Cuando un amigo enfrenta un gran desafío o se siente derrotado, nuestro primer instinto suele ser ofrecer palabras de consuelo y comprensión. Pero a menudo no nos resulta tan fácil hacerlo por nosotros mismos.
Podemos ser nuestros críticos más severos. Sin embargo, practicar un poco de autocompasión marca una gran diferencia. Las investigaciones muestran que, cuando las personas atraviesan desafíos o situaciones estresantes, aquellas que muestran más autocompasión son más resilientes.
“Podemos decir: ‘Cometí un error’, en lugar de decir: ‘Soy un error’”, explica Kristin Neff, profesora asociada de psicología educativa en la Universidad de Texas en Austin, quien estudió la autocompasión durante más de dos décadas. “Es una alternativa más saludable que la autoestima, porque no se trata de juzgarse positivamente, sino simplemente de ser amable y comprensivo contigo mismo”.
La autocompasión es el proceso de expresar apoyo, calidez y comprensión hacia uno mismo en momentos difíciles, reconociendo que no estás solo en tus imperfecciones.
Surge de la atención plena (mindfulness), que implica enfocarse en el presente sin juzgar. Las personas con autocompasión pueden identificar cuando se sienten derrotadas o inadecuadas, pero evitan perderse en esos sentimientos para responderse con amabilidad en lugar de rumiar, dice Neff.
Ser amable contigo mismo no significa caer en la autocompasión negativa. Nuestro sufrimiento no es único: los errores y fracasos son parte de lo que nos hace humanos. Y aunque todos sufrimos de maneras diferentes, saber que el sufrimiento es universal puede ayudar a evitar sentimientos de vergüenza o aislamiento.
El País (Uruguay)