domingo, 16 noviembre, 2025
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Los países del Golfo apuestan por el aumento de impuestos como vía de financiación alternativa al petróleo y al gas

La era dorada del gas y del petróleo está llegando a su fin en los países del golfo Pérsico. La volatilidad del mercado de los combustibles fósiles, el aumento del gasto público y la transición energética están poniendo en jaque una región que hasta hace muy poco ofrecía una tributación mínima a sus ciudadanos y mantenía, al mismo tiempo, unos servicios públicos de calidad. A pesar de que el consumo de gas y de petróleo sigue siendo fundamental para la economía global, los miembros de el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) —Arabia Saudí, Qatar, Baréin, Kuwait, Omán y Emiratos Árabes Unidos (EAU)— han comenzado a aprobar nuevos impuestos y a prepararse para un escenario futuro alejado de los combustibles fósiles

Los cuantiosos ingresos obtenidos del petróleo y el gas han permitido a estos países realizar importantes inversiones en infraestructuras, planes de creación de empleo y programas de bienestar social en las últimas décadas, algo que les ha garantizado una cierta estabilidad política y social. Pero las previsiones a la baja del precio del crudo, provocadas por la creciente apuesta por las energías renovables a nivel mundial y por un aumento de la oferta por parte de países externos a la OPEP, como Estados Unidos y Brasil, están obligando a los miembros del CCG a imponer —o en el menor de los casos, a plantearse— nuevas vías de ingresos que permitan mantener su modelo de bienestar actual.

IVA e impuesto sobre la renta

Los países del CCG acordaron implementar por primera vez un IVA del 5% en 2016. Si bien es cierto que en Kuwait y en Qatar todavía no lo han puesto en marcha, en Arabia Saudí este tributo aumentó hasta el 15% en 2020 y Baréin optó por subirlo hasta el 10% en 2022. Omán y EAU lo implementaron en 2021 y 2018 respectivamente y lo han mantenido en el 5%, aunque no se descartan nuevas subidas en el futuro. Algo parecido ocurre con los impuestos especiales a los bienes de lujo, al tabaco y a las bebidas azucaradas, inexistentes hasta hace pocos años y establecidos actualmente en prácticamente todos los países de la región.

La última muestra del aumento de la carga impositiva ha sido la decisión de Omán de aplicar por primera vez un impuesto sobre la renta a partir de 2028, convirtiéndose en el primer país del CCG en hacerlo. A partir de ese año, las personas con ingresos superiores a los 42.000 riales omaníes anuales (unos 93.000 euros) estarán sujetas a un tributo del 5%. Esta decisión apenas repercutirá en un 1% de la población y tendrá un impacto reducido en las arcas públicas, pero la aprobación de este gravámen ha abierto la puerta a que se reduzca en el futuro el umbral de ingresos tributables, afectando a un sector más amplio de la población.  

Existe el temor a que esta decisión, la cual afectará en gran parte a trabajadores extranjeros, afecte a la captación de inversiones en un momento clave para el país, el cual está tratando de impulsar el sector privado para diversificar su economía y reducir el número de trabajadores públicos. Pero Nasser Khalifa Al Kindi, jefe de la autoridad de inversiones de Omán, descarta esta posibilidad e insiste en que el país sigue siendo un destino competitivo para los inversores internacionales. «La carga impositiva en Omán es la más baja en la región, así que incluso si hay aumentos de impuestos, nuestro país sigue siendo más competitivo para los inversores que sus propios países o que nuestros vecinos», explica a EL PERIÓDICO. 

Descontento social

La implementación de este impuesto en Omán servirá de referencia para el resto de países de la región, que podrían estudiar aprobar una medida similar. Sin embargo, no todos los miembros del CCG tienen la misma urgencia de reducir la dependencia de los combustibles fósiles y de buscar vías alternativas de financiación. «Es muy urgente para Baréin debido a su difícil situación fiscal y algo urgente para Arabia Saudí, que tiene déficit pero niveles de deuda relativamente bajos. No es urgente (ni económica ni fiscalmente) para Catar ni los Emiratos Árabes Unidos, que cuentan con grandes reservas fiscales, altos ingresos y poblaciones reducidas», asegura por correo electrónico Steffen Hertog, profesor de la London School of Economics y experto en Oriente Próximo. 

Los cambios graduales en materia de impuestos han abierto el debate sobre la posibilidad de que aumente el descontento social y el riesgo a una mayor inestabilidad política en estos países, gobernados por regímenes autoritarios. Algo que Hertog ve posible, pero poco probable. «El lema ‘no taxation without representation’ [no a los impuestos sin representación] probablemente se ha exagerado. A nadie le gustan los impuestos, pero los regímenes del CCG gozan de una legitimidad bastante alta, ya que proporcionan seguridad, servicios públicos decentes y oportunidades económicas a sus ciudadanos», afirma el profesor, quien añade que los conflictos en países de la región, como Yemen, Irak y Siria, han provocado una disminución del interés por la movilización política.

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