Hugo Orlando Gatti es uno de los nombres históricos del fútbol argentino. Símbolo de una época en la que los jugadores permanecían varios años en un club, su trayectoria se extendió por 26 años en cinco equipos y se retiró con dos récords. Es el jugador que más partidos jugó en el fútbol local (765 por torneos de AFA, pero si se suman los cotejos por copas internacionales y sus 18 presencias en el arco de la Selección, la cifra se estira a 832) y el arquero que más penales atajó (26, cifra igualada con Ubaldo Matildo Fillol). Murió este 20 de abril de 2025 a los 80 años.
De Atlanta a River
El arquero que ganó todo con Boca nació en Carlos Tejedor el 19 de agosto de 1944. Tenía 16 años cuando sus hermanos mayores lo llevaron a Santa Rosa de La Pampa a ver en acción a su ídolo: Amadeo Carrizo. Gatti despuntaba como arquero en la adolescencia y meses más tarde llegó a la pensión de Atlanta. Allí convivió con dos símbolos del equipo bohemio, Carlos Timoteo Griguol y Luis Artime. Tenía edad de sexta división, pero su capacidad le hizo quemar etapas con rapidez.
El 5 de agosto de 1952, dos semanas antes de cumplir 18 años, Gatti debutó en Primera División. Osvaldo Zubeldía lo puso de titular. Fue en La Plata contra Gimnasia. El equipo tripero se impuso 2 a 0 con goles de Alfredo Rojas y el peruano Oscar Gómez Sánchez. «El Tanque» Rojas, que sería un ícono de Boca en los 60, recordaría haber marcado el primer gol que recibió Gatti.
Un puñado de partidos bastaron para que River se fijara en el joven golero. La negociación demoró un año hasta que Atalnta percibió 23 millones de pesos de la época. Eran los tiempos del «fútbol espectáculo», en los que Boca y River pagaban cifras siderales por jugadores. Gatti llegó a Núñez a comienzos de 1964 a disputarle el puesto a su ídolo.
Gatti llamó la atención de todo el ambiente por su desparpajo. Su decisión de jugar adelantado, casi como un jugador de campo más, escandalizó en una época de un fútbol muy conservador. Los propios hinchas de River no toleraban su osadía, a lo que se sumaban algunos goles atribuibles a lo que consideraban irresponsabilidad del arquero. «¡Gatti es un caquero, queremos a Amadeo!», fue un cantito de entonces, que apuntaba al look de un arquero de pelo largo y vincha.
Sin embargo, las buenas actuaciones se sucedieron en el arco de Núñez y Gatti fue convocado por Juan Carlos Lorenzo para integrar el seleccionado que disputó el Mundial de 1966 en Inglaterra. Fue el tercer arquero, detrás de Antonio Roma y Rolando Irusta.
Su etapa en River estuvo marcada por el pulso con Amadeo y la tensión que acumulaba el club por no ganar un torneo desde 1957. A comienzos de 1969, Carrizo se fue de River, pero eso no se tradujo en la consolidación de Gatti como titular. Los dirigentes compraron a Hugo Carballo y el Loco dio el portazo.
La Plata, Santa Fe y La Boca
Lo que vino fue, según los memoriosos, el momento de más alto rendimiento del arquero. Gatti pasó los siguientes cinco años en Gimnasia, el equipo contra el cual había debutado en 1962. El público tripero lo adoptó como ídolo, en un club sin presiones como River.
El 25 de mayo de 1969, Gimnasia derrotó a Boca en la Bombonera por 1 a 0, con gol de Héctor Pignani. Cuando terminó el partido, Gatti se acercó a la popular local y se levantó el buzo: abajo tenía puesta una camiseta de Boca. «La 12 se volvió loca», recordaría el arquero sobre la reacción de los hinchas. Pasarían siete años hasta el inicio de su idilio con el club de la Ribera.
En 1975, Gatti cambió La Plata por Santa Fe. Recaló en Unión, con Juan Carlos Lorenzo como entrenador. El conjunto tatengue fue una de las revelaciones del torneo y la carta de presentación de Lorenzo para ser contratado por Boca. El DT se llevó consigo a dos jugadores de Unión: Ernesto Mastrángelo y Gatti.
1976 marcó el inicio de los éxitos deportivos para Gatti. A comienzos de ese año estaba consolidado en el arco de la Selección. En la gira europea, el arquero fue determinante en la victoria ante la Unión Soviética por 1 a 0 en Kiev, bajo la nieve. Cuatro días más tarde, el conjunto de César Luis Menotti se impuso a Polonia en Chorzow por 2 a 1. Era el 24 de marzo de 1976, el día del golpe militar que instauró la dictadura más cruel de la historia argentina.
La Selección y los títulos
Gatti fundamentó su presencia en el arco de la Selección merced a sus buenas actuaciones en Boca, donde ganó el Metropolitano y el Nacional de 1976. El Nacional se definió en una final contra River en cancha de Racing, con triunfo xeneize por 1 a 0.
Al año siguiente, Gatti fue titular en los partidos de la serie internacional que disputó la Selección en la cancha de Boca como preparación para el Mundial de 1978. Contra Hungría se produjo el debut de Diego Maradona. Fue el momento de mayores críticas hacia Menotti, quien en la segunda mitad del año le dio la titularidad a Ubaldo Fillol en el arco. Gatti ni siquiera sería convocado para la Copa del Mundo.
Sin embargo, 1977 y 1978 lo vieron alcanzar logros internacionales con Boca. Por segunda vez en su historia, el equipo de la Ribera llegó a la final de la Copa Libertadores (en 1963 había caído ante el Santos de Pelé). Su rival fue el campeón vigente, el Cruzeiro. Hizo falta un partido desempate, que se disputó en Montevideo. Fueron a los penales. Gatti atajó el disparo de Vanderley y Boca se coronó.
Boca volvió a jugar la final de la Libertadores en 1978. Enfrente estaba el Deportivo Cali que dirigía Carlos Bilardo. El primer partido en Cali terminó igualado sin goles. En la revancha, Boca ganó 4 a 0.
Semanas antes, Boca había ganado la Copa Intercontinantal. Antes del Mundial jugó el partido de ida con el Borussia Mönchengladbacn de Alemania. El 21 de marzo de 1978 igualaron 2 a 2 en la Bombonera. El 1º de agosto de 1978, en la revancha, Boca ganó 3 a 0 en Karlsruhe.
En 1979, el equipo de Lorenzo llegó a su tercera final de Libertadores al hilo, pero perdió ante OIimpia de Paraguay. Ese año, le ataJó un penal a Hugo Coscia, de San Lorenzo, en el empate sin goles en el último partido que se jugó en el Gasómetro.
El comienzo de los años 80 no fue auspicioso. Lorenzo se fue y arribó Antonio Rattín como entrenador. Ese año quedó marcado por la derrota 5 a 3 ante Argentinos Jrs. en cancha de Vélez, la tarde que Maradona le hizo cuatro goles a Gatti. «Ese gordito no me hace un gol», había dicho el arquero.
1981 marcó el último momento de gloria de Gatti, con el título del Metropolitano. Maradona brilló ese año en Boca, dirigido por Silvio Marzolini, en un equipo que no tuvo a Gatti como titular indiscutido.
Hacia el retiro
Para 1983 Boca afrontaba serios problemas económicos. Gatti se quedó en el club en el momento de mayor crisis institucional. Se dio el gusto de volver a tener como técnico a Menotti. En agosto de 1987, contra Estudiantes, le atajó a Rubén Insúa el 26º y último penal de su carrera, una cifra que Fillol igualó en 1990 en su último partido como profesional, jugando para Vélez contra River.
En 1988, el técnico de Boca era José Omar Pastoriza, con quien Gatti había compartido plantel en el Mundial de 1966. El 11 de septiembre de 1988, Deportivo Armenio visitó la Bombonera. Gatti quiso salir a cortar una jugada en la medialuna, pero Silvano Maciel fue más rápido. Boca perdió ese partido y Gatti no volvió a jugar más. Pastoriza avisó a los dirigentes que no contaría más con el arquero.
Así se terminó una carrera que duró 26 años. En 1991 se improvisó un partido homenaje en el estadio de Vélez. Gatti volvió al arco de Boca para un partido amistoso con Universidad Católica de Chile, el 3 de diciembre de 1998, a modo de festejo por la obtención del torneo Apertura. Lejos de las canchas, el Loco encontró su lugar como comentarista en ciclos deportivos, sobre todo en España, donde se instaló. Aunque en la memoria popular perdura desde hace sesenta años como una figura ineludible de la gran pasión argentina.