A principios de los años 40, cuando el veneno nazi se extendía por Europa y el miedo y la violencia campaban a sus anchas por el continente, la Cerdanya se convirtió en paso fronterizo y ruta de escape para quienes huían del horror. A un lado, Puigcerdà. Al otro, Dorres. Y entre ambas, con suerte, una meta volante rumbo a la libertad. «Era una red afectiva y eficaz, extravagante e impensable; una red de evasión para que judíos, aviadores aliados y perseguidos por el fascismo cruzasen la frontera», explica Núria Cadenes (Barcelona, 1970), cuya evocación de aquella suerte de ferrocarril subterráneo antitotalitario le ha valido este jueves el VII Premi Proa de Novel·la.
A los mandos de tan socorrida ruta de escape y dando vida a las páginas de ‘Qui salva un vida’, el libro con el que la escritora se ha llevado los 40.000 euros del galardón, una plétora de héroes por accidente con los que la autora de ‘En carn i ossos’ quiere reivindicar la bondad en momentos especialmente aciagos. «En este mundo que te dice constantemente que has de ser tú y tu ombligo, vale la pena explicar que a veces pasa lo contrario. Yo vengo de Valencia, y la gente se ayuda; hay gente que actúa bien», reivindica Cadenes, instalada en la ciudad del Turia desde los años 90 y que ya abordó los estragos de la dana de 2024 en su relato ’20 hores i 11 minuts’.
La escritora, que venía de reconstruir la vida de Tiberio Flavio en ‘Tiberi Cèsar’ y de novelar el asesinato del joven antifascista Guillem Agulló en ‘Guillem’, no ha tenido que investigar demasiado para construir el corpus narrativo de ‘Qui salva una vida’: su tío abuelo Joan, explica, impulsó desde la rectoría de Puigcerdà una de esas redes de evasión que atravesaban la Cerdanya. ‘Mossèn Joan’, o ‘mossèn perdó’, como se le conocía en el pueblo, no logró que Núria Cadenes hiciera la primera comunión, pero décadas antes había ayudado a cruzar la frontera a decenas de judíos, aviadores aliados y perseguidos por el fascismo. No estaba solo, claro. A su alrededor, un ejército accidental de curas, monjas de hospital, comunistas de carnet, maquinistas de tren y taquilleras de cine conformaban la resistente red antinazi de Joan Domènech. «Eran personas normales, gente que no esperas que haga cosas extraordinarias, y sin embargo las hizo», explica.
Núria Cadenes, fotografiada en la biblioteca Montserrat Abelló / JORDI COTRINA
Durante años, reconoce Cadenes, la historia de su tío abuelo la ha perseguido. «No sé por qué no la había escrito hasta ahora. Quizá por pudor. O por respeto a mi familia. Tampoco sé por qué la he escrito ahora», apunta. Solo que, en realidad, sí que lo sabe: la culpa de todo, asegura, la tiene Carlos Zanón, escritor y comisario de BCNegra a quien escuchó decir un día que «literariamente es muy difícil escribir sobre la bondad». «Es más fácil hacerlo sobre la maldad», recuerda citando al autor de ‘Taxi’. Decidida a demostrar que la benevolencia y la generosidad también podían generar libros importantes, ha rescatado aquella historia familiar y la ha transformado, según el jurado, en «una novela lírica, vibrante, guiada por una pulsión ética que la identifica de la primera a la última página». Una narración atornillada al pasado con la que la valenciana de adopción sigue ahondando en su modus operandi: «coger fragmentos de la realidad y hacer literatura».
Desde esa frontera cuenta la historia de un personaje al que conocemos siendo brutalmente golpeado por un antiguo agente de la Gestapo en una iglesia catalana y que, fuera ya de plano, se marchó a República Dominicana para plantar cara a Rafael Leónidas Trujillo. «No es solo la historia de un hombre, sino de muchos hilos que nos hablan de todo lo que ocurría en ese tiempo», destaca la autora sobre una novela que, a la venta a partir del 12 de noviembre, reflexiona sobre los dilemas morales asociados al bien y el mal y plantea «hasta que punto hacer el bien exige un sacrificio total». ‘Mossèn Joan’, por ejemplo, acabó ‘desterrado’ por la jerarquía católica a Organyà, donde recibió la inesperada visita del oficial nazi que pone en marcha la novela.
Suscríbete para seguir leyendo
