viernes, 27 diciembre, 2024
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Del trap al mainstream: los artistas jóvenes que ganaron al público adulto

En el último mes, Ca7riel y Paco Amoroso han protagonizado un fenómeno inesperado al lograr cautivar a un público mayor de 40 años, algo impensable para dos artistas nacidos en el trap y el rap. Su actuación en el «Tiny Desk» de NPR, un formato íntimo y despojado de parafernalia, superó los 10 millones de visualizaciones, y desató una ola de reacciones que destacaron su calidad musical y su propuesta estética.

Un fenómeno que recuerda al impacto de Illya Kuryaki & The Valderramas en los ‘90, pioneros en la fusión del rap con el funk y los ritmos latinos, que atrajo a públicos de todas las edades. Ca7riel y Paco Amoroso han logrado emular esa vibra, atrayendo no solo a jóvenes seguidores del trap, sino también a adultos interesados en escuchar nuevas voces. Y este «efecto puente generacional» no se limita solo a estos dos artistas.

Otros músicos emergentes como Wos, Dillom y Trueno, también han logrado trascender las barreras de su nicho, y las de edad. Dillom, conocido por su estilo provocador y su capacidad para abordar temas sociales, ha conseguido resonar en públicos heterogéneos; mientras que Trueno ha logrado conectar con diversas generaciones, gracias a sus colaboraciones, que van desde Gorillas a Nicki Nicole (hicieron juntos el su hit «Mamichula”).

Con letras que incluyen referencias a la cultura urbana y la historia de Buenos Aires, Trueno ha cimentado una conexión profunda con audiencias más amplias, experiencia que encuentra ecos en otros momentos del rock nacional. La expansión de estos artistas es parte de una búsqueda trascender el quartier “urbano” con las reglas de la vieja escuela: más música y menos marketing. 

Dillom y Trueno

Dos de los artistas más destacados del trap y la música urbana en Argentina, no solo han logrado conectar con la Generación Z, sino que han trascendido esa barrera, cautivando también a Millennials e incluso a un público mayor. A través de su evolución musical y enfoque innovador, ambos han redefinido lo que significa formar parte de la escena urbana, llevando sus propuestas más allá del trap comercial, convirtiéndose en voces transgeneracionales. El reciente álbum de Dillom, «Por cesárea», es un ejemplo de esta evolución.

Alejado del trap básico, Dillom presenta una obra cruda y sensible que distorsiona los valores cliches del género. La narrativa del disco, con temas como “Últimamente” y “Mi peor enemigo” junto a Andrés Calamaro, cuestiona la glorificación de la vida urbana. Su fraseo, sin autotune ni los matices habituales, se enfoca en una sonoridad genuina, donde la producción sofisticada y las influencias del rock argentino y el hip hop lo proyectan a nuevas y más exigentes audiencias.

Por su parte, Trueno, con «Bien o Mal», ha consolidado su lugar como uno de los artistas más importantes de la música urbana en América Latina. A sus 22 años, ha logrado trascender los límites del rap, abordando temas sociales y políticos que apelan a su generación pero también a las anteriores. La fusión con el folclore y rock argentino le permiten dialogar también con un público transgeneracional, mientras que su mensaje de lucha y resistencia, presente en canciones como «Manifiesto Freestyle», conecta con la  protesta social y el espíritu de época. 

Su habilidad para fusionar géneros y tocar temas de justicia social le otorgan una relevancia que va más allá de las tendencias y lo conecta con otros artistas cuya evolución musical toca fibras más profundas, como Wos, creando música que conecta con públicos diversos y trasciende las barreras generacionales.

Giro rockero

A tres años de su última producción, Wos regresó en 2024 con «Descartable», un álbum que demuestra su calidad poética y audaz enfoque musical. Con 16 canciones, el álbum fusiona diversos géneros, desde rock crudo hasta cumbia, pasando por tango y rap, pero manteniendo su estilo introspectivo y su crítica social. 

Aunque algunas de sus exploraciones son inesperadas, la poderosa voz de Wos logra amoldarse a estas variaciones, estableciendo un balance que abraza al escucha. Su enfoque no es solo musical, pero también psicológico, y lo demuestra desde el primer tema, «Nuevas coordenadas», donde reflexiona sobre la mentira y la verdad. «Descartable», que le da nombre al disco, aborda el desgaste de las relaciones y el peso de la fama, mostrando un Wos vulnerable y autobiográfico. 

Y a lo largo del álbum, el rock crudo emerge en canciones como «7/8», que recuerda a los sonidos de Pescado Rabioso y Lenny Kravitz (guiños al público de 40 y tantos y más), mientras que «Quemarás» cuenta con la colaboración del Indio Solari, un homenaje al rock argentino.

El disco también experimenta con sonidos post-punk en «Cabezas cromadas» (con Dillom justamente) y ofrece momentos poéticos como «Caída libre», una mezcla de tango y poesía que evoca la tradición de Discépolo y Contursi. «Pausa» ofrece en medio un respiro, sampleando «La grasa de las capitales» de Serú Girán. Canciones como «Melancolía», con Gustavo Santaolalla, combinan cumbia, murga y taquirari, mientras que «La niebla» (con Natalia Lafourcade) vira al romanticismo sin caer en lo meloso.

En «Sur», Wos se aleja del ego del género urbano y reflexiona sobre su autenticidad. Y el álbum cierra con «Arrancármelo», que se convirtió en himno de la Selección Nacional.  «Descartable» no solo expande el sonido de Wos, sino que abre horizontes para una generación de artistas urbanos que buscan proyectarse a nuevos públicos con un menú mucho más amplio y sofisticado.

por R.N.

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