Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, se mofó de la Superliga después de la sentencia que el organismo que preside recibió en contra de sus intereses por parte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea: «Esperemos que puedan empezar lo antes posible con solo dos clubes». Una alusión directa al Real Madrid, promotor del torneo, y al FC Barcelona, el único socio estable en esta aventura, salvo el cariño casual del Nápoles. Pero la jornada 23 de la Ligue 1 en Francia ha dejado un aliado imprevisto para Florentino Pérez. Se trata de otro español, Pablo Longoria, presidente del Olympique de Marsella desde 2021, cuando accedió al cargo a una edad inusual: 34 años.
Enfrentamiento con el PSG, máximo opositor a la Superliga
“En mis 20 años de carrera, nunca había visto este tipo de cosas. Está todo organizado desde hace jornadas. Es una auténtica corrupción”, afirmó con severidad Longoria después de que el equipo del sur de Francia sufriese una severa derrota contra el Auxerre (3-0). Si el PSG logra sacar adelante el duelo contra el Olympique de Lyon dejará sentenciada la Ligue 1, con 13 puntos de diferencia. Longoria cargó contra el arbitraje. El asturiano abandonó el palco presidencial del campo donde su equipo jugaba de visitante después de la expulsión de Derek Cornelius, central del OM.
Tal y como recoge La Provence, diario local de Marsella, Longoria aseguró que abandonaría el torneo si hubiese esta posibilidad: “Es un campeonato de mierda. Si el Olympique Marsella tiene una propuesta de la Superliga, nos vamos ahora mismo”. La declaración tiene relación directa con la dicotomía que se vive con el PSG presidido por Nasser Al-Khelaifi, uno de los más firmes opositores al proyecto de Superliga desde su papel al frente de la Asociación de Clubes Europeos (ECA).
El dirigente del Olympique de Marsella lleva toda la temporada mostrando su disconformidad con los arbitrajes. Ha elevado protestas a diferencias instancias de una liga y una Federación Francesa de Fútbol (FFF) que terminará por sancionarle, pero que tienen una mayor preocupación como es la gestión de los derechos audiovisuales. La salida de Mbappé fue un ejemplo simbólico del derrumbe del fútbol galo como producto de exportación, que también salió dañado por los enfrentamientos entre los ultras. Aunque la cuestión mayor tiene que ver con el modelo de negocio.
DAZN denuncia que la Ligue 1 falseó los abonados
Hace un lustro se produjo el fracaso de Mediapro y ahora existe una lucha abierta con DAZN, operador inglés que ha ido dilatando los pagos por los derechos que adquirió en agosto. La operación se cerró ‘in extremis’, después de años de conflictos con Canal + y Bein, operador qatarí relacionado directo con el PSG. Ante el incumplimiento de abonados prometido -fue mucho menor y se disparó la piratería-, DAZN anunció que bloqueaba la mitad del pago de las mensualidades que debía abonar en febrero. La Ligue de Football Professionnel (LFP) ha judicializado un caso que está lejos de resolverse.
La posición de DAZN es muy clara: reclama una indemnización de 573 millones de euros, 309 por lo que considera como «falsedad fraudulenta» y otros 264 por «incumplimiento» del contrato de retransmisión de la Ligue 1. El operador, que está decidido a convertirse en la plataforma mundial de retransmisión deportiva, argumenta en su reclamación que la LFP no le dio un número real de abonados al fútbol galo cuando se produjo la negociación.
«¡Corrupción! ¡Esto es una verdadera corrupción!».
La situación es crítica, porque DAZN, en cuyo accionariado acaba de entrar Arabia Saudí, apenas ha alcanzado los 500.000 abonados. Existe una cláusula por la que la patronal francesa puede resolver unilateralmente el acuerdo con la plataforma si esta no llega a final de año al millón y medio de clientes en el país. Las quejas de Pablo Longoria, presidente del Olympique de Marsella, no hacen más que agravar la crisis interna de la Ligue 1.
Tras su expulsión del palco del Abbé-Deschamps, donde vio a su equipo caer 3-0, el directivo se fue por los pasillos del estadio gritando: «¡Corrupción! ¡Esto es una verdadera corrupción!». Francia es un polvorín que ha resucitado la idea de la Superliga, convertida más allá de su ejecución o no en un refugio para los descontentos con la gestión de las ligas nacionales, como ocurre como el propio Real Madrid.