Un equipo de astrónomos anunció el pasado miércoles 16 de abril que el telescopio espacial James Webb detectó los “indicios” más prometedores de la posible existencia de vida en un planeta fuera del Sistema Solar. Como siempre ocurre en estos casos, el anunció suscitó reservas de otros expertos.
El debate entre los círculos científicos sobre si el planeta K2-18b (claramente, un nombre poco llamativo), situado a 124 años luz en la constelación de Leo, podría ser un mundo oceánico capaz de albergar vida microbiana es intenso desde hace años.
Gracias al Telescopio Espacial James Webb, un equipo de investigadores británico estadounidense detectó señales de dos productos químicos en la atmósfera del planeta considerados durante mucho tiempo como “biofirmas”, indicadoras de vida.
Algo huele mal en K2-18b
En la Tierra, las sustancias químicas dimetilsulfuro (DMS) y dimetil disulfuro son producidas únicamente por seres vivos, principalmente por las algas marinas microscópicas presentes en el fitoplancton.
En nuestro planeta, el DMS es el compuesto biológico de azufre más abundante emitido a la atmósfera, producida en los océanos por el fitoplancton .
Es el tioéter más simple de la química orgánica y posee un olor característico bien desagradable: es el responsable del olor característico de un huevo podrido.
Representación del DMS, responsable del olor a huevo podrido
Ilustración: Wikipedia
También, como siempre ocurre en estos casos, los investigadores enfatizaron que hay que ser cautos, y que se necesitan más observaciones para confirmar estos hallazgos.
Pero las implicaciones podrían ser enormes, según Nikku Madhusudhan, astrofísico de la Universidad de Cambridge y autor principal del estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters. “Lo que hemos hallado por el momento son indicios de una posible actividad biológica fuera del Sistema Solar”, declaró en una conferencia de prensa.
“Francamente, creo que esto es lo más cerca que hemos estado de observar una característica que podamos atribuir a la vida”, añadió.
Sin embargo, expertos ajenos al estudio destacaron que en el pasado ha habido disputas sobre otros descubrimientos relacionados con este exoplaneta.
Esta presencia química podría haberse creado por medios desconocidos y sin relación con la vida.
El planeta en cuestión
Con más de ocho veces la masa de la Tierra y un tamaño 2,5 veces mayor, K2-18b es un exoplaneta raro que orbita su estrella en una zona habitable, es decir, que no es ni demasiado caliente ni demasiado frío para tener agua líquida, considerada ingrediente esencial para la vida. El año allí dura 33 días.
El radio es 2,5 veces mayor que el de la Tierra, pero el planeta es 8 veces más pesado.
Imagen: Redes
Los astrónomos pueden determinar la composición de la atmósfera de un exoplaneta cuando cruza frente a su estrella, realizando la espectrografía de la luz que atravesó la envoltura gaseosa.
En 2023, el telescopio Webb detectó metano y dióxido de carbono en la atmósfera de K2-18b.
Era la primera vez que ese tipos de moléculas basadas en carbono eran detectadas en un exoplaneta en zona habitable.
También detectó señales débiles del compuesto químico DMS, lo que llevó a los astrónomos a enfocar al telescopio de nuevo sobre el planeta hace un año.
Esta vez utilizaron sus instrumentos de infrarrojo de rango medio para detectar diferentes longitudes de onda de luz.
Los expertos encontraron señales mucho más fuertes de estas sustancias químicas, aunque todavía por debajo del umbral estadístico que permite garantizar la importancia científica de tales descubrimientos.
Los escépticos
Incluso si se confirman los resultados, no necesariamente significaría que el planeta alberga vida.
El año pasado científicos encontraron trazas de DMS en un cometa, lo que sugiere que podría producirse por vías no orgánicas.
Sin embargo, la concentración del químico observada en K2-18b parece ser miles de veces más fuerte que en la Tierra, sugiriendo firmemente un origen biológico, afirmó Madhusudhan.
Más allá de K2-18b, Madhusudhan afirmó que el Webb y futuros telescopios podrían permitirle a la humanidad descubrir vida fuera de la Tierra mucho antes de lo que se estimaba.
“Este podría ser el punto crucial, donde de repente la cuestión fundamental de si estamos solos en el universo será algo que podamos responder”, concluyó.
¿Este planeta podría albergar a seres humanos?
K2-18b ha sido considerado durante mucho tiempo como el principal candidato para ser un “planeta hyceánico”: un tipo hipotético de exoplaneta que presenta un océano de agua líquida bajo una atmósfera rica en hidrógeno . El término hyceano es una combinación de hidrógeno y océano .
Todo indica que, si albergarse vida, este planeta tendría microbios similares a los presentes en los océanos terrestres hace miles de millones de años. Pero siempre surge la especulación de si, ante los problemas de nuestro planeta, sería este un planeta “colonizable” por los seres humanos.
Primero está el detalle del traslado: a las velocidades a las que las naves surcan el “infinito” por estos días, los 124 años luz que nos separan del K2-18b exigirían un viaje que duraría milenios.
La sonda Solar Parker de la NASA ha alcanzado velocidades de hasta 692.000 km/h o 192 km/segundo.
¡Con esa velocidad, recorrer 124 años luz tomaría algo así como 1500 años!
Pero puede asumirse, que se inventarán “los agujeros de gusano”, “los hipersaltos” y otras suposiciones más o menos fundadas de la ciencia ficción.
En ese caso, además deberíamos prepararnos para llegar a un planeta completamente rodeado de agua, es decir llevar naves anfibias y vivir, como en muchos lugares de nuestro planeta, flotando.
Pero hay otro detalle “físico”: dada que la masa del planeta es 8 veces mayor que la de nuestro planeta, la gravedad resultante es 8 veces mayor, es decir, los esforzados astronautas pisarían el planeta con un “peso propio” 8 veces más grandes.
No habrá osamenta que aguante, así que también se requerirá un “exoesqueleto” u otro invento que permita a los visitantes soportar su propio peso. Allí puede buscarse en “Avatar” el auxilio ficcional indispensable.
Y un detalle no menor por el momento no hay oxígeno detectado. De este modo, debería contarse con suministro de oxígeno, como los buzos marinos, nada grave.
Además, usar suministro de oxígeno propio, seguramente no sería un problema porque ¿Quién en su sano jucio querría respirar una atmósfera de “huevo podrido”?.
Fuente: AFP.