El reciente repunte del dólar en Argentina, tras un período de relativa calma, ha generado preocupación y debate en los mercados financieros y entre los analistas económicos. Este fenómeno, que se manifiesta tanto en el mercado oficial como en las cotizaciones paralelas, está vinculado a una serie de factores que incluyen la incertidumbre sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el desarme del carry trade y el riesgo de que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) acelere la venta de reservas.
Uno de los principales detonantes de esta situación con el dólar es la cercanía de un nuevo acuerdo con el FMI, que podría implicar cambios significativos en el esquema cambiario que el Gobierno ha mantenido hasta ahora. Durante los últimos meses, el BCRA ha utilizado herramientas como el crawling peg (ajustes diarios del tipo de cambio oficial) y la intervención en los mercados financieros para mantener la estabilidad cambiaria.
Sin embargo, el contenido del nuevo acuerdo con el FMI podría incluir condiciones que obliguen a modificar esta estrategia, generando incertidumbre en los mercados. La falta de detalles sobre el acuerdo ha llevado a los inversores a buscar cobertura en dólares, lo que ha incrementado la demanda de divisas y presionado al alza las cotizaciones paralelas, como el dólar blue y el contado con liquidación (CCL).
Este movimiento también ha disparado las tasas de los contratos de dólar futuro, reflejando las expectativas de un posible salto discreto en el tipo de cambio oficial. Otro factor clave es el desarme del carry trade, una estrategia que había sido fundamental para mantener la estabilidad cambiaria en los últimos meses.
Esta dinámica consistía en que los inversores vendían dólares para posicionarse en activos en pesos, aprovechando las altas tasas de interés locales y un tipo de cambio relativamente estable. Sin embargo, la posibilidad de cambios en el esquema cambiario ha llevado a muchos inversores a cerrar sus posiciones en pesos y volver al dólar, lo que ha reducido la oferta de divisas en el mercado y aumentado la presión sobre las reservas del BCRA.
El contexto global también ha contribuido a esta situación. La caída de los bonos argentinos, el aumento del riesgo país y un entorno internacional más adverso han generado un clima de mayor aversión al riesgo, incentivando la dolarización de carteras.
Ventas
Además, el BCRA ha acelerado la venta de reservas para contener la suba del dólar, lo que ha generado preocupación sobre la sostenibilidad de esta estrategia a mediano plazo. Según estimaciones privadas, las reservas netas del BCRA son negativas en unos 4.500 millones de dólares, lo que limita su capacidad de intervención en el mercado cambiario.
En este escenario, los analistas advierten que el mercado está descontando la posibilidad de un cambio en el régimen cambiario hacia un esquema más flexible, como una flotación administrada. Este tipo de cambio podría implicar una mayor volatilidad en el corto plazo, pero también podría ser una herramienta para reducir las distorsiones en el mercado y atraer inversiones a mediano plazo.
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