miércoles, 24 diciembre, 2025
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Felipe VI, por una transición «colectiva» y no Juancarlista

Felipe VI ha inventado la cita por exclusión. Era imposible que mencionara explícitamente al Juan Carlos I de ‘Reconciliación’, donde el presunto autor está a un paso de exigir la devolución de la corona. Sin embargo, el segundo párrafo del mensaje navideño del monarca vigente se abre con un explícito «la Transición fue, ante todo, un ejercicio colectivo de responsabilidad«. La dilución de los protagonismos individuales se intensifica al fijar la migración de la dictadura a la democracia, en la «voluntad compartida de construir un futuro de libertades». Y por si el «marginado» según propia definición en Abu Dabi insiste en no darse por enterado, se embarca su egotismo en el vagón populoso de «quienes encauzaron aquel proceso», sin singularizarlo. Feliz aniversario de la restauración, casi dan ganas de concederle al Padre que el auténtico duro de la familia es el Hijo.

Cuesta emocionarse con la prosa de la Zarzuela , ahora grabada en el Palacio Real, pero la Nochebuena ayuda. El año en que el Rey casi pronuncia la palabra «genocidio» ante la Asamblea de la ONU, se cierra anulando la soberbia de Juan Carlos I, con tanta meticulosidad que hasta la «integración europea» fue asimismo «el resultado de un compromiso colectivo». El Jefe de Estado rehabilita por si acaso «la especial ejemplaridad en el desempeño de los poderes públicos», que hasta su padre reconoce por escrito que traicionó.

Felipe VI no se asoma condescendiente desde el balcón de la Jefatura del Estado a los belenes caseros, ni se siente urgido a colar las virtudes de la monarquía entre los turrones. Analiza y advierte con nitidez contra «los extremismos, los radicalismos y los populismos», en una afrenta que la caverna no pasará por alto. Y para despedirse demostrando que no tiene deudas hereditarias pendientes, vuelve a difuminar al padre en «quienes nos precedieron». El axioma de que «las ideas propias nunca pueden ser dogmas» es quizás la mejor reseña implícita de ‘Reconciliación’, porque hay algo peor que una crítica feroz, hundir al adversario en el anonimato.

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