La justicia de Santa Fe procesó este viernes a cuatro personas por estafas piramidales millonarias cometidas durante el último lustro e hizo público el esquema que la banda, conformada por dos matrimonios integrados por una diseñadora de moda, su marido, una empleada y un coiffeur para engañar a personas desde un reconocido local de alta costura de Rosario. El juez resolvió garantizar la libertad a los acusados bajo reglas de conducta. El botín investigado: más de medio millón de dólares y cien millones de pesos provenientes de casi 40 estafados.
Para cuando este viernes se hizo en Rosario la audiencia imputativa contra María Tedesco (54), Jaime Mestre (60), María Juncos (43) y Rodrigo Ruggeri (44), luego de la cual quedaron formalmente procesados por la Justicia, al esquema de estafas que lideraban ya se le veían las costuras. Los cuatro fueron imputados por haber estafado a casi 40 personas por cifras millonarias y operando desde un reconocido salón de alta costura de esa ciudad, Alesca.
Tedesco es diseñadora de moda y ahora también acusada de estafa reiterada en calidad de autora. Junto con su esposo, Mestre, regentaban Alesca («Novias – Quince – Fiesta – Prêt-à-Porter«), un local de alta costura que vistió durante años a las rosarinas hasta su cierre, hace poco más de un año. En Alesca, que funcionaba en Italia al 700, se llevó a cabo durante un año y cinco meses un esquema de estafas piramidales diagramado a medida por Tedesco pero que también integraron Juncos y Ruggeri, empleada del local y coiffeur, respectivamente, y a su vez casados entre sí.
Según la fiscal María Teresa Granato, Tedesco desplegó desde el 14 de abril de 2023 y el 23 de septiembre de 2024 «maniobras engañosas idóneas que indujeron al error a un número plural de personas», al menos 37, que en total aportaron un total aproximado de 594.352 dólares y 115 millones de pesos con fines de inversión en variadas operaciones de especulación lucrativa. Todo, en cambio, terminó en un desfalco.
De acuerdo con la imputación, las maniobras estribaron en prometer rendimientos mensuales determinados (de entre 18 y 30 por ciento de lo invertido), instrumentados mediante la suscripción de pagarés, aprovechándose de la confianza generada por su actividad comercial en Alesca, y también de su trato personal más estrecho con algunos de los inversores. Sin embargo, los fondos recibidos no eran aplicados al destino invocado, conforme surge del material probatorio de su procesamiento judicial, lo que le permitió obtener un beneficio patrimonial ilegítimo.
A Juncos se le atribuye haber prestado colaboración primaria y necesaria para la consumación de las estafas, bien interveniendo en la recepción del dinero, la entrega de pagarés, la coordinación y el pago de intereses y la captación de nuevos aportantes, o bien contribuyendo de modo decisivo a la inducción al error en las víctimas del esquema. A su esposo, Ruggeri, la fiscalía interviniente endilga que, valiéndose del vínculo de confianza que mantenía con numerosas víctimas (como peluquero), promovió el ingreso de terceros a la estructura de inversión, recomendándola como confiable y rentable, y facilitó contactos, lo que configuró una participación primaria.
Respecto de Mestre, con quien Tedesco regentaba el local de alta costura, él fue acusado de prestar una colaboración secundaria en la ejecución de tales maniobras defraudatorias, al haber participado en la recepción, conteo y entrega de dinero y efectuado pagos parciales a víctimas desde cuentas a su nombre, contribuyendo así a sostener la apariencia de cumplimiento y a prolongar la confianza de los inversores estafados.
Detalles del ardid: en Alesca (Italia 772, Rosario; Prêt-à-Porter, listo para llevar) se exhibían modelos de vestidos de fiesta y fotografías con personalidades, como ser futbolistas de renombre y familiares suyos, todos ellos presentados como supuestos clientes del local. En ese marco, Tedesco edificaba una narrativa de solvencia económica y respaldo comercial. Por eso la Justicia considera que la existencia de un local de larga trayectoria en el acervo de Rosario fue instrumentalizada como elemento de credibilidad para captar inversores.
Tedesco atendía en persona a quienes llegaban a su comercio y les explicaba que, además del negocio de confección de alta costura, recibía inversiones destinadas a financiar la compra de telas, bijouterie, piedras y otros insumos de importación luego utilizados en la fabricación de los vestidos, que se vendían a precios que permitieran cubrir el pago de los intereses.
Pero no sólo eran clientes del local quienes invertían en la movida de Tedesco: los mismos Juncos y Ruggeri comenzaron primero invirtiendo, poco tiempo después del ingreso al local de ella al local (donde trabajaba como administrativa), y después como multiplicadores y hasta cobradores. El negocio creció tanto que durante 2024 Tedesco resolvió abrir una oficina en Italia al 800, a una cuadra de su local, para destinarla únicamente a la recepción y retiro de dinero de las inversiones, con el objetivo de separar los tantos con la alta costura, «no generar una imagen extraña en el local», como señaló Juncos durante las indagatorias.
Todo comenzó a colapsar en septiembre de 2024. El 23 de ese mes la diseñadora de moda al frente de Alesca suspendió los pagos y enviar mensajes predeterminados a varios de los inversores para advertirlos respecto de una decisión suya de tomar crédito de otras 200 personas para regularizar, en el plazo de 30 días, la situación.
Pero eso no sucedió, sino que la investigación pudo determinar que en realidad todos los fondos no fueron ni para invertir ni para comprar insumos para la confección de vestidos, sino que se destinaron al pago de intereses, a otros aportantes y gastos personales. Al menos este viernes el juez Hernán Postma resolvió procesarlos pero garantizarles la libertad bajo ciertas normas de conducta.
