica en la Cancillería y el sentido de las votaciones aislacionistas de la Argentina en la ONU (defensa de menores y mujeres, reivindicaciones aborígenes, etc.).

Detrás de esta iniciativa del recompuesto entendimiento de quienes fueron Cambiemos (PRO, UCR, Encuentro) hay una autocrítica a lo actuado ante la sesión de los DNU, comenzando por el PRO que negó el quórum.

Medió una charla entre Frigerio y Luis Caputo, en la que éste le dijo que no les darían ninguno de los cinco puntos reclamados por los gobernadores. Macri tomó conocimiento del agravio y lo chumbó a Ritondo para apoyar este distanciamiento en un tema tan grave como el presupuesto.

Fernando Carbajal, radical del bloque disidente de Pablo Juliano, le acercó a Espert los cinco puntos de los gobernadores. Le respondió que les contestarían con un mail, porque el dictamen del gobierno es el proyecto que mandó el Ejecutivo. Esos reclamos, según los técnicos de los bloques, comprometen el 0,29% del PBI.

Solo les reparten combustible

Este giro tomó vuelo el jueves en la reunión del grupo que discutió una reacción a la reticencia del gobierno de dar alguna prueba de que esas promesas a los gobernadores se cumplirían. Estaban Rogelio Frigerio, Alfredo Cornejo y Maxi Pullaro, y los jefes de bloque Cristian Ritondo (PRO), Rodrigo de Loredo (UCR), Miguel Pichetto (Encuentro Federal) y Pablo Juliano (UCR blue).

Tenían ya conocimiento de la primera respuesta del gobierno a las demandas. De las cinco que figuraban en el pliego de reclamos, sólo les admitirían la coparticipación de la detracción del impuesto a los combustibles. Aquí un resumen provisorio de la respuesta que habían recibido:

1) El gobierno está dispuesto a coparticipar los fondos que vienen con las afectaciones específicas del impuesto a los combustibles (una parte va a Vialidad que no hace obras, y otra al subsidio al transporte de pasajeros que no se paga más). Es el único punto, de los cinco, que la Nación parece más dispuesta a cederle a las provincias.

2) Financiamiento del déficit de las Cajas Provinciales no transferidas de acuerdo con los Pactos Fiscales: el gobierno volvió a prometer que cumplirá recién cuando se hagan las auditorías que los gobernadores esperan y no les cumplen.

3) Financiamiento de la Compensación del Pacto Fiscal de 2017: Nación promete cumplir con esta compensación que no cumplió Sergio Massa para 2023 y que este gobierno está debiendo para 2024.

4) Reducción del aporte de la coparticipación a la AFIP de la mano de la transformación del Organismo recaudador. Por ahora nada, hasta que haya una real reducción del tamaño del organismo, que se lleva 1,9 de la coparticipación para el mantenimiento del sistema.

5) Coparticipación de los ATN no distribuidos. Los negociadores de Olivos rechazan de plano esta pretensión. Es la caja que les permite una discrecionalidad que no ha cedido ningún gobierno.

El gobierno mordió el anzuelo

Este pliego es la base de lo que será un dictamen de disidencia que apoyó en esa reunión Ritondo, que cumple consignas directas de Macri. El ánimo es amenazante para el gobierno, que vive de los vetos pasados y posibles del PRO a leyes del Congreso.

El entusiasmo de Ritondo para avanzar en un dictamen significa una preocupación para el gobierno, que en la semana que se inicia tiene que caminar sobre brasas otra vez. La estrategia de Macri para el uso de los vetos es que le funcionen como regulador de las relaciones con el mileísmo, en particular para su proyecto de sitiar al PRO y arrebatarle el poder en CABA.

La fineza de esta estrategia se prueba en que en ninguna de las reuniones con gobernadores sobre el tema se registró la presencia de Jorge Macri. Lo reservan seguramente para un envión final.

El ánimo de avanzar en el dictamen propio fue encabezado siempre por el diputado Nicolás Massot, martillo de mileistas, que le tienen un miedo insuperable. Les gana todas las discusiones y es quien ha mocionado por emplazamientos que arrinconan al oficialismo.

Hasta ahora no había convencido a los hombres de su bloque (Encuentro), que preferían formular disidencias durante la votación en particular de la ley. Massot está entre quienes creen que el gobierno en realidad no quiere presupuesto.

Él fue quien propuso hace un semana, en otro zoom que hubo de los «Juntos», que había que llevar a la sesión la derogación del DNU 846 – canje de deuda -como la herramienta para que el gobierno abriera ese debate dentro de la ley de presupuesto. Esto movió a José Luis Espert a convocar la Comisión de Presupuesto, que hasta ahora marchaba con ritmo cansino.

Cristina quiere también dictamen propio

Esta escalada le hizo ver a los bloques amistosos que los gobernadores se apuraron al desbaratar la sesión de los DNU. Y que Macri también se adelantó al negar el quórum. La idea que quedó flotando en el Congreso es que los gobernadores desarmaron la única resistencia o límite posible que era el Congreso, a cambio de nada.

Y que el gobierno les tomó el tiempo y les perdió el miedo. Esta reunión de los «Juntos» siguió al plenario de los gobernadores de todos los distritos, que ocurrió el mismo jueves en el CFI. Allí también se habló de un dictamen propio, aunque hasta ahora se trata de un documento que el pleno le confió a la pluma de Axel Kicillof. El contenido es también el de los 5 puntos de los gobernadores.

Como se trata de coparticipar lo que se queda la Nación, la provincia de Buenos Aires recibiría la tajada más grande. Que Kicillof arriesgue el pellejo como el más beneficiado. Además, milita en el peronismo de bloqueo y eso les sirve a los que reclaman. El peronismo está dividido sobre si dictaminará por el rechazo del proyecto de Presupuesto, como anunció Germán Martínez (jefe del bloque) o si elaborará un dictamen propio.

Esta es la posición de Carlos Heller y de Leopoldo Moreau, que roncan fuerte en la bancada, aunque no tienen linaje peronista. Expresan el interés de Cristina de Kirchner en discutir el proyecto oficial con números. La referente de Cristina en este tema es la diputada Julia Strada.

En las horas cuando le comunicaban la sentencia y que le quitaban las pensiones, Cristina traficaba mensajes con Strada – economista del CEPA, think tank del peronismo – pidiendo detalles de partidas y cuadros para un eventual proyecto de presupuesto del peronismo.

El intento busca seguramente tener un texto propio para no ser aspirados por la turbina del dictamen de los bloques amigables que ahora inspira Macri. Huir de la foto equivocada es más importante en política que estar en la foto acertada.

Milei a examen en el peor momento

La tolerancia de la oposición amigable es imprescindible para el gobierno en este momento porque termina el año con un resultado legislativo pobre (el DNU 70 en la cornisa, la ley de bases jibarizada) y sometido a un examen de capacidades cuando menos le conviene.

El público y los mercados miran cómo al gobierno le discuten su capacidad para seguir firmando DNU sin control, las facultades para facilitar el canje de deuda, y si tiene o no la voluntad de tener un presupuesto.

El gobierno es débil de origen por la escasa cantidad de votos propios (el 29% de la primera vuelta) y navega con el apoyo moderado de una mayoría en el Congreso que lo sostiene con alambre. Tiene confianza en que retiene apoyos y trata de construir popularidad por contigüidad. De ahí el afán por las fotos. Ahora el objetivo es tener imágenes junto a Donald Trump, un producto que rinde.

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