sábado, 20 septiembre, 2025
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Junts quiere que el mediador con el PSOE pite el final de la ‘prórroga’

El PSOE y Junts volvieron a reunirse este jueves en Bruselas. Las reuniones mensuales entre los dos partidos se han acelerado, y se ha alterado incluso su frecuencia para tratar de enderezar una alianza sujeta a unos acuerdos que no avanzan. En las delegaciones hay nervios por si todo se tuerce. Carles Puigdemont está cansado de esforzarse en convencer a las filas de que los triunfos que están por llegar en las carpetas pendientes justifican la conveniencia de seguir dándole aire a Pedro Sánchez. Así que quiere que el mediador internacional pite ya el final de la ‘prórroga’ para que así el PSOE se vea forzado a cumplir o a romper, después de que él mismo deslizara aquello de «en otoño pasarán cosas que no han pasado hasta ahora».

No es la primera vez que Puigdemont amenaza a Sánchez con llevar al traste su mandato, ya amagó con una cuestión de confianza que solo dependía de la voluntad del presidente y que acabó retirando después de un aviso del árbitro en Suiza. Pero, esta vez, el hartazgo es mucho mayor, el presidente del Gobierno está cada vez más acorralado política y judicialmente, y planea el temor a que decida, por sorpresa, adelantar unas elecciones generales y que para entonces Junts siga con la mano tendida esperando el cumplimiento de los pactos. El otoño empieza este lunes y termina el 21 de diciembre. ¿Qué es lo que puede suceder en estos tres meses?

Junts se siente atrapado en los incumplimientos socialistas porque, sin triunfos que poder lucir en su escaparate, empata con ERC a victorias, y pierde en relato, porque los posconvergentes sostuvieron su pacto con Sánchez alegando que no solo iban a «cobrar por adelantado» sino que, además, iban a cobrar más que ERC. Aliança Catalana, además, le pisa los talones en las encuestas.

El partido choca ya con una realidad: hay acuerdos, como la oficialidad del catalán en la UE, que no solo dependen de la predisposición y buena voluntad del Gobierno, sino de la unanimidad de otros 26 Estados y Alemania está en contra; y el Ejecutivo central se sostiene por una mayoría contraria a una alianza PP-Vox, y no por una obra de gobierno compartida y con una hoja de ruta clara. Esto implica que, aunque el PSOE acepte la delegación de las competencias en inmigración, Podemos pueda tumbar el plan este martes en el Congreso y anotar otro ‘no cumplido’ a la libreta del mediador.

¿Qué salida tiene Junts tras haber quedado enquistado en esta tesitura? A la práctica, se aliñe con más o menos dialéctica, solo tiene dos opciones -que pueden acabar dándose a la vez-: romper la negociación y levantarse de la mesa en Suiza, y promover un ‘boicot’ en el Congreso votando sistemáticamente en contra de todo aquello que el PSOE y Sumar sometan a votación. En definitiva, dejar caer al Gobierno.

Si llega este momento, ya no solo el PP habría asumido que solo Sánchez puede decidir cuándo activar el botón electoral, sino también Junts. Pero romper tiene una contrapartida dolorosa para los posconvergentes: Puigdemont debería asumir que su estrategia negociadora no ha funcionado y en el escaparate solo podría presumir de la amnistía -que para él no llega- y del uso del catalán en las Cortes, pero no de los otros dos acuerdos de calado -la oficialidad de la lengua catalana en Europa y el traspaso de competencias en inmigración-.

Para Junts, haber forzado la caída de Sánchez podría ser un eslogan electoral con el que reivindicar que tiene las manos libres, pese a haber apoyado al PSOE, al no haber participado en una moción de censura en alianza con el PP. Pero tendría que esperar a que unas nuevas elecciones le permitan volver a ser decisivo para el propio Sánchez -aunque sería complejo renovar un pacto que ya ha fallado- o para Alberto Núñez Feijóo -que debería salir de las urnas con una mayoría sin Vox para acercarse a Junts, algo que se antoja muy difícil-.

Así que, mientras Junts ordena al mediador que pite el final de la ‘prórroga’ y espera algún gesto del PSOE, trata de centrar el debate en Cataluña, presionando a Salvador Illa en el debate de política general que tendrá lugar en el Parlament a partir del 7 de octubre para combatir la ‘normalización’ de la que presume. El partido quiere potenciar el perfil de su grupo parlamentario para presentarse como una alternativa que sea competitiva contra el PSC y minimizar el relato de que su estrategia política pasa más por Madrid que por Barcelona. Difícilmente su ofensiva servirá para provocar una infidelidad de Illa a Sánchez, pero habrá que estar pendientes por si los posconvergentes logran arrancar alguna disensión entre el president del Govern y el presidente del Gobierno.

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