El fútbol, a veces, no entiende de méritos. Ni de ocasiones, ni de empuje, ni de contextos favorables. A El Arcángel se le atragantó el gol en una tarde de pulsaciones altas y expectativas elevadas, en la que el Córdoba CF hizo casi todo para ganar… menos marcar. El Real Oviedo, pragmático y rocoso, resistió el vendaval con escudo y lanza, sin renunciar a su oportunidad. Fue un 0-0 mentiroso, de los que dejan huella, porque lo que hubo sobre el césped fue todo menos indiferencia. Faltó puntería, sobró ansiedad. Y el play off, ese anhelo compartido, se queda más cuesta arriba tras una cita que pudo ser un punto de inflexión y se quedó en un suspiro de impotencia. Ya en los 50 puntos, eso sí.
Porque la cita lo exigía todo. E Iván Ania no se guardó casi nada. Consciente de lo que había en juego, apostó por lo más cercano a su once de gala. Solo una pieza clave se cayó a última hora: Rubén Alves, que forzó hasta el final pero no pudo vestirse de corto por una lesión muscular. En su lugar, sin inventos, entró Marvel. El técnico asturiano también valoró la opción de Corbo a pierna cambiada, pero se decantó por lo natural, por lo que el equipo conoce de memoria. Todo lo demás fue continuidad. Carlos Marín bajo palos, la línea de cuatro inalterable con Carlos Isaac, Sintes y Albarrán -más Marvel, lógicamente-, y en el centro del campo el triángulo habitual: Isma Ruiz, Álex Sala y Pedro Ortiz. Arriba, con Carracedo y Jacobo como extremos intocables, volvió a repetir Antonio Casas, que ha recuperado galones tras un mes de marzo en el que cedió el foco a Obolskii.
Enfrente, Paunović optó por agitar el tablero. Lo hizo con una alineación con sello cordobés, con Sebas Moyano como titular y sin Alemao, el máximo goleador oviedista (14), que esperó su turno desde el banquillo. También llamó la atención la presencia de un ilustre como Santi Cazorla, rodeado de peso pesado en la categoría: Colombatto, Dani Calvo, Luengo… El Oviedo salió a escena con artillería, aunque se reservó alguna bala por lo que pudiera pasar.
Fuego a discreción
Carracedo encendió la mecha sin pedir permiso. Apenas habían pasado dos minutos cuando el extremo rompió líneas con un pase filtrado que buscaba a Pedro Ortiz entre centrales. Fue el primer aviso, sin rodeos ni tanteos, como si el partido hubiese comenzado ya en el minuto 70. Poco después, otra acción del hospitalense se paseó por el área hasta el segundo, sin rematador, mientras Casas se relamía esperando el bocado. Carlos Albarrán también lo intentó poco después, con una internada desde la izquierda que quedó en tierra de nadie, entre el disparo y el pase cruzado. Al otro lado del campo, Moyano se inventó una jugada marca de la casa y Fede Viñas estuvo cerca de cabecear el primer gol, pero le salió desviado el testarazo.
El encuentro tenía prisa. No se había cumplido aún el cuarto de hora y las áreas ya quemaban. Ritmo frenético, sin tregua, como si los dos supieran que el desenlace podía llegar antes del descanso. Carracedo, omnipresente, recogió un rechace en la frontal tras un córner y soltó otro latigazo que se fue silbando no muy lejos del poste. Más clara aún fue la de Jacobo, que cazó una pelota suelta con un derechazo a media altura. El balón, tocado con el interior del pie, se fue abriendo hasta decir adiós al arco de Escandell. Y por encima de él pasó otra definición con poca dirección del «23», que después de sacarse de encima a Nacho Vidal se pasó de potencia en un intento de zurda algo forzado.
or parte del Oviedo, la fórmula no escondía misterio: resistir el empuje califal y cazar su momento, ya fuera al contragolpe o en alguna jugada a balón parado. La teoría se volvió práctica con una media tijera de Fede Viñas que encendió las alarmas en la zaga cordobesa. No eran muchas las llegadas, pero cuando los de Paunović encontraban hueco, el peligro era real. También lo tuvo que evitar Escandell en la portería contraria. El meta valenciano se lució con una estirada de fotografía para sacar, con ayuda del travesaño, un testarazo envenenado de Albarrán que se había sumado al ataque. Apenas un parpadeo después, fue Isma Ruiz quien se topó con un muro de camisetas azules cuando ya se preparaban algunas bufandas por la grada. Le tocó mover ficha a los asturianos, que cambiaron a un Carlos Pomares tocado por Rahim Alhassane entrado el tramo final del primer acto, en el que no hubo tiempo para mucho más.
Jacobo González conduce el esférico durante un lance de la primera mitad. / A.J. GONZÁLEZ
La segunda mitad arrancó con la misma premura. El minutero quemaba y en el césped todo iba pasado de revoluciones. No se habían cumplido aún cinco minutos tras el descanso y ya había lanzado tres avisos el Córdoba CF. El más nítido fue para Casas, que se atascó con el balón en la frontal tras una asistencia filtrada de Pedro Ortiz que pedía más creatividad. El Oviedo respondió con un disparo lejano y sin malicia de Fede Viñas, después de una acción con sello vintage de Santi Cazorla. Pero la contestación cordobesa fue aún más rotunda. Pedro Ortiz, enchufado, cazó un balón llovido en la frontal y lo enganchó con una volea que obligó a Aarón a quitársela de encima bajo palos.
Paunović entendió que algo debía cambiar. Y rápido. Recurrió al triple cambio con la idea de enfriar el ímpetu blanquiverde. Se retiraron Cazorla -ovacionado-, Sebas Moyano y Viñas. En su lugar, entraron Hassan, Álex Cordero y Alemao. Fue precisamente el ariete brasileño quien protagonizó un par de escarceos pasados los sesenta minutos, aprovechando el desconcierto momentáneo entre Sintes y la defensa. Si llega a estar más fino, podría haber liado algo gordo.
Juego de ansiedades
Quien sí estuvo certero fue Dani Calvo. Providencial. Le trabó el pase a Albarrán cuando el lateral ya había trazado la asistencia hacia Casas, que esperaba solo en el corazón del área para abrir la lata en el Bahrain Victorious Nuevo Arcángel. Y también hizo lo mismo Luengo, pero a pase de Carracedo, volviendo a dejar al rambleño con la miel en los labios por segunda vez consecutiva.
La réplica visitante volvió a asomar con un disparo cruzado de Seoane, bien servido por Hassan, que había comenzado su actuación desquiciando a Albarrán. El duelo se mantenía al rojo vivo e Iván Ania quiso nivelar el asunto: el de Badalona a la derecha, Carlos Isaac fuera y dentro José Calderón, que sí logró aguantar mejor las arrancadas del carrilero francés. También entró Théo Zidane por dentro, como relevo de un Álex Sala que había acabado la semana de entrenamientos con molestias y llegaba a la recta final absolutamente desfondado. Más madera ingresó después, con la llegada de Obolskii y Jon Magunazelaia a escena.
Carlos Albarrán presiona a Sibo durante el Córdoba CF-Real Oviedo. / A.J. GONZÁLEZ
Pronto se había transformado la cita en un juego de ansiedades. Sabían los cordobeses que de no ganar se complicaba la ilusión del play off, mientras que los asturianos tenían en su mano sacar tajada del resto de resultados favorables que se habían ido sucediendo el fin de semana por la zona alta. Era una obviedad: el empate no contentaba a nadie. Y con su primer gol como blanquiverde -o el que iba a serlo- rompió ese escenario Xavi Sintes, que en el enésimo saque de esquina del Córdoba CF recogió una prolongación de Marvel -exquisita, por cierto- para poner la testa a placer con el 1-0. Poco duraría la alegría. Banderín arriba, tanto anulado, todo igual en una recta final de absoluto infarto.
El Arcángel se vino arriba cuando ya quedaba poco que rascar. El murmullo se convirtió en griterío con la de Théo, que se plantó solo tras una genialidad en una baldosa de Calderón, pero su remate se topó con las manos firmes de Escandell. En la grada, algún que otro rostro no salía de su asombro. El botín rozó los dedos… y se escapó. Aún lo intentó Yoldi, tirando de esa jugada de fuera hacia dentro que tan bien le va a algunos extremos, pero el disparo, flojo y sin filo, fue más intento que amenaza. Y entre una cosa y otra, se acabó lo que se daba. Hubo ocasiones, sí. Pero ni el tiempo, ni las ideas, ni la puntería jugaron del lado blanquiverde en un choque que revestía más importancia de la que parece.
Ficha técnica
0 – Córdoba CF: Carlos Marín, Carlos Isaac, Xavi Sintes, Marvel, Carlos Albarrán, Álex Sala, Isma Ruiz, Pedro Ortiz, Jacobo, Carracedo y Antonio Casas.
Entrenador: Iván Ania.
Cambios: José Calderón por Carlos Isaac (74‘), Théo Zidane por Álex Sala (74‘), Jon Magunazelaia por Pedro Ortiz (81’), Obolskii por Antonio Casas (81’), Ander Yoldi por Jacobo González (90’).
0 – Real Oviedo: Aarón Escandell, Nacho Vidal, Oier Luego, Dani Calvo, Kwasi Sibo, Jaime Seoane, Carlos Pomares, Fede Viñas, Colombatto, Santi Cazorla y Sebas Moyano.
Entrenador: Veljko Paunović.
Cambios: Rahim por Carlos Pomares (38’), Hassan por Sebas Moyano (60’), Álex Cordero por Santi Cazorla (60’), Alemao por Fede Viñas (60’), Paraschiv por Seoane (86’).
Árbitro: Saúl Ais Reig (C. Valenciano).
Tarjetas: a Carlos Isaac (31’), Sibo (75’), Jon Magunazelaia (89’)
Estadio: Bahrain Victorious Nuevo Arcángel. 17.056 espectadores.
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