Era, probablemente, una de las grandes expectativas de la semana en la Asamblea General de las Naciones Unidas: Ahmed al Sharaa, antes conocido como Mohammad al Jolani, líder de la milicia islamista rebelde Hayat Tahrir al Sham —hace una década filial de Al Qaeda en Siria— debía dirigirse ante el mundo desde la palestra en Nueva York.
Con una piel completamente distinta: con traje, corbata, comitiva, seguridad y, ahora, como presidente interino y moderado de Siria. Su discurso de este miércoles ha sido la primera vez desde 1967 —58 años— en la que un presidente sirio se dirige a la Asamblea General de la ONU.
«La historia de Siria está llena de emociones, y mezcla dolor y esperanza, la bondad y la maldad, la fuerza y la debilidad. Pero nuestra historia es un nuevo capítulo en la lucha, uno de lucha contra la falsedad y la injusticia. Durante 60 años, siria cayó bajo un gobierno represivo, y por muchos años hemos sufrido depresión, injusticia y represión. El régimen anterior usó lo peor de su poder contra su propia población, incluyendo armas químicas, bombardeos, tortura y extorsión. El régimen anterior mató cerca de un millón de personas, demolió 2 millones de viviendas, desplazó a millones. Pero hoy Siria se ha transformado de ser exportador de crisis a una oportunidad para la paz en la región», ha dicho Al Sharaa, que durante la última semana EEUU se ha reunido con António Costa, presidente del Consejo Europeo, Georgia Meloni, primera ministra italiana, Marco Rubio, secretario de Estado estadounidense, y Recep Tayyip Erdogan, presidente turco y gran aliado del gobierno de Al Sharaa.
Levantamiento de sanciones
El presidente sirio, que ha protagonizado un discurso de menos de 10 minutos —mucho menos que la mayoría de sus homólogos y jefes de Estado—, ha reclamado al mundo que se finalice con el levantamiento de sanciones internacionales contra Siria, impuestas durante los gobiernos de Hafez al Asad (1971-2000) y su hijo, Bashar al Asad (2000-2024), ahora huido a Moscú.
«Llamamos ahora por el levantamiento total de todas las sanciones. Empresas internacionales ya han empezado a entrar al mercado sirio, mientras Siria está reconstruyendo su sistema legal, para garantizar que todos estén bajo la misma ley, sin excepción. Estamos determinados a restaurar la dignidad y el honor de Siria», ha reclamado Al Sharaa.
El líder sirio, así, ha estado batallando para controlar una transición post-Asad complicada por un Ejército sin jerarquías ni comando central, que ha protagonizado episodios de violencia sectaria contra las minorías drusa en Sweida y alauí en la costa mediterránea. Al Sharaa ha prometido ante la ONU que los culpables de estos episodios serán puestos ante la justicia.
«Desde aquí quiero expresar mi gratitud a todo aquel que ha estado al lado de los sirios, a todos los países y gentes que acogieron a la población siria en sus momentos más difíciles —ha expresado el presidente sirio—. No deseamos a nadie el sufrimiento por el que hemos pasado. Estamos entre los pueblos en el mundo que conocemos más de cerca los horrores de la guerra. Por esto estamos firmemente del de la gente de Gaza».
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