Era importante batir a un rival directo para entrar en las eliminatorias, con el mismo balance de resultados y colocado en la posición inmediatamente superior. El Barça no falló en el calor del Palau, resucitado por la brillante y esperada reaparición de Kevin Punter, para batir al Partizan de Belgrado (87-80).
La entrada del alero en el campo impulsó una reacción decisiva en el equipo para transformar un partido que comenzó torcido, al tiempo que insuflaba la dosis de ilusión imprescindible para el futuro inmediato. Que no es otro que entrar, como mínimo, en las eliminatorias de la Euroliga. Quedan solo cinco jornadas.
No pintó bien el inicio con un 0-8 que empujaba a Peñarroya quemar el primer tiempo muerto a los tres minutos (3-10). Sin que las ideas recortaran la diferencia, el técnico precipitó la entrada de Punter. Salió el americano con Darío Brizuela, y entre los dos encadenaron cuatro triples (tres y uno, respectivamente). Anotó más el Barça, pero no impidió que siguiera anotando el Partizan: Brown y Mike sumaron tres triples cada uno sin fallo.
Cuatro triples seguidos
El cuarto triple inmaculado de Punter (30-32) obligó a Obradovic a reaccionar. Parecía clara cuál era la receta: anular a su antiguo pupilo. No lo consiguió. Como si hubiera estado ahorrando todos los puntos guardados durante la convalecencia, los soltó de golpe. El implacable tirador entró con el 13-23 y se marchó a tomarse el primer respiro con 45-39 y 17 tantos en el zurrón comprimidos en menos de 8 minutos. Sobra describir la bulla que registraba el Palau cuando se encaminaba al banquillo.
Se marchó Punter, y el equipo azulgrana corría cuesta abajo, con Metu en la producción (10 puntos) y un Partizan que no podía mantener la asfixiante defensa inicial. Anderson había volteado el marcador con dos alley hoops seguidos (37-36) poco después de que Washington se hubiera cargado con cuatro personales y Brown, un azote, acumulara tres.
De 32 a 9
El Barça había elevado a nivel descomunal la defensa: redujo de 32 a 9 los puntos entre un cuarto y otro. Aunque encarrilado el duelo en el descanso (54-41), un rival con Obradovic en el banquillo no se rinde nunca.
El Partizan aceptó la pelea ofensiva y se enzarzaron a triples: seis de las ocho primeras canastas fueron lejanas en otro parcial de toma y daca que se transformó en una nulidad total al comienzo del último parcial y el desenlace abierto (73-67).
Diferencia sin coste
El apagón afectó más al Barça, que tampoco defendió con fiereza su casa para compensar. Tyrique Jones se llevó siete rebotes ofensivos, Isiaha Mike, cinco para un total de 18 capturas serbias. Solo cinco azulgranas en el otro costado. Una brutal diferencia que no provocó los efectos que, en condiciones normales debería haber causado a este nivel.
Peñarroya colocó en pista toda la pólvora (Punter, Metu, Parker y Abrines) junto a Satoransky que con un robo providencial, el tercero, tras una canasta de Punter, abrió la brecha final que blindaba el triunfo.