martes, 4 marzo, 2025
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La vida en Marte sería similar a nuestras bacterias intestinales: descubre cómo se vería

Si la vida existe en otros planetas, como por ejemplo en Marte, debe ser adaptable a entornos extremos. Para tener una idea de cómo podría verse, podemos recurrir a un lugar sorprendente: el intestino humano y nuestra microbiota intestinal. Además, estos descubrimientos sugieren que el origen primario de la vida podría identificarse en las profundidades del cosmos.

La profesora e investigadora María Rosa Pino Otín, de la Universidad San Jorge (USJ) de Zaragoza, en España, ha publicado un artículo en The Conversation en el cual sostiene que la hipotética vida microbiana en Marte y otros planetas sería similar a las bacterias que pueblan nuestros intestinos, que en su conjunto y diversidad conforman la llamada microbiota intestinal.

En principio, Pino Otín recuerda que antes de la década de 1960 la creencia predominante sugería que la vida solamente podía ocurrir en las condiciones en las que veíamos sobrevivir a los organismos multicelulares en la Tierra. La presencia de agua, de temperaturas suaves entre 0⁰ C y 40⁰ C, un pH en rangos neutros, la baja salinidad y la luz solar o una fuente de energía equivalente se consideraron esenciales para la vida. Otro esquema era imposible.

Descubrimientos e innovaciones

Pero a mediados del siglo XX, el microbiólogo Thomas Brock descubrió bacterias que viven en las aguas termales del Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, donde las temperaturas superan los 70⁰C. Aunque no estaba relacionado con la búsqueda de vida extraterrestre en ese momento, su hallazgo amplió notablemente sus posibilidades científicas.

A partir de ese momento se han descubierto organismos conocidos como extremófilos habitando una serie de condiciones extremas en la Tierra, desde el frío de las grietas en el hielo polar hasta las altas presiones del océano profundo. Al mismo tiempo, se han encontrado bacterias unidas a pequeñas partículas suspendidas en las nubes, o en ambientes extremadamente salinos como el Mar Muerto. Incluso, algunos extremófilos como los tardígrados son también resistentes a altos niveles de radiación y pueden sobrevivir en el espacio exterior.

Teniendo en cuenta estos hallazgos, diferentes estudios han planteado hipótesis en torno a las similitudes que podrían existir entre los microorganismos terrestres y aquellos que podrían existir o haber existido en algún momento de la historia en Marte, en otros planetas o lunas del Sistema Solar o en la increíble cantidad de exoplanetas que se han descubierto y se seguirán identificando en nuestra galaxia y en otras.

Vida microbiana en el cosmos

En el mismo sentido, Pino Otín recordó que en 2005 los científicos Barry Marshall y Robin Warren recibieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por su descubrimiento de la bacteria Helicobacter pylori y su papel en las enfermedades gástricas, un descubrimiento que revolucionó el campo de la gastroenterología. H. pylori es capaz de sobrevivir en entornos hostiles, navegando por los fluidos estomacales y acercándose a la pared del estómago, rompiendo luego la capa protectora de mucosidad y pegándose a ella.

El hallazgo mostró que incluso escondida en nuestras entrañas, sometida a fuertes agresiones y amenazas, la vida es capaz de resistir y proliferar. En consecuencia, el estudio de los microorganismos extremófilos ofrece una esperanza real en cuanto a que en otros cuerpos del Sistema Solar o en planetas extrasolares, incluso en condiciones extremas, el fenómeno extraordinario de la vida puede estar presente. De esta manera, los «marcianos» que se han imaginado en cientos de obras de ciencia ficción podrían parecerse más a H. pylori que a cualquier otra cosa.

Por último, estos nuevos conocimientos sugieren que los rastros de LUCA (Último Ancestro Común Universal), la célula primigenia de la cual provienen todos los organismos conocidos, podrían hallarse fuera de nuestro planeta, ocultos en algún lejano cuerpo perdido en la inmensidad del cosmos.

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