Hace apenas una semana, gran parte de Entre Ríos enfrentaba una situación crítica. El mapa de disponibilidad de agua mostraba una extensa zona en color naranja en el centro y norte de la provincia, lo que evidenciaba la sequía y el fuerte estrés hídrico que afectaba a los cultivos. Sin embargo, las lluvias del fin de semana, con acumulados que en algunas zonas superaron los 200 mm, cambiaron el panorama al llegar a regiones donde hacía tiempo no llovía y proporcionaron un respiro a los productores.
También hubo precipitaciones importantes en la región agrícola núcleo, con acumulados de entre 10 y 90 mm que, según informó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), representa un “alivio clave” para la soja y el maíz. Además, aunque hay pérdidas irreversibles, podrían poner un piso a la campaña. No obstante, en la entidad rosarina alertaron que los pronósticos anticipan una semana de estabilidad con temperaturas en aumento, lo que podría generar “un nuevo desafío” para los cultivos.
En diálogo con LA NACION, Manuel Villagra, gerente de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, explicó: “La provincia atravesaba un estrés hídrico significativo, especialmente en el centro y norte, donde hasta el jueves pasado el mapa de disponibilidad de agua marcaba sequía. Por eso, estas lluvias fueron clave, ya que alcanzaron las zonas más afectadas”. Detalló que hasta el 22 de enero, prácticamente toda la provincia se encontraba en esa situación. Aunque el panorama comenzó a mejorar gradualmente en el sur, el resto del territorio seguía muy comprometido. “Con estas lluvias, esta zona empieza a recuperarse”, señaló.
Según detalló, la lluvia más importante comenzó el viernes con acumulados desparejos. Variaron entre 6 mm y 275 mm en la última semana. La franja central de la provincia —desde Paraná hasta Concordia y desde Victoria hasta Concepción del Uruguay— recibió la mayor cantidad de agua.
Si bien en el norte provincial los registros fueron menores, el especialista destacó que lo importante es que también hubo precipitaciones. En algunos puntos específicos, como La Paz, se registraron 30 mm, en Sauce de Luna 66 mm y en Federal 48 mm.
Las lluvias llegaron en un contexto en el que los cultivos ya habían sufrido un fuerte deterioro. “En soja de primera, la semana pasada habíamos informado que el estado bueno y muy bueno descendió del 67% al 54%, es decir, cayó casi 13 puntos. La condición regular y mala, que estaba en 33%, subió al 46%”, informaron. En el caso de la soja de segunda, la tendencia fue similar: “El estado bueno y muy bueno cayó del 58% al 50%, mientras que la condición regular o mala aumentó del 34% al 42%”.
El maíz mostró una mayor variabilidad. “A principios de enero, el 81% estaba entre bueno y muy bueno, y ahora bajó al 57%”, explicaron. En este contexto, indicó que el futuro de la campaña dependerá de lo que ocurra en los próximos días. “Lo positivo es que se pronostica una semana sin temperaturas extremadamente altas, lo que favorece la recuperación”, indicaron.
Aún es pronto para hacer proyecciones concretas sobre los rendimientos. “Para la soja, falta mucho. La ola de calor y la sequía afectarán los rindes, pero hay que esperar”, afirmaron. En el caso del maíz, la cosecha ya avanzó un 30%, con un rendimiento estimado en 6,7 toneladas por hectárea, aunque si el clima acompaña, los valores podrían mejorar.
Según los datos de esta campaña, en total se sembraron 1.300.000 hectáreas de soja, de las cuales 600.000 corresponden a soja de segunda y 700.000 a soja de primera. En maíz, la superficie sembrada fue de entre 230.000 y 250.000 hectáreas, casi la mitad que el año pasado debido a la incidencia de la chicharrita, lo que llevó a que muchos productores optaran por la soja en su lugar.
Por otro lado, la analista de la BCR, Florencia Poeta, detalló que también la lluvia estuvo nuevamente presente en la región núcleo, con acumulados variables de entre 10 y 90 mm. “Se capitalizó la entrada de humedad desde el norte de Uruguay a través de Corrientes y Entre Ríos, y los mayores registros se dieron en el norte del área agrícola”, dijo. Los valores más altos se registraron en Irigoyen (90,4 mm), Idiazábal (82,2 mm), Carlos Pellegrini (84,4 mm) y Colonia Almada (66 mm). En Ramallo se midieron 46,6 mm.
El impacto de estas precipitaciones sobre los cultivos es clave, ya que llegan en un momento determinante para la soja. “La soja de primera está definiendo su rendimiento, mientras que la de segunda ya presentan pérdidas irreversibles. Estos milímetros podrían empezar a poner un piso a la campaña”, dijo. También resultaron beneficiosas para el maíz tardío. “Venía complicado, aún necesita más agua, pero estas lluvias ayudan a sostener el ciclo del cultivo”, explicó Poeta.
Cristian Russo, jefe de estimaciones de la entidad, agregó que las lluvias continuarán en las próximas 48 horas en el norte del país, lo que podría favorecer también a zonas críticas como Chaco. “El ingreso de una circulación más húmeda a través del norte de Uruguay, Corrientes y Entre Ríos —que ya había sido anticipado por el consultor Elorriaga— se está concretando. Esto posibilitará precipitaciones más generalizadas en el norte de la región pampeana”, indicó.
Finalmente, advirtió que tras estas lluvias los pronósticos indican una semana de estabilidad con temperaturas en aumento hacia el fin de semana, lo que podría generar un nuevo desafío para los cultivos. No obstante, las precipitaciones recientes representan un alivio importante y oportuno para la soja en una campaña que venía muy complicada en la región núcleo.
Conforme a los criterios de