No es habitual que suceda, pero a veces ocurre. Este domingo, durante el partido que disputaron el Rayo y el Barça, el VAR falló. El árbitro del partido, Mateo Busquets Ferrer, fue avisado de que el monitor habilitado para la revisión de jugadas no funcionaba, por lo que el partido se quedó, hasta la segunda parte, sin videoarbitraje.
Muchas voces reclamaron entonces que el partido disputado en Vallecas debía ser suspendido hasta que se restableciera el incidente técnico que le dejó sin VAR. Sin embargo, el encuentro continuó. La polémica se avivó cuando Mateo Busquets sancionó como penalti una acción de Chavarría y Lamine, que el azulgrana transformó en el primer gol del encuentro.
El enfado del Rayo
Desde el banquillo del Rayo incluso ofrecían su propio monitor para que el árbitro revisara su decisión, algo que evidentemente no puede hacer, mientras el técnico local, Iñigo Pérez, presa de la indignación, llegaba a decirle el cuatro árbitro: «¡Nos vamos del campo, eh!». Con todo, es improbable que el árbitro hubiese corregido su decisión en el VAR, por discutible que fuera, ya que las nuevas directrices de esta temporada recogen que el VAR no intervenga en jugadas de interpretación en la que existe el contacto sancionado, como era esta.
Pese a las entendibles protestas del Rayo, el equipo arbitral estaba haciendo lo que tenía que hacer. Tanto el protocolo VAR de la FIFA como el reglamento general de la RFEF especifican que un partido no puede suspenderse temporal o definitivamente porque el videoarbitraje no funcione.
Lo que dice la normativa
«Cuando el equipo arbitral tenga conocimiento de un fallo que impacte estas tecnologías [VAR y fuera de juego semiautomático], deberá comunicarlo a ambos equipos de inmediato, así como el momento en que la tecnología vuelva a estar operativa», especifica el reglamento federativo para este tipo de situaciones.
Dicho de otra manera, el VAR no es imprescindible para que se dispute un partido de Primera o Segunda División, las dos categorías en las que está habilitado. Tampoco en Champions ni en ninguna otra competición del mundo.
El VAR no es imprescindible para que se juegue un partido. / ALBERTO ESTEVEZ / EFE
Hay precedentes. En un Manchester City-Schalke de Champions, en 2019, el español Carlos del Cerro Grande interrumpió el encuentro para informar a las capitanes de la caída del VAR. Algo similar a lo que ocurrió en un Tottenham-Nottingham Forest de Premier League el pasado mes de abril. Un Leeds-Arsenal de 2022 sí se retrasó media hora, aunque en ese caso medió también un apagón general en el estadio que afectó a la comunicación entre los árbitros del campo.
Es posible jugar sin VAR
En definitiva, es legal, e incluso obligatorio si no funciona, jugar sin VAR. De hecho, al final de la temporada pasada, ante la convocatoria de huelga realizada por trabajadores de Mediapro, empresa que realiza la señal televisiva y la del VAR, en la RFEF se llegaron a plantear como última alternativa de emergencia que los partidos afectados se disputaran con videoarbitraje. Un plan que, finalmente, no tuvo que llevarse a cabo.
Ahora, Mediapro y el Comité Técnico de Árbitros están centrados en aclarar qué ocurrió en Vallecas para que no vuelva a repetirse. La productora emitió el domingo un comunicado en el que achacaba el error a «un problema técnico relacionado con el sistema eléctrico» que no pudo ser subsanado hasta la segunda parte.
Desde el CTA, víctimas y no responsables del fallo, explican que «estamos a la total disposición y colaborando activamente con Mediapro para poder ayudar en la subsanación de los motivos que generaron dicha caída del sistema«.
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