Hay construcciones que son mucho más que los simples materiales que las componen. El Puente Ezio Armando Carena, conocido popularmente como el «Puente Central» o «Puente Viejo», es una verdadera pieza de la historia viva de Villa Carlos Paz. Desde su inauguración, ha sido testigo y protagonista del desarrollo turístico y urbano de la ciudad.
No sólo ostenta el título de haber sido el primer vínculo vital sobre el río San Antonio, sino que conecta además los dos centros.
La necesidad de conectar las incipientes urbanizaciones a ambos lados del río fue el motor de su creación. El puente original fue erigido en 1889, mucho antes de que Carlos Paz fuera la ciudad que hoy conocemos. Era un modesto puente de una sola mano, construido principalmente con durmientes de madera y formó parte esencial del camino que enlazaba la zona de San Roque (donde luego surgiría Carlos Paz) con Cosquín. Años más tarde, se integraría a la primera traza de la Ruta Nacional 20, consolidando su importancia como eje de comunicación.
Esta primera versión de madera, aunque funcional, fue vulnerable a la furia de las crecientes del río. De hecho, una gran creciente del río San Antonio en 1931 se llevó consigo el puente y desconectando el poblado, marcando un antes y un después.
Tras el colapso del puente de madera, se hizo evidente la necesidad de una estructura más robusta y duradera.
La idea original de construirlo en hormigón armado se modificó por razones de costos, optándose por una estructura metálica. Se utilizaron vigas de 22 metros de largo que, según los registros históricos, fueron transportadas desde Paso de los Libres, reparadas en Buenos Aires y finalmente llevadas a Carlos Paz.
El 4 de abril de 1954 se encaró una remodelación significativa que reemplazó las estructuras de hierro y madera por una de hormigón, la base del puente que sigue en pie. El nombre oficial, Ezio Armando Carena, honra a un destacado político, ciudadano carlospacense, historiador y gran promotor del turismo en la ciudad, cuya familia también tuvo un papel importante en el desarrollo hotelero de la villa. El propio Carena, fallecido en 1996, fue un motor en la modernización de la ciudad.
A lo largo de las décadas del setenta, ochenta y noventa, el Puente Carena fue objeto de múltiples reformas para adaptarlo al creciente tránsito y embellecerlo. Hoy, con sus luces LED y su ubicación privilegiada, no solo es una arteria vial, sino también un ícono turístico que conecta el corazón comercial de la ciudad.
El puente ha visto la construcción de nuevos puentes a su alrededor (como el Puente del Centenario y el Puente Uruguay), pero mantiene su distinción como el primer y más histórico cruce que tuvo Carlos Paz.
