sábado, 4 enero, 2025
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«Agentes», la nueva revolución de la inteligencia artificial: qué son y cómo funcionan

La película Matrix (1999) mostró a máquinas capaces de crear una realidad lo suficientemente convincente e irrefutable para cualquier ser humano. Cuando eso no sucedía, el propio sistema tenía los mecanismos necesarios para erradicar cualquier tipo de amenaza gracias a los «agentes», programas diseñados para mantener el control total del sistema.

En un giro que parece salido del guión de las hermanas Wachowski, los gigantes tecnológicos OpenAI, Microsoft, Google y Salesforce se encuentran ahora acelerando el desarrollo de una nueva generación de inteligencia artificial basada en agentes.

Estos sistemas marcarán un antes y después en campos como la sanidad, la robótica y los videojuegos, dejando atrás la era de los chatbots para dar paso a herramientas capaces de realizar tareas complejas de forma autónoma.

ChatGPT: queda atrás la era de los chatbots. (Foto: Unsplash=

Salvando las distancias con el agente Smith de Matrix, estos programas son desarrollados para percibir su entorno y tomar decisiones automáticas utilizando modelos de inteligencia artificial. Por lo tanto, no es una IA con la que un usuario puede interactuar como ChatGPT, sino programas diseñados para realizar tareas basándose en su entorno.

Un AI Agent puede utilizar diferentes métodos para vincularse con sus tareas, siempre dependiendo del objetivo con el que fue diseñado. A veces, puede hacerlo con personas mediante texto escrito, o bien una serie de preguntas para tener una mayor comprensión del contexto.

Pero también es posible que esté en un dispositivo tecnológico equipado con sensores de varios tipos que les permitan analizar sus alrededores, similar a cómo un termostato inteligente ajusta la temperatura o una aspiradora Roomba aprende la disposición de una habitación.

Los expertos distinguen tres niveles de sofisticación en estos agentes. La evolución es fascinante y progresiva: desde los agentes de reflejo simple como termostatos, pasando por los basados en objetivos como Roomba, hasta llegar a los más avanzados basados en utilidad, capaces de sopesar riesgos y beneficios antes de tomar decisiones, considerando incluso objetivos que puedan entrar en conflicto.

El proyecto de Google

El potencial de estos agentes ya se está materializando. La empresa detrás del buscador de internet demostró avances revolucionarios con Project Mariner, una extensión de Chrome que no solo planifica comidas y hace la compra, sino que además puede razonar sobre texto e imágenes en pantalla, encontrando automáticamente sustitutos cuando ciertos ingredientes no están disponibles. Este desarrollo está llevando a líderes como Adam Mosseri, el CEO de Instagram, a solicitar una regulación más estricta de la IA.

La transformación que estamos presenciando va más allá de la IA estrecha o «débil» actual, limitada a tareas específicas. Los nuevos agentes representan un salto cualitativo hacia la inteligencia artificial general o «fuerte», capaz de transferir habilidades entre diferentes dominios. Este avance está impactando el mercado laboral, con empresas que ya están priorizando la automatización sobre la contratación tradicional.

El proyecto de OpenAI

Sam Altman, CEO de OpenAI. (Foto: AFP)

Por su parte, la compañía de Sam Altman, que se posiciona como referente a nivel popular de esta tecnología, proyecta un futuro donde estos agentes podrán operar de forma independiente durante días o semanas.

La clave de su éxito residirá en encontrar el equilibrio entre autonomía y supervisión humana, especialmente considerando los riesgos de sesgos y fallos en la toma de decisiones. Los desarrolladores están implementando sistemas de verificación para que los usuarios puedan revisar y aprobar las acciones antes de su ejecución final.

El acceso a datos sensibles es otro punto crucial que deberá abordarse. La seguridad se convierte en prioritaria cuando estos agentes necesitan acceder a navegadores, correos electrónicos y calendarios para realizar sus tareas. Las empresas tendrán que garantizar protecciones robustas contra posibles brechas que pudieran comprometer información personal o financiera.

La transición hacia estos sistemas más sofisticados requerirá un periodo de adaptación. Los usuarios deberán evaluar cuidadosamente los beneficios y riesgos de delegar tareas a estos agentes, considerando factores como la privacidad, la seguridad y el nivel de control que desean mantener sobre sus actividades digitales.

SL

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