Ya vuelven a estar todos. Después de la reanudación de la guerra contra Gaza por parte de Israel este martes, el primer ministro, Binyamín Netanyahu, ha conseguido reconfigurar su gobierno. Tras la muerte de más de 400 palestinos y la ruptura definitiva de la tregua, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, al frente del partido Poder Judío, ha considerado que es hora de volver al Ejecutivo y ha recuperado su cargo de ministro de Seguridad Nacional, devolviendo la estabilidad al gabinete de Netanyahu. Mientras, en las calles israelíes, decenas de miles de personas se han manifestado en contra del retorno a la acción militar en la Franja de Gaza.
Allí, en el enclave palestino, continúan los ataques. Al menos 27 palestinos han sido asesinados durante las agresiones nocturnas del Ejército israelí a lo largo y ancho del territorio. A parte de las órdenes de evacuación compartidas por el portavoz militar en árabe, Avichay Adraee, en sus redes sociales, las fuerzas israelíes también han lanzado folletos en el norte de Gaza, pidiendo a los palestinos que evacúen. Muchos de ellos, especialmente en el asediado norte, han decidido no abandonar las ruinas de sus casas, al considerar que no tienen nada que perder y negarse a repetir el desplazamiento hacia otro lugar inseguro del enclave, que lo son todos.
Poner el cuerpo
Durante la noche del martes, decenas de miles de personas se concentraron en Tel Aviv para protestar contra el retorno a la guerra por parte del gobierno israelí. Además, también denunciaron los planes de Netanyahu de destituir al jefe del Shin Bet, Ronen Bar, en medio de una investigación sobre los presuntos vínculos entre asesores del primer ministro y Qatar. Se trata de una de las manifestaciones más grandes contra el gobierno en los últimos meses. El exdirector del Mossad, Tamir Pardo, fue uno de los exaltos funcionarios de seguridad que intervinieron. “Usted, el sospechoso Binyamín Netanyahu, representa un peligro claro y presente para la seguridad nacional”, sentenció ante miles de israelíes.
Las familias de los rehenes critican que el primer ministro ponga en riesgo la vida de sus seres queridos por sus propios intereses políticos, y el retorno de Ben Gvir al Gobierno es una clara prueba de ello. El colono ultraderechista ha sido una de las voces más fuertes exigiendo la salida de Bar y el retorno a la acción militar. Para expresar su oposición, varios parientes de los cautivos –menos de la mitad de los 59 que aún hay en el enclave siguen con vida– se han instalado en la valla fronteriza con Gaza. Han querido poner el cuerpo con la intención de evitar una nueva invasión terrestre de la Franja, una opción que, según los medios israelíes, está sobre la mesa y que llevaría a una mayor escalada bélica.
Hamás, con la puerta abierta
“A partir de ahora, las negociaciones se llevarán a cabo únicamente bajo fuego”, declaró Netanyahu en un discurso televisado el martes por la noche. El primer ministro afirmó que tras el final de la primera fase del acuerdo de alto el fuego, Hamás rechazó todas las propuestas posteriores para liberar a los 59 rehenes que aún permanecen retenidos en Gaza. Pero la realidad es que el grupo palestino ha aceptado alguna de estas propuestas con la condición de que se negocie la segunda etapa que incluye la retirada de las tropas israelíes de Gaza y un alto el fuego permanente, requisitos que Israel se niega a conceder. “Hamás no ha cerrado la puerta a las negociaciones, pero insistimos en que no hay necesidad de nuevos acuerdos”, ha declarado el funcionario Taher al Nono a la agencia de noticias AFP.
“A partir de ahora, las negociaciones se llevarán a cabo únicamente bajo fuego”, declaró Netanyahu en un discurso televisado el martes por la noche.
En una entrevista con Al Jazeera, al Nono se ha preguntado: “¿por qué tenemos que presentar [nuevas] propuestas mientras existe un acuerdo [de alto el fuego] firmado, con las partes internacionales como garantes?”. “También existe una resolución del Consejo de Seguridad [de Naciones Unidas]; hemos respondido positivamente a todos los esfuerzos que se han hecho en nuestra contra”, ha afirmado. “Fue Netanyahu quien se retractó del acuerdo, fue Netanyahu quien hizo la vista gorda; por lo tanto, es a Netanyahu, no a Hamás ni a la resistencia [palestina], a quien se debe presionar para que cumpla”, ha añadido. “Esto es solo el principio”, ha amenazado el primer ministro israelí.
Presión doméstica e internacional
Además, el mandatario hebreo también ha desafiado a la fiscal general de Israel. Su gabinete ha aprobado por unanimidad el retorno del político de extrema derecha, Itamar Ben Gvir, como ministro de Seguridad Nacional. Al votar para nombrar a Ben Gvir en su antiguo puesto de ministro a cargo de la policía, los miembros del gabinete han ignorado a la fiscal general Gali Baharav-Miara, quien había informado a Netanyahu que hacerlo no sería posible desde una perspectiva legal. Esta decisión de desafiar a la fiscal culmina el último punto de discordia entre el gobierno y su principal jurista, quien ha enfrentado críticas casi constantes y pedidos de despido, particularmente de Ben Gvir.
También crece la presión internacional contra Netanyahu por su decisión de retomar la guerra contra Gaza, y la brutalidad con la que lo ha hecho. El jefe de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha confesado estar “indignado por los ataques aéreos israelíes en Gaza”, uniéndose a un coro de condenas internacionales. Amnistía Internacional lo ha descrito como “un día desesperadamente oscuro para la humanidad”. “Siguiendo las tácticas que han aplicado desde octubre de 2023, las autoridades israelíes han vuelto a optar por castigar colectivamente a la población de Gaza, con la aprobación explícita de su aliado más cercano, EEUU, atacando con una intensidad no vista desde las primeras etapas de la guerra”, ha denunciado Claire Magone, directora general de Médicos Sin Fronteras Francia.