La carlota de duraznos es uno de esos postres que atraviesan generaciones y siguen vigentes gracias a su sencillez y su inconfundible espíritu hogareño. Fresca, ligera y sin necesidad de horno, es ideal para los días de calor y una excelente forma de aprovechar los duraznos de temporada o recurrir a la versión en almíbar cuando se busca practicidad.
Este postre se arma en capas: vainillas apenas humedecidas, una crema suave y aireada, y el durazno como protagonista principal. La clave está en la calidad de la fruta: duraznos bien maduros si son frescos, o una buena lata en almíbar si se quiere resolver rápido y sin complicaciones.
Ingredientes (para 4 personas)
- 1 lata grande de duraznos en almíbar (o 4 duraznos maduros)
- 1 paquete de vainillas
- 300 g de crema de leche
- 200 g de queso crema
- 4 cucharadas de azúcar
Preparación
Batir la crema de leche junto con el azúcar hasta que tome cuerpo, cuidando de no llevarla a un punto de chantilly firme. Agregar el queso crema y mezclar suavemente hasta lograr una preparación homogénea, lisa y bien cremosa.
Cortar los duraznos en cubos pequeños y reservar algunas láminas para la decoración final.
Mojar ligeramente las vainillas en el almíbar de los duraznos. Si se utilizan duraznos frescos, se pueden humedecer con un poco de su jugo natural o apenas con agua. Cubrir la base de una fuente o molde con una capa de vainillas.
Colocar por encima una capa de crema y luego una capa de duraznos. Repetir el procedimiento hasta terminar con una capa de crema en la superficie.
Decorar con las láminas de durazno reservadas y llevar a la heladera por al menos 4 horas antes de servir, para que el postre tome consistencia y los sabores se integren bien.
Para servir
Se sirve bien frío, solo o acompañado con un toque extra de fruta fresca. Es un postre simple, rendidor y perfecto para cerrar una comida de verano con algo dulce, fresco y sin complicaciones.
