sábado, 13 septiembre, 2025
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La locura de los mercadillos en casas de lujo que ahora llegan a Barcelona: «Prefiero un mueble bueno usado que uno de Ikea»

Son las 10.30 clavadas y, a la entrada de las barreras de seguridad de la exclusiva urbanización Monte Alina, hay media docena de coches esperando en la fila de «Invitados». Todos vienen a lo mismo. Una joven verifica que el conductor tenga la preciada invitación de La Moraleja Home Market, la empresa que se dedica a montar mercadillos en casas de lujo cada fin de semana por todo Madrid. Hoy hay uno aquí, en uno de los complejos urbanísticos de chalés más caros del municipio más rico de España, Pozuelo de Alarcón.

A la entrada de la vivienda de dos plantas y amplios jardines vuelve a haber una fila de gente. Se nota inquietud. «Es que los que tenían la primera cita se suelen llevar lo mejor», razona una pareja. Entre el público, matrimonios, parejas jóvenes, grupos de amigas, anticuarios… Una vez dentro, la locura. Los clientes van moviéndose con rapidez por las distintas estancias recorriendo con la mirada todos los rincones en busca de la gran ganga. A la venta, todo lo que usted puede imaginar.

Mercadillo en una casa de lujo, organizado por La Moraleja Home. / José Luis Roca

Desde figuritas de Lladró a lámparas de techo. Desde palos de golf a bolsos de las primeras marcas. Desde butacones de madera tapizados a vajillas de porcelana de todo tipo a tres y cuatro euros el plato. Una pequeña etiqueta marca el precio, normalmente irrisorio, de las cosas, que como mucho se venden al 10% de lo que costó a estrenar.

«Me he llevado un visón por 100 euros»

«Pues mamá, yo creo que este abrigo debía costar 2.000 o 3.000 euros», le dice entusiasmada Julia a su madre por teléfono. «Vale cien euros; es un superprecio para un abrigo de visón, me lo voy a llevar», explica la mujer, de unos 40 años y que asegura que es su primera vez en este tipo de mercadillos. «Vamos a llevarnos también una banqueta y una cómoda tapizadas, en muy buenas condiciones, por solo 60 euros».

«Qué pena, los bolsos han volado», lamenta una clienta sobre los bolsos de Michael Kors, DKNY o Carolina Herrera que se vendían por entre 40 y 70 euros

En uno de los salones hay obras de arte con su certificado de autenticidad, novelas, y sofás de varios colores. Un televisor antiguo Samsung -que se acabará llevando un cliente- tiene una pegatina que marca 30 euros. Sobre varias butacas, relojes -un modelo Cross valorado en más de 250 euros se vende por 30- y figuras, jarrones y esculturas -la gente consulta el modelo en internet para valorar cuánto tiene de ganga-. En la cocina, todo tipo de cacharrería a precios irrisorios -como una batidora que funciona a tres euros-.

Asiduas al mercadillo

«Qué pena, los bolsos han volado», asegura una clienta cerca del armario donde había en venta bolsos de Michael Kors, DKNY o Carolina Herrera, entre otros, por entre 40 y 70 euros.

Pedro y Palmira González del Campo, de La Moraleja Home, durante un mercadillo en una casa de lujo de Pozuelo de Alarcón. / José Luis Roca

Maria y Tina tienen unos 45 años y son asiduas a este tipo de mercadillos, cada vez más extendidos en Madrid -hay unas cinco empresas dedicadas a ello aunque La Moraleja Home es pionera en el sector lujo-. «Es que mira, por 40 euros prefiero llevarme un mueble bueno de madera maciza de segunda mano que comprar algo nuevo en el Ikea que si lo desmonto no sé qué hacer con él ya», razona una de ellas, que se ha comprado un abrigo de piel que podría costar 1.500 euros por cien.

En la parte de arriba, están las habitaciones, con todo tipo de ropa de caballero y señora. Las batas están a tres euros. Las toallas a uno. Un secador de pelo a tres. Chalecos acolchados de primeras marcas a cinco. Los clientes van como muy concentrados, escudriñando cada rincón, como si fueran Pedro Pascal en ‘The Last of us’.

Por allí andan Susana y María Ángeles, que residen en Hortaleza y todos los viernes tienen el plan de ir de mercadillo. «Esta empresa las casas que tienen son muy buenas», aseguran las mujeres, jubiladas y que han comprado auténticos chollos en otras ocasiones, como una alfombra persa por 500 euros o dos butacas tapizadas de Roche Bobbois por 90. «Lo que está muy difícil es conseguir el primer turno, tienes que estar ahí pendiente de cuándo salen las entradas [son gratuitas]», explican.

Varias mujeres buscan ropa en el mercadillo en una casa de lujo de Pozuelo de Alarcón, organizado por La Moraleja Home. / José Luis Roca

160.000 seguidores en las redes sociales

«La verdad es que sí es complicado. Empezamos hace año y medio, pero tenemos muchos seguidores. 160.000 en las redes sociales y 40.000 en nuestro grupo de WhatsApp», razona Pedro González del Campo, cofundador de este exitoso home market, que en esta casa se prolongará durante todo el fin de semana.

Dice Pedro que el negocio nació casi como una demanda. «Nosotros tenemos una empresa inmobiliaria y una vez nos pasó de alguien que quería vender su casa y nos pidió ayuda para vender las cosas. Tenía bastante plata, antigüedades… y ahí nos dimos cuenta del interés que suscitaba», afirma.

Buscando el chollo

Así, empezaron a montar estos mercadillos con profesionales, como plateros y anticuarios, pero el negocio fue evolucionando, «se popularizó y ahora fundamentalmente vienen gente de familia. Parejas o matrimonios jóvenes que quieren decorar su primera casa o vienen buscando oportunidades, el chollo».

Mercadillo en una casa de lujo, organizado por La Moraleja Home. / José Luis Roca

Ante la creciente demanda, decidieron poner turnos y limitar el aforo para garantizar «la seguridad» en las zonas aledañas a las casas -normalmente en barrios ‘bien’ de Madrid- y la comodidad a la hora de comprar. ¿Y quién suele querer poner sus cosas en venta? «Habitualmente es por fallecimiento de uno de los dueños o porque son matrimonios mayores que se quieren mudar a otra casa más pequeña porque no quieren una casa tan grande si sus hijos ya no están», explica Pedro, cuya empresa -en la que trabajan sus hijos: dos de ellos están en las ‘cajas’ improvisadas para pagar- tarda entre dos y tres semanas en tasar todas las cosas. «Suelen trabajar tres personas en ese proceso de valorar. Llega a haber casas con hasta 2.000 piezas». Muchas se tienen que limpiar y poner a punto.

Pese a llevar solo año y medio, se han encontrado casos y casas de todo tipo. Desde una vivienda bunkerizada enorme en el centro de Madrid a otra donde la dueña acumuló 1.300 relojes. «Una vez unos sobrinos que heredaron una casa en José Abascal tenían un cuadro que no sabían muy bien qué valor podía tener. Nosotros indagamos y resultó ser de un discípulo de Dalí. Lo compró un marchante de París por 40.000 euros», cuenta Pedro, cuya comisión en cada venta oscila entre el 10 y el 50% dependiendo del producto.

«El objetivo de todo es vaciar la casa. Es un servicio que ofrecemos», sostiene Pedro, que asegura que en el 99% de mercados que montan la vivienda ya está vendida y al dueño le urge vaciarla. «En vez de llevar las cosas a un guardamuebles, nos llama a nosotros», añade el empresario, que afirma que en pocas semanas, de la mano de Inés Mora, una catalana experta en antigüedades y asidua de La Moraleja Home Market en Madrid, va a abrir una delegación en Barcelona. «Hemos pensado que allí en vez de ser el fin de semana, que mucha gente sale de Barcelona a su segunda residencia, lo haremos de miércoles a viernes».

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