jueves, 17 julio, 2025
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Edward Carey: «Lo que sucede en EEUU es la destrucción de un país»

Edward Carey es hijo y nieto de oficiales de la Royal Navy, nació en 1970 en la mansión familiar de Norfolk y lo más cerca que estuvo del agua fue practicando esa curiosa afición (que requiere de un permiso especial) del ‘mudlarking’, la búsqueda de objetos en principio ordinarios entre el barro del Támesis. Combinen estos elementos más su faceta como dibujante (siniestra, digna de ser el arte de una película oscura de Tim Burton) y el resultado es la trilogía ‘Iremonger’, publicada por Blackie Books y cuya tercera entrega llegará en febrero a España. En su gótico mundo, la basura de Londres se acumula en un inmenso vertedero presidido por la mansión de los Iremonger, una endogámica familia, con sus criados viviendo en el sótano rodeados de ratas y suciedad, con una peculiaridad: cada miembro posee un objeto a quien unos pocos pueden escuchar repitiendo una y otra vez el nombre de una persona. Y a medida que la historia avanza, sabemos que convertirse en persona u objeto es un camino de dos direcciones.

La mansión de los Iremonger, dibujada por Edward Carey. / Edward Carey

Carey, de visita al festival Celsius de Avilés, explica cómo en sus rastreos cualquier objeto nimio le hace preguntarse qué vida había detrás. “Es como si el pasado te hablara y de repente conectaras con él. Los museos victorianos, entonces estaban obsesionados por los objetos, también están llenos de ellos: parece que estén vivos pero asfixiados. ¿Por qué no hago que el objeto hable?” Incluso el más banal. “Para el personaje de Clod pensé en un tapón de bañera. Es hermoso, y creí que ya tocaba que alguien convirtiera en héroe a un tapón de bañera”. Pues en un mercadillo o un rastro debe vivir una auténtica experiencia. “Me encanta. Es como si escucharas una cacofonía de voces del pasado llamándote. ¿Y qué te llevas? ¿A quién vas a salvar? ¿A quién vas a adoptar? Pero no podemos guardar todo el pasado porque entonces nos ahogamos en él”.

Pero no se trata de fetichismo de bibelots o la fascinación por la basura. En el basurero de ‘Iremongers’ hay conciencia ambiental y rechazo al clasismo británico. “Durante la era victoriana, Gran Bretaña causó tanto daño al mundo… hablo de cómo los niños o la gente de todo el imperio eran utilizadas como engranajes, piezas de una máquina; y esa lo tomo literalmente”. Un concepto que también está presente en el ‘arriba y abajo’ de la mansión de los Iremonger. “La sociedad británica están obsesionados por la clase. Por eso tengo un patriarca en la cima, pero en la cima de la basura, repugnante”.

Y en cuanto a la basura… “Hay algo aterrador en la cantidad de desechos que los seres humanos generan. Y quería crear desechos tan grandes que fueran casi tan grandes como la ciudad de Londres y que tuvieran vida propia, que pudieran ahogar a una persona y se conviertan en una amenaza que, en el tercer volumen, amenaza a la propia Londres”. O, en su libro, Lungdon. “A las cosas les emempiezan crecer pelo, o dientes… la idea de que estamos siendo superados y destruidos porque hemos ido demasiado lejos”.

Foulham, la ciudad de la basura, por Edward Carey / Edward Carey

Carey ha vivido casi 20 años en EEUU, está casado con una escritora norteamericana y hasta ahora daba clases en la Universidad de Texas en Austin. Cree que allí a la posesión de objetos se le da un valor más monetario y de ostentación. Pero lo que le interesa a él es su edad. Lógico habiendo nacido donde nació: “Crecí en una pequeña mansión Tudor, que fue parte del acuerdo de divorcio entre Enrique VIII y Ana de Cléveris. Los cimientos eran sajones y se usó como hospital en la Primera Guerra Mundial. Parecía como si la historia estuviese allí al mismo tiempo, y hablando. Como dice T. S. Eliot, el tiempo presente sigue estando en el tiempo futuro, sigue presente en el tiempo pasado, y el tiempo pasado está contenido en el tiempo futuro”.

Los EEUU de Trump

Hablando de Estados Unidos: está haciendo las maletas para volver al Reino Unido “con gran tristeza”, porque su universidad “ya no es lo que era”. Y no solo por “la guerra contra las humanidades en la universidad, que es general y no afecta solo a EEUU”.

“Lo que está sucediendo allí es absolutamente aterrador. Cada día se ve cómo las libertades se reducen un poco más. Es la destrucción de un país. Nunca había visto nada igual. Todo está siendo destruido y nada lo detiene. Arrestan a gente por la calle, la economía se irá a pique, quitan el Medicare a millones de personas, la gente está asustada, ser de una minoría hace sentirte amenazado… Ya no te sientes seguro. Siempre fue peligroso, claro, con sus armas y todo eso. El campus universitario donde trabajé, la Universidad de Texas en Austin, fue el primero en haber sufrido un tiroteo importante y se permite que los estudiantes vengan armados. Así que la sensación de peligro y la sensación de que una vida vale la pena es muy palpable”.

En los libros de Carey el dibujo (“algo un poco oscuro; exageraciones, casi grotescos”) es algo mas que una ilustración a posteriori. “Si no veo a mis personajes físicamente, siento que no los conozco. Así que, desde el principio, siempre los dibujo. A veces los dibujos contradicen la escritura, y entonces cambio la escritura y luego el dibujo hasta que concuerdan“.

El otro libro de Carey publicado en España es ‘Little’, una ficción biográfica basada en Madame Tussauds, en cuyo museo trabajó de joven. “Hoy es una atracción para turistas. Pero en la época de Madame Tussauds era diferente. Cuando vivió la Revolución Francesa, compró las cabezas de los revolucionarios, a veces guillotinadas, para mostrárselas al público británico. Fue entonces cuando se hizo famosa. Por primera vez, antes de la fotografía, la gente pudo ver a todos estos personajes históricos en color, en 3D, en carne y hueso. Fundió una figura de Marat que luego David convirtió en su famosa pintura, una de las piezas de propaganda más horribles que jamás haya existido. Hasta entonces las figuras de cera estaban estrechamente vinculadas a la medicina”.

¿Propaganda antirrepublicanaa? ¿Mirad, ingleses, lo que pasa si guillotináis al rey? “Creo que esa no era su idea. Quizá esa fue la reacción británica, pero ella era suiza, y una empresaria brillante e inteligente”.

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