martes, 4 marzo, 2025
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Ucrania, aranceles, inmigración, Musk y protesta demócrata: Cinco claves del discurso de Trump ante el Congreso

Después de seis semanas frenéticas y revolucionarias de presidencia, en las que ha sacudido a ritmo vertiginoso sistemas y estructuras de Estados Unidos y en el panorama geopolítico y comercial global, Donald Trump ofrece este martes por la noche a las 21.00 horas de Washington (3 am en la España peninsular) el primer discurso ante una sesión conjunta de las dos Cámaras del Congreso de su segundo mandato. 

La intervención, aunque no lo sea formalmente, es el equivalente a un Discurso sobre el Estado de la Unión y ofrece a Trump la oportunidad de dirigirse a su mayor audiencia desde la toma de posesión. Sus asesores han adelantado que el republicano va a trazar una crónica de lo que han bautizado como “la renovación del sueño americano”. Y el propio Trump el lunes aseguró que va a “decir las cosas como son”. 

Esa promesa permite anticipar que, a diferencia de su primer discurso ante las Cámaras en 2017, cuando no tenía el control del partido que ejerce ahora ni había ganado la presidencia con el voto popular, el republicano llega dispuesto a aparcar los esfuerzos por proyectar una imagen “presidencial” que intentó entonces y listo para hacer una exhibición de fuerza.

Estas son cinco claves de un discurso, sobre el papel estructurado en el repaso a los “logros” de estas primeras seis semanas, la economía, la petición al Congreso de más fondos para acometer su lucha contra inmigración y la presentación de lo que llaman su “plan para restaurar la paz en el mundo”.

El lunes Trump adelantó que en el discurso habrá algún anuncio sobre el acuerdo con Ucrania para la explotación de minerales y tierras raras. Ese pacto saltó por los aires la semana pasada tras la humillación a la que sometieron a Volodímir Zelenski en el Despacho Oval el presidente y su número 2, JD Vance, que este martes se sentará a la espalda de Trump como presidente del Senado.

La presión al líder ucraniano se intensificó el lunes con la decisión de Trump de poner en suspenso toda la ayuda militar a Kiev y ha dado frutos, con Zelenski anunciando que está listo para firmar el acuerdo “en cualquier momento y en cualquier formato conveniente” y “para trabajar bajo el fuerte liderazgo del presidente Trump para lograr una paz que perdure”. 

Son palabras que sin duda darán alas al triunfalismo de Trump, que tiene la misión de explicar su acercamiento a Vladimir Putin. Se anticipa además que volverá a hacer reclamaciones a los socios de la OTAN y especialmente a los aliados europeos y que abordará la situación del conflicto entre Israel y los palestinos, una cuestión en la que puede presentar de nuevo su plan ilegal y rechazado por los países árabes sobre el desplazamiento forzoso de la población de Gaza y la “toma de control” de la Franja.

El discurso llega el mismo día en que Trump ha desencadenado una peligrosa guerra comercial con la imposición de aranceles del 25% a México y Canadá y la elevación de un 10% adicional a los que ya castigan a las importaciones de China, gravámenes que no van a quedar sin respuesta de los afectados y que son solo un anticipo de lo que puede venir, pues Trump tiene anunciados a partir del 12 de marzo aranceles al acero y aluminio y, a partir del 2 de abril, para sectores específicos como los de automóviles, semiconductores y productos farmacéuticos, para importaciones agrícolas y los “recíprocos” para todos sus socios comerciales.

El impacto previsto de esa guerra comercial ya ha llevado a Trump a reconocer que los estadounidenses pueden sentir “algo de dolor”. Y aunque puede esperarse que vuelva a culpar a Joe Biden y los demócratas de la situación que ha heredado, su gran reto es convencer a los estadounidenses de que será capaz de frenar la inflación y los altos precios.

Presumirá de las inversiones de 1,7 billones de dólares en producción en EEUU que ha logrado que se anuncien desde que llegó a la presidencia, urgirá al Congreso a renovar los recortes de impuestos que instauró en 2017 y llamará a evitar el cierre de gobierno que amenaza con llegar si no se alcanza un pacto presupuestario para el 14 de marzo, pero necesita algo más para dar la vuelta a encuestas como una reciente de Reuters e Ipsos, donde el 52% opina que el republicano no está haciendo lo suficiente para ayudarles.

El asalto que Trump ha realizado con la colaboración de Elon Musk y su llamado “Departamento de Eficiencia Gubernamental» a la burocracia de Estados Unidos, con despidos de miles funcionarios, recortes de presupuesto y desmantelamiento de agencias es para él algo de lo que alardear, aunque los sondeos también le advierten de que más de la mitad de los republicanos moderados y los independientes que votaron por él están incómodos con el poder que ha dado al hombre más rico del mundo.

Según datos del centro Pew el 54% de la población tiene una vision desfavorable de Musk. La incomodidad con su poder inédito y sus retos al sistema constitucional está estallando ya en público en actos de políticos republicanos con sus constituyentes, por más que Trump diga sin pruebas que se trata de “agitadores pagados”. Y entre las propias filas de congresistas conservadores, y entre algunos miembros de su Administración, se expresa preocupación por la intromisión y las acciones del padre de Tesla y Space X, aunque se haga de forma reprimida y rara vez pública para no molestar a Trump.

Una de las promesas centrales de la campaña de Trump que ha cumplido ha sido usar la mano dura contra la inmigración, un puño de hierro que ha contribuido a que los cruces en la frontera estén en mínimos

Trump ha suspendido el asilo y ha puesto en marcha una campaña de deportaciones que, aunque está funcionando a un ritmo menor de lo esperado, proyecta con una cuidada operación de propaganda una imagen de éxito y ha extendido un miedo real entre comunidades migrantes.

Este martes Trump va a pedir al Congreso más fondos para intensificar la aplicación de su contundente agenda migratoria, tanto para incrementar la capacidad de arrestos y deportaciones como para continuar la construcción del muro en la frontera sur con México.

Trump tiene garantizado el aplauso y la ovación en el discurso ante dos Cámaras donde las mayorías están en manos de su partido, pero habla también ante las minorías demócratas, que han planificado distintas formas de respuesta.

Una ha sido llevar como invitados a empleados federales que se han visto afectados por los despidos y recortes de Trump y Musk, recordatorio en carne y hueso del impacto de las agresivas políticas del republicano y su aliado.

Algunos congresistas, según revelaba Axios, estudian protestas como abandonar la cámara cuando haga algunas declaraciones que se anticipan, como ataques a la comunidad transgénero, o llevar cartones vacíos de huevos para recordar el fracaso de Trump hasta ahora en la prometida reducción de precios. Varios congresistas han anunciado ya que no asistirán en persona.

Tras el discurso de Trump llegará también un ritual habitual: la respuesta demócrata, pero no será unitaria. La oficial del partido se ha encargado a la senadora de Michigan Elissa Slotkin, una moderada que fue analista de la CIA, y en español al congresista de Nueva York Adriano Espaillat, la primera persona que llegó como inmigrante sin papeles a EEUU que acabó elegida para el Congreso. En otra muestra más de la falta de un mensaje único de respuesta ante Trump habrá también una réplica de la congresista Lateefah Simon como representante del ala progresista y otra aparte individual del senador Bernie Sanders.

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