domingo, 14 septiembre, 2025
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Israel se enfrenta a una crisis de reclutamiento entre sus soldados

Ariel lleva semanas sin pisar Israel. Sabe que, en el momento en que lo haga, tendrá que enfrentarse a sus responsabilidades. Después de varios meses luchando en Gaza, esta vez no está dispuesto a responder a la llamada a filas del Ejército israelí. Por eso, aprovecha que cuenta con otra nacionalidad para no volver a su país. La historia de Ariel es la de muchos jóvenes israelíes. Algunos escapan de sus deberes huyendo al extranjero. Otros se niegan abiertamente y afrontan las consecuencias que pueden comportar pasar días entre rejas. Cada vez más optan por la escapatoria definitiva y se quitan la vida. Con la nueva operación militar para conquistar Ciudad de Gaza, la crisis de reclutamiento del Ejército israelí se agudiza. 

El pasado martes decenas de miles de reservistas iban a ser reclutados en el llamamiento a filas más grande después del que tuvo lugar tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023. Sin embargo, muchos de ellos no se han presentado. Están exhaustos y enfadados. La mayoría llevan casi dos años encadenando repetidas rondas de servicio, con un fuerte impacto sobre su vida personal. Algunos hace meses que no se presentan a sus puestos de trabajo, propiciando su ruina financiera. Se están perdiendo el crecimiento de sus hijos y viendo, desde lejos, sus matrimonios desmoronarse. Además, sienten que la carga no está compartida de manera justa entre la población.

Protesta de ultraortodoxos judí­os contra el reclutamiento militar, el pasado junio en Bnei Brak. / LEO CORREA / AP

La extensión del servicio militar a la comunidad ultraortodoxa pretendía aligerar esta sensación. Se cree que unos 80.000 hombres jaredíes de entre 18 y 24 años cumplen con los requisitos para integrarse en el Ejército, pero no se han alistado. Las autoridades militares han confirmado que necesitan urgentemente 12.000 reclutas debido a la presión sobre las fuerzas permanentes y de reserva. A su vez, la intención del Gobierno israelí del primer ministro Binyamín Netanyahu de conquistar Ciudad de Gaza, la mayor urbe palestina donde se refugiaban un millón de gazatíes, ha agravado las necesidades de las tropas en un momento de crisis sin precedentes.

Guerra más larga de su historia

Israel está enfrascado en la guerra más larga de sus 77 años de historia, y su sociedad se está resintiendo de ello. La tasa de suicidios entre los soldados ha aumentado considerablemente desde que comenzó la brutal ofensiva militar, que ya ha matado a más de 64.000 palestinos. Siete soldados se quitaron la vida en los últimos meses de 2023. En 2024, fueron 21, y, en lo que va de año, ya se han registrado otros 18 suicidios. Muchos de ellos eran reservistas en activo. Según las conclusiones de investigaciones militares internas, la mayoría de los suicidios recientes se debieron al trauma psicológico de la guerra en curso, incluyendo despliegues prolongados en zonas de combate, la vivencia de escenas desgarradoras y la pérdida de amigos.

El número total de muertes en el Ejército israelí durante los años 2023 y 2024, de los que se pueden extraer cifras oficiales, ha sido el más elevado en décadas. «Estamos viendo a jóvenes de 20 años completamente perdidos, rotos, agotados, que regresan con heridas psicológicas que la sociedad no sabe cómo tratar», cuenta Ayelet-Hashakhar Saidof, abogada que fundó el movimiento Madres en el Frente en Israel, a AFP. «Son bombas de relojería en nuestras calles, propensas a la violencia y a los estallidos de ira», añade. Además, las bajas militares en combate han alcanzado cifras sin precedentes, con 800 soldados muertos desde el 7 de octubre de 2023. 

Funeral por un soldado caído en batalla en Gaza en el cementero de Haifa, el pasado 8 de julio. / ARIEL SCHALIT / AP

Rechazo al reclutamiento

Por eso, cada vez más soldados se oponen a continuar sirviendo en el Ejército. A principios de agosto, 600 exoficiales israelíes firmaron una carta pidiendo una intervención estadounidense para poner fin a la guerra. Una encuesta publicada por Haaretz muestra que alrededor de un tercio de los israelíes judíos apoyan a quienes rechazan el relcutamiento. Las familias de los rehenes han insistido en repetidas ocasiones que la acción militar pone en riesgo no sólo a sus seres queridos, sino a sus soldados. El martes pasado un grupo de 300 reservistas, muchos de los cuales ya han servido durante la guerra, anunciaron en una carta que no se presentarían al servicio militar si eran llamados a filas como muestra de su oposición a la conquista de Ciudad de Gaza. 

«Nos negamos a participar en la guerra ilegal de Netanyahu y consideramos un deber patriótico negarnos y exigir responsabilidades a nuestros líderes», dijo el sargento de primera clase Max Kresch en rueda de prensa en Tel Aviv. Más allá del cansancio físico y el impacto sobre su vida personal, muchos de estos soldados alegan una pérdida de motivación y una falta de confianza en su Gobierno. Una encuesta realizada la semana pasada por el Instituto Agam a 417 soldados, incluyendo reservistas, reveló que el 40% de los soldados había visto disminuir su motivación respecto al inicio de la guerra. Se prevé que la nueva campaña militar en Gaza dure entre cuatro y cinco meses, aunque los funcionarios lamentan que las evacuaciones y las operaciones están tomando más tiempo de lo previsto.

Incertidumbre

Muchos de estos soldados han expresado su enfado por ser movilizados con tan poco aviso. Alegan que han perdido el sentido de misión, y sus superiores ya no saben qué responderles. «¿Qué se le puede decir a un reservista que lleva dos años en guerra y te dice que su familia se está desmoronando o que sus hijos han empezado a orinarse en la cama por miedo? ¿Cuántas veces puedes hablarles del sionismo y de que esta guerra es por nuestra patria?», se pregunta un teniente coronel en Haaretz. La incertidumbre a la que se enfrentan estos soldados sobre los plazos de sus servicios —que, en muchos casos, superan los 300 días al año— está provocando una grave crisis de confianza con sus superiores y, en última instancia, con su Gobierno.

El jefe del Ejército israelí, Eyal Zamir, preside una reunión con comandantes para planear la expansión de sus operaciones en la Franja. / FUERZAS DE DEFENSA DE ISRAEL / EFE

El jefe del Estado Mayor del Ejército, el mayor general Eyal Zamir, se lo ha expresado repetidas veces a Netanyahu. Zamir se opone ampliamente al plan para conquistar Ciudad de Gaza y, en las últimas semanas, ha instado al Ejecutivo a aceptar el acuerdo de alto el fuego. Hace un mes, ya advirtió que una «incursión total» podría «atrapar» a las tropas, «aumentar las bajas» y «poner en riesgo la vida de los rehenes», e insistió en apostar por la vía diplomática. Durante la reunión del gabinete de seguridad del domingo pasado, Zamir argumentó a los ministros que el plan carecía de una estrategia de salida coherente y arrastraría a Israel más profundamente hacia el interior de la Franja.

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