domingo, 6 julio, 2025
InicioSociedadTodo está ahí: el homenaje íntimo y político de Mateos a su...

Todo está ahí: el homenaje íntimo y político de Mateos a su época dorada

Es imposible entender el crecimiento del rock nacional sin Rockas Vivas. Da lo mismo si aparece en documentales de Netflix o si es mencionado por periodistas mainstream: aquel disco grabado en 1985 en el Teatro Coliseo de Buenos Aires fue un hito, no solo por su impacto comercial, sino también por su trascendencia.

Esa trascendencia llega hasta hoy. Por eso, Miguel Mateos decidió rendirle homenaje, como ya lo hace en cada uno de sus shows desde hace años, tocando todas las canciones del álbum y repasando la obra que compuso entre 1981 y 1985.

La gira “Retrospectiva – Rockas Vivas” llegó a Córdoba el sábado por la noche. En la sala principal del Quality, casi colmada, el público disfrutó de un show emotivo, sólido en lo musical y atravesado por una vigencia que no se discute.

En abril pasado, entre anécdotas, Mateos le había contado a La Voz una curiosidad: su hijo le mostró una app de inteligencia artificial que compone canciones según el género elegido. “A los dos minutos me tiró un rock and roll. Lo escuché y le dije: ‘Pero esto me suena como algo mío’”.

Ese episodio lo disparó hacia atrás. “Empecé a buscar en mi arcón de recuerdos. Me pregunté: ¿qué hacía entre el ’81 y el ’85? ¿Cómo hice cuatro discos en ese período?”, agregó.

El sábado respondió con canciones. Además de tocar las piezas de Rockas Vivas (un compilado de temas ya editados, con una excepción), sumó “Luces en el mar” (con un relato delirante sobre extraterrestres) y clásicos como “Hijos del rock’n roll”, del disco Zas, de 1981; “Su, me robaste todo” (dedicado a los héroes de Malvinas), y “Mujer sin ley”, de Huevos, grabado en 1982; y casi todas las cnaciones de Tengo que parar, de 1984, entre las que se destacaron “Dámelo, nena” y “Bull Dog”.

El público, fiel, volvió a cantar con pasión los hits incorruptibles de los ‘80. Para muchos fans, la visita anual del rockero menos reconocido de la historia es una recarga de nostalgia indispensable en tiempos de reggaetón y Bad Bunny.

Mateos lo sabe. Vestido con un saco negro cargado de brillos, lentejuelas y piedras plateadas, mostró una estética glamorosa y teatral que remite a los grandes shows de los ‘80, donde el vestuario también era un mensaje. Con el cabello canoso peinado hacia atrás, proyectó su imagen de ícono maduro del rock. Alguien que no disimula el paso del tiempo, sino que lo incorpora.

Hubo canciones, largos relatos e intermedios picantes. Reflexiones sobre la vida, la música y también la política. Sin nombrar a nadie, le bastaron algunos gestos y frases para decirlo todo.

Mateos es un rockero que lee los diarios. En aquella entrevista recordó que, en su juventud, recibía la edición vespertina de La Razón. “Hoy trato de soslayar la actualidad. Ya hablé suficiente. Pero esas canciones me representan. ¿Querés saber qué pienso? Ahí está”.

Por eso, cuando cantó “Un poco de satisfacción” y llegó a la frase “quiero un país muy, muy diferente”, la línea bajó. Su vigencia, su presencia, su homenaje a aquellos años.

Pero el show no fue solo melancolía. Mateos salió a escena con una banda de gran impacto y mucho nivel. Estaban su hermano Alejandro (batería y dirección musical), su hijo Juan (guitarra), Carlos Giardina (bajo), Leonardo Bernstein (teclados) y el infaltable y talentoso Ariel Pozzo (guitarra). A ellos se sumó una potente sección de vientos, con Alejo Von der Pahlen, Ricardo Stutz y Santiago Benítez.

El sonido fue de alto nivel. Hubo mucho groove, arreglos ochentosos con sintetizadores inconfundibles y una voz que se mantiene sorprendentemente intacta. Un logro raro en un artista con más de 40 años de carrera.

Además, Mateos ofreció dos covers claves para su vida. Interpretó “The power of love”, de Huey Lewis & The News, y “Everybody wants to rule the world”, de Tears for Fears. Esta última, confesó, es su canción preferida.

Y claro, cerró con “Tirá para arriba”, uno de los himnos más universales del rock argentino. Los pocos jóvenes presentes se sumaron al ritual que, como cada vez que lo interpreta, une generaciones y hace que se revoleen pulloveres escote en “v”. Una síntesis perfecta de esperanza democrática, empuje artístico y fuerza compositiva en el que fue, quizá, su mejor momento. Todo lo que Rockas Vivas fue. Todo lo que Miguel Mateos sigue siendo.

Más de Música

Más Noticias

Alcaraz grita la 75ª con una reacción de campeón

Es bien sabido que en el camino hacia al...

En el Córdoba Lawn Tenis se dictaron capacitaciones gratuitas

TENISFueron como parte del programa de capacitaciones dictadas por...

Los asesores recomiendan a las pymes anticiparse a la facturación digital

La última edición del Barómetro de la Asesoría, informe...