Un 1 de octubre ha sido la fecha que el azar ha dispuesto para que la ministra de Defensa, Margarita Robles, defienda el incremento de la inversión militar en un acto en Barcelona. Lo ha hecho este miércoles en el Cercle d’Economia, en un acto con la presidenta de esta entidad, Teresa Garcia-Milà.
La titular de Defensa ha sido clara y ha señalado a Rusia para explicar por qué el Gobierno apuesta por este incremento de gasto. «Los países bálticos viven una situación de terror porque ven la amenaza rusa como una amenaza muy cercana y que hoy es Ucrania, pero mañana pueden ser ellos», ha explicado. «Putin no tiene prisa y no paga ningún coste, ninguno. Da lo mismo coger soldados de Siberia que de Corea del Norte», ha lamentado en referencia al presidente ruso.
En este sentido, ha apuntado que la inversión en defensa se ve de modo distinto en Occidente que en Rusia: «No es lo mismo una democracia, donde una vida humana vale lo que vale, que un régimen como el de Putin». Robles ha criticado, en este sentido, el papel del presidente de Estados Unidos, Donald Trump: «Personalmente, tengo una decepción con él, porque no ha ayudado a presionar a Putin».
Por esta razón, Robles ha afirmado que «Europa es perfectamente consciente de que tiene que apoyar a Ucrania, porque en ello va su propia viabilidad».
La ministra ha señalado que Europa está convencida de la necesidad de aumentar el gasto en defensa, aunque no en un 5% de su PIB, como reclamaban tanto Estados Unidos como la OTAN: «Todo el mundo sabe que eso pueden hacerlo algunos países, quizá Polonia, pero en general no es posible porque la industria europea no tiene la capacidad para abordarlo».
Batalla argumental
La ministra Robles, que se ha presentado como «progresista», ha centrado parte de su intervención en dar argumentos para este rearme europeo. «La vieja Europa va a quedar reducida a vieja dama antigua», ha advertido, «si no cumple esta función de defensa». «Si no lo hacemos por la convicción de la paz, hagámoslo por interés, por los puestos de trabajo, por los valores democráticos», ha añadido, para recordar que «la paz, la seguridad y la libertad cuestan mucho de proteger».
La ministra ha admitido que en España siempre ha habido posicionamientos reacios a la inversión en defensa, posiciones a los que ha acusado de «ignorar la realidad». «En este país, por su pasado, hay gente que cree que invertir en las fuerzas armadas es un retorno al pasado», ha apuntado.
La ministra ha asegurado que el gasto en defensa no perjudicará a la inversión en sanidad o educación y ha lanzado un mensaje respecto a la actual tendencia: «Esto ha venido para quedarse, pero no hablamos de un armamentismo loco».
Inversiones a la vista
Como consecuencia de este cambio de paradigma, la ministra de Defensa ha recordado que cuando los socialistas accedieron a la presidencia del Gobierno en 2018 había 8.000 millones de euros destinados a defensa, que serán ahora 33.000 millones. «Cuando llegué, no había ni munición, ni submarinos, ni carros de combate», ha lamentado, al tiempo que apuntaba que la situación actual supone «desde el punto de vista económico una oportunidad para crecer».
En este sentido, se ha mostrado partidaria de que exista industria militar en todas las comunidades españolas y ha admitido que «hay que invertir muchísimo más en defensa en Cataluña». «Tiene un potencial enorme en temas de ciberseguridad, ciberespacio, tecnología o computación cuántica«, ha dicho. «La defensa no es un carro de combate», ha insistido.
En esta línea ha asegurado que el embargo a Israel «es justo y necesario» y que supone también una oportunidad para la industria española.
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