domingo, 26 octubre, 2025
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Gane o pierda en las urnas, Milei se prepara a realizar cambios en el Gobierno con el sostén inédito de EEUU

El ultraderechista Javier Milei esperaba los resultados de las elecciones legislativas con la única certeza que comparte con el poder económico y la administración de Donald Trump, a estas alturas su principal sostén: más allá de lo que revele el escrutinio, el Gobierno entrará en una nueva fase hasta 2027. Se espera que el mismo lunes comiencen a anunciarse cambios en el gabinete de ministros y la entrada de sectores que no son especialmente afines al anarco capitalista a pesar de compartir un credo conservador.

La baja participación electoral ha erizado especialmente al oficialismo. El ausentismo parecía reflejar el desencanto de muchos adherentes de Milei en noviembre de 2023, cuando ganó las presidenciales. Trump fue taxativo en su mensaje: si La Libertad Avanza no ganar los comicios, Estados Unidos le suelta la mano. Esa advertencia tiene una segunda lectura: el apoyo de Washington, materializado en una intervención en el marcado para frenar el alza del precio del dólar, necesita una contraprestación inmediata: Milei debe abrir las puertas a sus socios de la derecha tradicional. El expresidente Mauricio Macri es el principal intérprete de esos anhelos de la Casa Blanca y este domingo, a la hora de sufragar, le pidió al ex tertuliano televisivo que haga «cambios en serio». También hizo saber que espera el llamado de Milei para reorganizar en los hechos su Gobierno: «él tiene mi número, si necesita algo me va a llamar». «Seguramente lo va a llamar», pronosticó el jefe de ministros, Guillermo Francos. Macri quiere que su partido, el PRO, comande parte de los ministerios estratégicos, pero Karina Milei, la gobernante de facto en muchas áreas, se resiste a perder su influencia decisiva.

La expectativa norteamericana es que Milei pueda llevar adelante las reformas pendientes que faciliten a las empresas de ese país una serie de negocios en el litio, el petróleo y otras zonas de la economía. Pero, además, refinanciar la onerosa deuda externa adquirida desde que asumió la ultradrecha: más de 35.000 millones de dólares. De acuerdo con estadísticas estatales, Argentina debe a los organismos internacionales 92.964 millones de dólares, de los cuales el 60% corresponde a obligaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Argentina es el principal deudor del mundo del FMI: ha consumido el 60% de sus créditos a nivel global. El año venidero, el Gobierno debe abonar unos 13.000 millones de dólares en concepto de intereses.

Frente a las autoridades del JP Morgan que aterrizaron en Buenos Aires, Milei prometió horas atrás que el resultado de las elecciones le permitirá ampliar la representación en el Congreso para defender los vetos del Ejecutivo y avanzar con las reclamadas reformas laboral y tributaria.

Mercado expectante

La pregunta por el «día después» también fue formulada en público por el gobernador de Buenos Aires, la principal provincia argentina, Axel Kicilloff, quien reclamó a Milei una conversación «civilizada» entre políticos ubicados en bandos antagónicos. «¿Cómo no van a querer hablar con el gobernador de la provincia con 17 millones de votantes? Tiene mi teléfono, úselo».

La contención del precio del dólar, clave para el manejo de la inflación y el programa de «populismo cambiario», que beneficia especialmente a los sectores medios y altos, ha llegado en las vísperas de los comicios a un callejón sin salida. El Gobierno ha vendido en el mercado 25.000 millones de dólares y no ha alcanzado para calmar a los mercados. Ni siquiera la asistencia financiera por 20.000 millones de dólares garantizada por el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, logró frenar la ola compradora de la divisa norteamericana. La injerencia de Bessent tiene también efectos en la propia política de Estados Unidos. El jueves publicó una imagen realizada con Inteligencia Artificial que convierte a la senadora demócrata Elizabeth Warren en Evita. La considera una peronista.

La participación de Bessent en la gobernanza económica no tiene precedentes. «Creo que a nadie le cae bien que un presidente de otro país nos diga cómo votar, ¿no? Más allá de las imperfecciones que podamos tener los dirigentes, tenemos que recuperar un poco la autoestima. Lograr entender que somos parte de un país y no podemos ser colonia de otro país», dijo Máximo Kirchner, hijo de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchher.

La disputa interna oficial

El trasfondo económico de los cambios que se aguardan parece alcanzar también a la presidencia de la Cámara de Diputados. Su actual autoridad, Martín Menem, ha sido salpicada por el mismo escándalo de corrupción que involucra a Karina Milei. El calado de las modificaciones en el Gobierno incluye, según la prensa local, el reemplazo de Francos por Santiago Caputo, hasta ahora una suerte de «Rasputín» que, entre bambalinas, controla los servicios de inteligencia, la Aduana y las relaciones con la oposición moderada que podría favorecer una etapa de gobernabilidad. La hermana presidencial no se inclina a delegar tanto poder. «La pelea interna es ya una guerra nuclear y sucedió, alegremente, en vísperas de elecciones que definirán cómo serán los próximos dos años del gobierno mileísta», dijoJoaquínn Morales Solá, columnista del diario La Nación.

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