jueves, 12 junio, 2025
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Cómo vivió la militancia en la sede del PJ el fallo contra Cristina Kirchner

Una movilización dispersa pero masiva se reunió para acompañar a la expresidenta mientras se conocía el fallo de la Corte Suprema.

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Militantes peronistas acompañaron a Cristina Kirchner mientras escuchaba el fallo en la sede del PJ.

“Esto le perjudica a ella, pero a nosotros nos fortalece”, planteó un sesentón en la esquina porteña de Matheu e Yrigoyen, a casi dos horas de donde vive. Calculó que en su grupo llegaron unos treinta y que contó que por la mañana -cuando el rumor se volvió certeza anticipada- comenzaron a escribirse entre compañeros de militancia para viajar desde Lomas de Zamora a la sede nacional del Partido Justicialista (PJ). Se lamentó: no podrán votar a Cristina Fernández de Kirchner el próximo 7 de septiembre, después de la inhabilitación a ocupar cargos públicos que sentenció la Corte Suprema de Justicia.

La jornada de militancia que acompañó a la expresidenta hasta que recibió el fallo fue una celebración condensada -por la ansiedad de las noticias, por la intensidad de los cantos, por la aglomeración de la gente en unas pocas calles angostas que se ramificaron hasta las avenidas- similar a la de las fechas canónicas en las que el justicialismo se suele reunir. Una vez más, como sucede desde el intento de magnicidio a la propia Cristina Kirchner en septiembre del 2022, las convocatorias no se abren para celebrar, pero acontecen entre reencuentros, música y comida callejera.

“Estuvimos en Puente Pueyrredón al mediodía y después nos vinimos acá. Nos quedamos hasta que la gente se quede sin hambre”, relató un vendedor de hamburguesas y choripanes que estuvo también en la sede del PJ la noche del lunes, cuando la expresidenta explicitó su pronóstico de lo que sobrevendría: “Estar presa es un certificado de dignidad». El martes fue diferente. La gente fue llegando a la hora que se liberaba, de la forma en que podía. “Comenzamos a pedir permisos en nuestros trabajos y a mover cosas para ver cómo llegar. Todavía hay mucha gente viniendo”, contó una treintañera platense. No hubo grandes columnas militantes marchando cuadras antes: la masividad de la convocatoria se fue dando progresivamente, sin protocolos antipiquetes y lleno de fotógrafos, aunados por el soundtrack de los clásicos peronistas que se reiteraron hasta mucho después de conocido el fallo.

La dirigencia llegó anticipadamente o con perfil bajo. Un legislador propuso que “el peronismo haga lo que hizo siempre y sobreponerse”. Otra pidió que “la militancia impida que la detengan”. Axel Kicillof atravesó las filas en su auto cerca de las 16 horas. Advertida, la militancia se dio tiempo para un poco de interna: “No fue magia, nos conduce una mujer”, cantó. Poco después llegó Sergio Massa, pero no hubo griterío, ni siquiera cuando los manifestantes -con celulares en el oído reproduciendo canales de televisión o streaming- conocieron la sentencia de la Corte, que ya circulaba desde el mediodía como borrador por grupos de mensajerías.

Militantes con Cristina.jpeg

La llegada de militantes comenzó al mediodía y se extiende hasta la noche.

Mariano Fuchila

La llegada más celebrada fue de miembros de una murga de Boedo: vitoreados, fueron el sonido de la calle durante varios minutos. Hasta que salió Cristina Kirchner. Las señoras mayores encabezaron el pedido de silencio, que fue lapidario. Sólo quedó espacio para las reacciones espontáneas -siempre unánimes- frente al discurso, que ya no fue interrumpido por un “Cristina presidenta”. Por silbidos sí: a Macri, a la Corte y a (Luis) Caputo. A Milei todavía no. Después de su discurso, algunas canciones. Minutos después, la desmovilización de casi la mitad de los presentes.

El resto promete aguardar durante la noche. Se ven todavía allí banderas de la Madres de Plaza de Mayo y de la comunidad LGBT; pecheras del gremio de recolectores de residuos y chalecos de combatientes de Malvinas; carteles de jubilados de Morón y pancartas de grupos de científicos organizados; overoles de Trenes Argentinos y ambos del Hospital Garrahan. Todos en la misma calle, con distintas causas pero con una motivación única: defender a la figura que los representa. “Cristina con esto se vuelve ícono”, opinó un diputado nacional después del fallo. El encuentro volverá a ocurrir, sólo resta conocer cuáles serán los próximos motivos -o dirigentes- que vuelvan a unir a estos sectores en una calle angosta, un martes cualquiera de junio.

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