En Ogre hay dos bares. Mil habitantes, la mayoría de ellos mayores, alternan entre ambos. Y por allí de caer María Pérez. Natural de este pueblo del altiplano granadino, en la comarca de Húescar, el llamado ‘Levante granadino’. Una de las pocas comarcas españolas que limitan con cuatro provincias distintas. Combina cultura y tradiciones granadinas, manchegas —en su gastronomía— y murcianas. «Ogre es el típico sitio que estoy sentada y la mesa de cuatro acaba siendo de 20. Es muy familiar, todos nos conocemos y sientes el calor de las personas. Es un lugar donde aún se mantienen las puertas abiertas y se habla a la gente por su apodo. Es donde cada vez que voy me siento en casa, porque es mi casa. Desconecto, vivo en una cueva, con lo cual no tengo cobertura si no enciendo el wifi».
De la mano de Jacinto Garzón
En este pueblo de la España vaciada María descubrió la marcha atlética con 11 años, que comenzó a practicar en el colegio a las órdenes de Jacinto Garzón, su entrenador desde entonces. «A veces le digo que no somos entrenador y atleta, somos mucho más. Tenemos una relación mucho más familiar. Creo que ha sido un binomio bueno, que ha dado buenos resultados. Tengo mucho carácter con él. Soy muy exigente conmigo misma, también lo soy con él. Soy quien soy gracias a él. Al final, por suerte o por desgracia, la figura que aparece en la tele es el atleta, pero el atleta no es nadie sin el entrenador, que es la persona para mí clave, la que se calienta la cabeza, la que hace todo lo posible para que ese día, a esa hora, podamos tener nuestra mejor versión».
Dicen que después de la tormenta viene la calma. Y si 2025 ha sido un año que nunca olvidará, antes hubo un 2024 complicado. Lesiones, su divorcio, mudanza… «En 2024, cuando me divorcié antes de los Juegos Olímpicos, me fui de casa, y volví a vivir donde empezaba todo, que era con mis padres y con mi entrenador, Jacinto. Cuando estudiaba en Baza estuve una época viviendo con él, y en 2024, cuando me divorcié antes de los Juegos, regresé con él y a mi casa. Sé que para él no fue fácil, por eso el abrazo después de la medalla de plata en los Juegos de París tiene mucho significado para mí y para él. Es como mi padre, por lo que ha vivido y lo que ha sufrido. Creo que mis padres y Jacinto han sufrido más que yo porque yo lo llevo por dentro, pero a ellos se les notaba un poquillo».
Pérez se colgó la plata en París en los 20 kilómetros marcha por detrás de su la china Yang Jiayu. María si ganó el oro en la prueba del relevo mixto en París, pero su sueño es coronarse campeona olímpica de la prueba individual. Pese a quedarse a un paso de cumplir su deseo de niña, eso no rebajó su ánimo y en 2025 logró un hito histórico: lograr dos dobletes (ganar dos medallas de oro en las mismas pruebas) en dos Campeonatos Mundiales consecutivos, los de Budapest en 2023 y en Tokio en este 2025, una hazaña que antes solo habían conseguido Carl Lewis, Usain Bolt y Mo Farah. Así que Pérez se convirtió en la primera mujer en lograrlo con su exhibición en la marcha atlética de Tokio. Una gesta que la llevó, además, a ser proclamada la mejor atleta del año por la Federación Mundial de Atletismo. Un galardón que nunca había ganado un atleta español.
La María más reivindicativa
María mostró su perfil más reivindicativo tras conquistar las calles de Tokio y en la gala de World Athletics, poniendo en valor el trabajo de las mujeres y el de los marchadores, «de los que solo se acuerdan cuando llegan las grandes citas para reclamarnos medallas. Nuestra disciplina no tiene todo el valor que podría tener cualquier otra con tantas medallas y tan buenos resultados. Falta mucho por reconocer y, sobre todo, por visibilizar». Su rutina diaria depende de la época de la temporada, pero suele acumular tiradas de 15 ó 21 días de entrenamiento sin descanso. «El volumen de trabajo depende de la distancia que esté preparando, 20 ó 35 kilómetros, pero suelo entrenar una media de ocho o nueve horas diarias. Siempre digo que el deportista de élite lo es las 24 horas del día. Eso incluye el descanso y la alimentación. Cuidar de todo el conjunto es lo que permite que puedas tener buenos resultados».
Su objetivo es colgarse el oro olímpico en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, con lo que cerraría el círculo, y después ser madre. Para entonces tendrá 31 años, y aún le quedará carrera deportiva por delante. Pero se lo tomará con más calma: «El camino no ha sido fácil, pero hay un refrán que me dicen mucho en casa y que me gusta recordar: ‘Lo que no te mata te hace más fuerte’. Son muchas las piedras del camino que hay que esquivar hasta que cumples tu sueño». El suyo es «tomarme una cervecita en los bares de Ogre como campeona olímpica». Ocurra o no, esta niña de la España vaciada ya se ha convertido en la reina del atletismo mundial.
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