martes, 5 agosto, 2025
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Nueva llamada para recoger basuraleza: «Es esencial que todos sumemos esfuerzos»

La ‘basuraleza’ (basura en la naturaleza) se ha convertido en un grave problema que afecta a los ecosistemas y amenaza la salud pública. El Proyecto LIBERA, impulsado por la ONG ambiental SEO/BirdLife en alianza con Ecoembes, lanza por noveno año consecutivo su campaña de limpieza y ciencia ciudadana ‘1m2 por las playas y los mares’.

Esta iniciativa, que se desarrollará del 20 de septiembre al 5 de octubre de 2024, busca combatir la creciente amenaza de la basuraleza en los ecosistemas marinos mediante la recogida y caracterización de residuos abandonados en costas y fondos marinos. El objetivo de la campaña es liberar estos espacios naturales de desechos y, a la vez, generar datos científicos que permitan comprender mejor el impacto de este fenómeno para diseñar soluciones efectivas.

La convocatoria está abierta a cualquier organización, asociación o colectivo, que puede inscribir sus propios puntos de recogida a través de la web proyectolibera.org hasta el 15 de septiembre. Los voluntarios individuales podrán sumarse a puntos ya creados hasta el 4 de octubre.

Más de 66.000 colillas recogidas

El inicio de la campaña coincide estratégicamente con el Día Internacional de Limpieza de Playas (World Clean Up Day), que se celebra el tercer sábado de septiembre. Los grupos que se registren antes del 15 de septiembre recibirán un kit de participación con bolsas para residuos y guantes de protección, además de acceder a una sesión formativa específica para garantizar la eficacia y seguridad de las actividades.

Los datos recopilados en anteriores ediciones revelan la magnitud del desafío. Entre 2020 y 2024, la aplicación MARNOBA –desarrollada por la Asociación Vertidos Cero y KAI Marine Services– ha registrado una predominancia preocupante de residuos pequeños y de lenta degradación.

Campaña de limpieza en el mar del proyecto LIBERA. / Álvaro Minguito

Las colillas encabezan la lista con más de 66.000 unidades recuperadas, seguidas por fragmentos de plástico menores de 2,5 centímetros (15.473 unidades) y fragmentos entre 2,5 y 50 centímetros (9.933 unidades). Completan los principales residuos las tapas y tapones (6.954 unidades) y envoltorios, bolsas y palos de chucherías (6.329 unidades).

Grave riesgo para la biodiversidad

Esta basuraleza, compuesta principalmente por plásticos derivados del petróleo, representa un riesgo grave para la biodiversidad marina. La fauna puede ingerir estos materiales o quedar atrapada en ellos, provocando lesiones, intoxicaciones y muerte

El análisis también detectó otros desechos persistentes: cuerdas y cordeles (4.530 unidades), bolsas de plástico (4.245) y latas de bebida (3.472), junto con vidrio, toallitas húmedas, pajitas y cubiertos de plástico. Esta diversidad de fuentes subraya la complejidad de la contaminación costera y la urgencia de intervenciones integrales.

La edición de 2023 demostró el poder de la movilización ciudadana: más de 5.000 voluntarios (‘liberadores’) en 360 puntos costeros retiraron 2,8 toneladas de basuraleza, caracterizando 108.887 residuos. Los elementos más comunes –colillas, plásticos fragmentados y latas– confirmaron las tendencias históricas.

‘Barómetro de la basuraleza’

El Proyecto LIBERA enfatiza que la recogida física es solo el primer paso. La caracterización detallada –documentando peso, tipología, cantidad y posible procedencia de cada residuo– es fundamental para obtener información precisa sobre el origen y comportamiento de la basuraleza.

Estos datos alimentan el ‘Barómetro de la basuraleza‘, que supera ya los 1,5 millones de objetos registrados desde 2017, y posteriormente se integran en la base del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO).

Un niño recoge basuraleza junto a un río. / Eliezer Sánchez

Para garantizar este rigor científico, los participantes de 2024 utilizarán nuevamente la aplicación MARNOBA. Esta herramienta digital permite recopilar datos estandarizados sin papel, facilitando la labor de voluntarios terrestres y de los buceadores de la Red de Vigilantes Marinos (perteneciente a la ONG Oceánidas).

Repunte de basuraleza en el verano

«La precisión en la caracterización es clave», explica un portavoz de LIBERA. «Sin datos fiables, no podemos identificar soluciones efectivas ni presionar para cambios normativos», añade.

«Cada año, con la llegada del verano, nuestras costas sufren un repunte preocupante de basuraleza. Según los últimos datos recogidos en nuestras campañas, más del 80% de los residuos que encontramos en playas y fondos marinos están compuestos por plásticos de un solo uso, como botellas, envoltorios o colillas», advierte Miguel Muñoz, de SEO/BirdLife.

«Esta contaminación no solo afecta gravemente a la biodiversidad marina, sino también a nuestra salud y al atractivo natural de nuestros litorales. El compromiso colectivo es fundamental si queremos preservar la salud de nuestros mares y dejar un legado limpio a las generaciones futuras», añade.

Un gran reto

«Durante todos estos años llevando a cabo diversas campañas de ciencia ciudadana, hemos visto la gran presencia, de manera constante, de todo tipo de piezas de plástico y colillas en nuestras costas. Esto demuestra el gran reto al que nos enfrentamos para proteger los entornos marinos», recalca Sara Güemes, de Ecoembes,.

Voluntaria en una recogida de LIBERA. / EFE / Pablo Rojo

«Por ello, desde LIBERA, queremos reiterar un año más nuestro compromiso de seguir trabajando para limpiar y concienciar a toda la sociedad sobre la importancia de mantener nuestras playas y mares protegidos y libres de basura. Somos conscientes de que todavía queda camino por recorrer, por lo que es esencial que todos sumemos esfuerzos y seamos parte del cambio«, indica Güemes.

Conocimiento, prevención y participación

LIBERA aborda la basuraleza desde tres ejes interconectados.

El primero es el conocimiento: colabora con universidades y ONGs para estudiar la composición, origen y comportamiento de los desechos en ecosistemas terrestres, fluviales y marinos, usando la ciencia como base para soluciones.

El segundo es la prevención: desarrolla campañas educativas que fomenten el cambio de hábitos, transformando el «no lo cojas, es basura» en un «no lo tires, es basura».

El tercero es la participación: moviliza a la sociedad mediante acciones concretas como ‘1m2 por las playas y los mares’, que en 2024 espera superar los 5.000 voluntarios de la edición anterior.

Más allá de la limpieza física, importante, el valor de esta campaña radica en la construcción de una red ciudadana comprometida, la generación de datos científicos para políticas públicas y la promoción de un cambio cultural hacia la prevención.

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