Luis Medina Cantalejo ha dejado de ser este jueves el presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA). El presidente de la RFEF, Rafael Louzán, ha decidido renovar por completo la cúpula arbitral, lo que incluye también el cese de Antonio Rubinos Pérez (adjunto a la Presidencia), Vicente Lizondo Cortés, Bernardino González Vázquez y José Luis Lesma López (vicepresidentes), y Carlos Clos Gómez (director del proyecto VAR). El cese ha sido comunicado internamente este jueves, una vez han sido anunciadas las plantillas arbitrales para la próxima temporada, y minutos después se ha hecho oficial.
Louzán afronta así una de las demandas que había recibido de los diferentes poderes fácticos del fútbol español en su primer semestre de la presidencia: la renovación de la estructura de mando de los árbitros. Los cambios no acabarán con un cambio de cromos en los puestos de dirección, sino que supondrá un cambio de modelo más profundo.
La guerra del Real Madrid con los árbitros
Al frente de la beligerancia contra el sistema actual se había situado, de manera indisimulada, el Real Madrid. Lleva años el club blanco librando una guerra mediática contra los árbitros, a través de su canal oficial de televisión, y de manera muy especial contra quien era hasta ahora responsable del VAR, Clos Gómez.
Ese enfrentamiento alcanzó su pico de máxima intensidad en la previa de la final de Copa, cuando el Real Madrid amenazó con no presentarse en La Cartuja (boicoteó, de hecho, las ruedas de prensa oficiales) si no se cambiaba a González Fuertes como VAR del encuentro, después de que este atacara indirectamente la campaña del club blanco. Finalmente, tras la mediación del Gobierno, el club blanco retiró su órdago.
González Fuertes exige que se «deje de poner en la diana» a los árbitros / Efe
LaLiga, más allá de los nombres propios, hace años que demanda también un cambio en el modelo de arbitraje que lo haga menos dependiente de la RFEF. Y muchos clubes, a lo largo de la temporada, habían elevado quejas por decisiones arbitrales que habían considerado injustas, censurando el nivel del arbitraje general.
El papel del nuevo sindicato
Louzán se había mostrado sensible en estos meses a todas esas demandas y ya lanzó un mensaje al dejar fuera de su junta directiva a Medina Cantalejo, quien lleva al frente del CTA desde 2021, cuando sustituyó a Carlos Velasco Carballo. Su cese estaba sobre la mesa y, pese a que el nuevo sindicato arbitral AESAF le había mostrado su deseo de que el andaluz continuara en el cargo, finalmente ha decidido ejecutar su despido y el de sus colaboradores más próximos.
Medina Cantalejo, más allá de su labor técnica al frente de los árbitros, había quedado marcado por su apoyo a Luis Rubiales. Fue el ya ex presidente del CTA uno de los ejecutivos de la RFEF que le aplaudió en aquella infame asamblea del quíntuple «no voy a dimitir» tras su agresión sexual a Jenni Hermoso, refrendada precisamente esta semana por la Audiencia Nacional.
El presidente de la RFEF, Rafael Louzán, y el presidente de los árbitros, Luis Medina Cantalejo / Rodrigo Jimenez / EFE
Su cese, en fin, profundiza en la determinación de Louzán de dar por finiquitada la era Rubiales en los despachos federativos y de buscar el entendimiento con el resto de agentes y estamentos del fútbol español, dando por superada la etapa de confrontación que protagonizó el dirigente granadino, también imputado en el Caso Supercopa.
El nuevo modelo arbitral
¿Y ahora qué? La RFEF, sin entrar en demasiados detalles, ha anunciado que el próximo 2 de julio presentará la nueva estructura del Comité Técnico de Árbitros con «la voluntad de abrir una nueva etapa en el ámbito arbitral».
En esta línea, Louzán impulsó hace unos meses un «grupo de reforma del sistema arbitral» con la participación de colegiados, cinco clubes de Primera, Segunda y Liga F (Sevilla, Betis, Tenerife, Albacete y Granada), Javier Tebas como presidente de LaLiga y vicepresidente de la RFEF y también el Real Madrid en calidad de invitado, pese a no haber sido designado por los clubes de LaLiga para ser su representante.
El planteamiento, a falta de aterrizar todos los detalles, pasa por nombrar un CEO o director general que esté al frente de toda la estructura, con un responsable deportivo. Se espera un cambio, y una mayor transparencia, en el sistema de designaciones y ascensos y descensos de categoría, con participación de los clubes y de LaLiga en la gestión del colectivo.