Las navidades, ese remanso de tregua deportiva para algunos, pero espacio de intenso trabajo, ajustes y puesta a punto para otros. Así vive Matías Barboza este parón invernal en el Córdoba CF, con la mirada fija en dejar atrás una primera vuelta marcada por la frustración y las lesiones. Tan solo dos citas lucen en su haber esta temporada, precisamente, por lo que el malagueño acoge este periodo como una oportunidad lícita para reinventarse, tanto en lo físico como emocional. Y es que desde el cruce en el Martínez Valero ante el Elche anda renqueante el joven central, que apareció de forma fugaz ante el Olot en Copa -tras ya una dilatada estancia en la enfermería-, para seguidamente atravesar otra odisea médica que todavía se prolonga hasta estos días, aunque ya tocando a su fin.
Un par de destellos
En mitad de una temporada 2023-2024 prometedora, el defensor de 22 años se labró su renovación a pulso. Tampoco dudó la entidad a la hora de blindar a una de sus perlas de futuro -y cotizada-, asegurándose los servicios del jugador de ascendencia neerlandesa hasta 2025, así como con una considerable mejora de sus condiciones y la entrada, a todos los efectos -pese a que continúa con ficha del filial-, en la primera plantilla. Desde entonces, solo conoció el éxito Barboza: se hizo con un puesto en el once titular, gozó de la confianza de Iván Ania, fue clave a la hora de amarrar la clasificación al playoff y remató el curso con el ascenso.
Todo iba rodado para el «27», aunque una inoportuna lesión en los primeros compases de temporada truncó su crecimiento. Debutó en Segunda División en la primera cita de la agenda, ante el Mirandés en Anduva. No participó en el choque ante el Burgos en casa, aunque saltó como titular durante la visita al Elche en el Martínez Valero, su último antecedente en Liga. En ese lapso, solo tuvo tiempo para sumar 102 minutos en el verde.
La fuerte competitividad en la parcela defensiva también fue un condicionante para mantenerlo alejado del foco, que se desplazó definitivamente a otra parte tras caer lesionado en una sesión de entrenamiento.
Expectativas tras Olot
Fue en la prueba copera a domicilio frente al Olot cuando se produjo el regreso del ex del Atlético Malagueño. Lo firmó como titular, si bien tan solo acabó aguantando 19 minutos hasta ser sustituido. Exploraciones más tarde, se determinó que había vuelto a caer lesionado, aunque entonces aquejado de una dolencia diferente a la anterior. Fue aquello allá por el pasado mes de octubre, desde el que abrió otra auténtica odisea médica, en la que nunca hubo certeza real de cuándo sería su reincorporación. Incluso en repetidas ocasiones se postergó su vuelta a la dinámica habitual del equipo, por ende, aplazando su retorno a la cancha como blanquiverde.
En los primeros compases del mes de diciembre pareció volver a abrirse una vía de luz para el defensor central malagueño, encarando el tramo final de su proceso. Paulatinamente, fue también incrementando las cargas de trabajo, al igual que intercalando sesiones junto al resto de plantel con un plan de entrenamientos específico. No optó Ania por arriesgarlo para la última cita del año ante el Oviedo, eso sí, aunque todo apunta que después de las vacaciones navideñas, igualmente exceptuando el choque de apertura del 2025, ante el Almería en El Arcángel (12 de enero), que podría ser apresurado, volverá a ser uno más en la ecuación.
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