En vísperas de la reunión del directorio del Fondo Monetario, que este viernes podría definir un préstamo por US$ 20.000 millones para la Argentina, los bancos de Wall Street siguen con atención la «última fase» del plan económico de Javier Milei.
La expectativa es que haya una flexibilización del tipo de cambio con unificación cambiaria y la eliminación del cepo, aunque la mayor parte de los cambios ocurrirían después de las elecciones.
«Nos estamos acercando a las últimas etapas de la estabilización, hay consenso entre economistas y participantes de mercado en cómo acaba, pero no en cómo llegamos a la etapa final: el peso argentino tendrá algún ajuste que llegará de manera gradual o más rápida, sin cepo, con régimen cambiario unificado, y el consenso es que no sucederá antes de las elecciones», dijo Ernesto Revilla, economista jefe del Citi para América Latina.
Durante una charla sobre a situación macro global, el analista y el director para el cono sur de Latinoamérica, Ricardo Dessy, analizaron el esquema cambiario y señalaron que «poco va a cambiar» antes de la elección. En ese marco, estimaron que para ir a una flotación sucia o intervenida, se necesitan entre US$ 5.000 millones y US$ 10.000 millones de reservas netas positivas, por encima del stock neto actual de US$ 10.000 millones negativos.
El acuerdo técnico alcanzado el miércoles con el Fondo contempla al menos un adelanto de US$ 8.000 millones. Pero podría ser mayor si el organismo accede al pedido de más de US$ 10.000 millones por parte del gobierno.
«Más que el stock, lo que importa es el flujo futuro que le va a dar credibilidad al sostenimiento de la estabilidad monetaria y cambiaría. Independientemente de que empiece con pocas reservas netas, lo que importa es la trayectoria», dijo Revilla.
En tanto, Dessy aseguró que un régimen con un precio del dólar «libre» -determinado por el mercado- permitiría acumular reservas, pero el riesgo es que una volatilidad «innecesaria» -por una devaluación- se transforme en una mayor inflación, haciendo peligrar la baja de los precios, lo que identificó como el «puente dorado» del gobierno con sus votantes.
«El foco debería estar en la cantidad de dólares antes que en el nivel de precio del tipo de cambio«, afirmó.
La guerra comercial de Trump
El Citi, uno de los bancos más grandes del mundo, también analizó el impacto de la guerra comercial iniciada por Donald Trump y consideró que la situación es «fluida». En efecto, los mercados en Wall Street volvieron a operar con caídas este jueves, luego del desplome y rebote histórico registrado el miércoles tras la pausa de 90 días en los aranceles decretada por Estados Unidos para más de 100 países, con la excepción de China.
Para Revilla, lo que ocurrió en las últimas dos semanas fue el «fin de una era» desde una fuerte globalización hacia el mayor proteccionismo visto desde la década de 1930, un enfoque que para Estados Unidos significa un «choque» de estancamiento e inflación, pero que para América Latina sería más favorable por el debilitamiento del dólar, que se depreció un 2,54% en 10 días.
«América Latina está bien posicionada, un dólar débil es un viento a favor de las economías emergentes porque tiende a facilitar el flujo de capitales. La contraparte de un dólar débil son monedas latinoamericanas fuertes. Las monedas están relativamente bien valuadas en la región, en la que inflación está convergiendo a las metas de los bancos centrales, salvo excepciones», dijo el economista, y apuntó al caso argentino.
«Argentina tiene una moneda relativamente fuerte, un mayor debilitamiento del dólar, tal vez no sea tan bienvenido como en la región. Pero quizás corrija el último desequilibrio que queda», estimó.
En su escenario base, que incluye el programa con el FMI, no debería haber demasiados vientos en contra, pero si Trump continuara con un enorme nivel de tarifas y se depreciara el dólar mucho más fuerte, advirtió que eso pondría presión sobre las monedas emergentes y el peso argentino, que «ya es caro» en términos reales.
Así todo, Argentina es visto como uno de los países de América Latina menos vulnerable a Trump por su bajo nivel de comercio exterior con Estados Unidos. El banco elaboró un ranking de 12 países, donde el más expuesto es México, seguido de Brasil, y Argentina ocupa el puesto noveno. Además del comercio bilateral con la potencia del norte, el índice evalúa la relación con China, el gobierno, las remesas, la migración y el crimen y drogas.
Según el equipo del Citi, el punto débil para la economía argentina es la «gran incertidumbre», dado el tamaño reducido del mercado de capitales y el limitado acceso al mercado internacional de deuda.
«Ahí es donde nos pega fuerte», señaló Dessy, quien consideró igualmente que en el actual escenario de desorden geopolítico la región tiene una oportunidad para ofrecer alimentos y energía a las economías avanzadas.
«Estuvimos en reuniones con inversores de varios miles de millones de dólares para cobre, infraestructura en ferrocarriles, y no depende tanto del nivel de déficit fiscal, sino de que el mundo está con conflictos bélicos y geopolíticos, ahora la guerra comercial. Muy complicado de recibir inversión con vulnerabilidad de capitales y reservas netas negativas, pero la capacidad ociosa y los recursos naturales son nuestro mayor atractivo», señaló.