jueves, 16 octubre, 2025
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El mercado augura que el BBVA se quedará entre el 30% y el 50% en su opa al Sabadell

El resultado oficial de la oferta de compra (opa) del BBVA sobre el Sabadell no se conocerá hasta este viernes, pero el mercado ya se ha formado un criterio predominante. A riesgo de equivocarse, entre los inversores profesionales, el resto de bancos y algunos agentes del entorno de la operación se ha impuesto la impresión de que lo más probable es que el grupo de origen vasco se haya quedado con un grado de aceptación de entre el 30% y el 50% del capital social de la entidad catalana, según diversas fuentes consultadas.

Lo que muchos apuntan en privado lo ha afirmado este miércoles en público el director de renta variable ibérica de la gestora Bestinver, Ricardo Seixas, quien ha vaticinado que el BBVA puede haberse quedado entre el 35% y el 40%. De ser así, el banco tendrá que decidir si desiste o —lo que se juzga más probable en el mercado— se inclina por lanzar una segunda opa para terminar de controlar a su rival. Así las cosas, el precio y las posibles consecuencias de esa segunda oferta se ha convertido estos días en el último campo de batalla de la larga guerra que han mantenido las dos entidades desde hace más de 17 meses.

El Sabadell, en esta línea, decidió desvelar este martes, sin tener obligación de ello, que la inmensa mayoría de los accionistas minoritarios que tienen sus títulos depositados en la propia entidad se han opuesto a la opa: solo ha habido aceptaciones equivalentes al 1,1% del capital social del banco y la ha rechazado el 29,7% del capital restante depositado en la entidad. El mensaje que parece haber tratado de trasladar al BBVA es que debe pensarse dos veces lanzar la segunda opa, ya que sus clientes están en contra de la operación y el negocio podría resentirse.

Cuestión de precio

En el mismo sentido se puede interpretar que en las últimas horas algunas fuentes hayan comenzado a defender que el precio mínimo de esa segunda opa debería ser de 3,3922 euros por acción del Sabadell, como ha adelantado ‘Expansión’. Su argumento es que se trataría de la valoración que hizo el BBVA de los títulos al aumentar la oferta hace dos semanas y media. A su juicio, lo confirmaría que es la cifra que ha utilizado el banco de origen vasco como referencia en el folleto de la operación y las publicidades de la oferta.

Lo cierto es que esos 3,3922 euros eran la cantidad que surgía de aplicar la ecuación de canje mejorada de la opa a la cotización de los dos bancos de la sesión bursátil previa. La cantidad, por tanto, ha ido variando desde entonces (3,2631 euros este miércoles). Pero lo más significativo es que es un precio superior a la cotización actual del banco (3,226 euros) y que, además, parece difícil de igualar en las sesiones que quedan hasta que este viernes la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) desvele cuál será el criterio para fijar el precio mínimo de la posible segunda opa.

El objetivo de fondo, así, parece ser que el supervisor fije un precio mínimo más alto que el actual para tratar de que al BBVA no le salgan las cuentas para lanzar esa segunda oferta, o al menos le resulte más costosa y más beneficiosa para los accionistas del Sabadell. Con esos 3,3922 euros, la segunda operación costaría al BBVA entre 8.520 y 11.928 millones (en función de si estuviese más cerca del 50% o el 30% en la primera opa), frente a los entre 8.103 y 11.344 millones que resultarían de aplicar la cotización actual de las acciones.

Escenario incierto

Pese a todo ello, la impresión predominante en el mercado es que el BBVA lanzará esa segunda opa si le hace falta para controlar el Sabadell. Así, por ejemplo, lo ha considerado probable el ejecutivo de Bestinver, quien ha estimado que la nueva oferta le permitiría al banco obtener un 5% adicional del capital del Sabadell. Y con ello, ha añadido, podría tomar el control de la entidad, colocando un equipo directivo de su confianza, para posteriormente ir ampliando su participación poco a poco con compras en bolsa y así preparar la absorción de la entidad cuando venza la condición de no fusión fijada por el Gobierno dentro de entre tres y cinco años.

Ese escenario, en cualquier caso, también genera incertidumbres sobre sus posibles consecuencias, que siembran dudas sobre la decisión que pueda tomar el BBVA llegado el caso. En primer lugar, está por ver si la necesidad de financiar la segunda opa le obligaría a recortar la remuneración que prometió a sus accionistas si seguía en solitario (36.000 millones de euros entre 2025 y 2028), así como su posible impacto en su cotización bursátil.

En segundo lugar, quedaría por despejar si la actual cúpula del Sabadell cedería el poder pacíficamente desde el primer momento o podría producirse una pugna transitoria por el mismo. Y en tercer lugar, el banco de origen vasco asumiría lo que se conoce como un ‘riesgo de ejecución’ elevado: es decir, la posibilidad de que la integración vaya peor de lo que espera por factores internos (como un retraso en lograr los sinergias o una pérdida de clientes mayor de la prevista) o del contexto económico (como la evolución de la actividad económica o de los tipos de interés).

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