Tras encabezar un plenario en Florencio Varela, el gobernador de la provincia de Buenos Aires,, Axel Kicillof, reiteró “el rechazo a los intereses que representa el gobierno de Milei, a su intolerancia y agresión, a la crueldad como práctica política” y ratificó su negativa a la Ley Bases y al Pacto de Mayo.
“Es un rechazo al ataque a la universidad pública, al intento de disolver los derechos laborales, de destruir la industria nacional y rifar nuestros recursos naturales. Es un rechazo al cuestionamiento de la soberanía argentina y a la entrega de la Patria”, expresó en su cuenta de X, donde remarcó que no está de acuerdo “con la plataforma ni con las ideas” del Presidente.
03.10 | Afiliados al club de la derecha extrema
Por Jorge Fernández Díaz
El gran secreto de uno de los más geniales novelistas fantásticos de todos los tiempos radica en el crudo realismo con que siempre describió la sociedad en la que ocurrían los acontecimientos más increíbles y sobrenaturales. Volcado ahora a la novela negra y buscando aquel mismo efecto de verosimilitud, Stephen King no solo es capaz de regar con reconocidas marcas comerciales la acción y hacerle decir a un personaje de ficción que Netflix produce bodrios, sino que se ve obligado también a dar cuenta –casi en tiempo real– de la grieta que se abrió en su país luego de la experiencia trumpista : madres e hijas distanciadas, vecinos que se odian, “lágrimas de alivio cuando Biden ganó las elecciones” y una conclusión lapidaria: Donald Trump se ha ido dejando a sus espaldas un país en guerra consigo mismo (sic). En su última obra –Holly– King no intenta pontificar ni llevar agua para su molino; solo recurre a ese fenómeno que es hoy central en el herido subsuelo social de los Estados Unidos, porque si lo eludiera sus lectores no podrían suspender su incredulidad y sentir identificación con las criaturas imaginadas y, por lo tanto, aceptar las peripecias extraordinarias que le aguardan. Es muy impresionante abandonarse a una investigación detectivesca (el gran género sociológico de la actualidad) y a la vez notar el trauma que el trumpismo ha abierto en el pueblo norteamericano : una cosa es que los ensayistas y teóricos te lo enuncien racionalmete.
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Por Martín Rodríguez Yebra
La potencia sísmica del fenómeno Javier Milei arrasó el sistema político argentino seis meses atrás. Pero lo que sirvió para destruir todavía no alcanza para gestar algo nuevo. El gobierno libertario sigue atrapado en las arenas movedizas del Congreso, donde se hunde la ilusión de alcanzar una hegemonía sin esfuerzo.
“Tengo barro por todas partes”, ironizó Milei en su disertación del viernes en España, en donde se declaró asqueado por el ejercicio de la negociación al que lo obliga su cargo. El consenso para él es una actividad sucia, asociada a la corrupción. Lo irrita que la Ley Bases y el paquete fiscal se hayan trabado en el Senado, en medio de un debate caótico, a mil bandas, sin nadie en condiciones aún de reconducirlo.
El fiasco legislativo lo vive como la contracara de lo que, a su juicio, es el éxito del plan contra la inflación. En su hoja de ruta todo lo demás se subordina a ese objetivo que persigue con afán religioso. Menosprecia a quienes alertan sobre las consecuencias del ajuste que él mismo celebra como “el más grande de la historia de la humanidad”. La traducción que hacen en su entorno es simple: estabilizar los precios sería un logro colectivo con un impacto muy superior a la suma de los dramas individuales que pueda provocar la recesión en curso.
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02.00 | El vacío, el principal aliado de Milei
Por Joaquín Morales Solá
El apoyo social a Javier Milei es un fenómeno político que existe, pero que es difícil de explicar. La economía está en recesión desde hace mucho tiempo (incluidos los últimos tiempos de Alberto Fernández y Sergio Massa), y el sinceramiento en marcha de precios y tarifas provocó una inflación devastadora para la gente común. Es cierto que se percibe una tendencia inflacionaria hacia la baja, pero el índice de abril (8,8 por ciento mensual) no es muy distinto del de octubre del año pasado cuando Massa gestionaba la economía (8,3 por ciento). La diferencia consiste en que los precios y las tarifas no están ni pisados ni congelados, como sucedía con Massa, aunque ahora la economía tampoco está totalmente sincerada. Si la inflación se estancara en alrededor del 5 por ciento mensual, los argentinos no estarán ante un milagro económico. Peor: sería una tragedia nacional según la comparación con cualquier país serio del mundo. Es evidente un exitoso programa de marketing gubernamental (no por nada Santiago Caputo tiene el ascendiente que tiene en el Presidente), pero lo cierto es que hasta ahora la administración no logró sancionar ni una sola ley en el Congreso. De hecho, los legisladores con mayor experiencia sostienen que no habrá Pacto de Mayo en mayo –valga la redundancia– porque sencillamente ya no hay tiempos parlamentarios para aprobar la Ley Bases y el paquete fiscal. El Pacto de Mayo fue anunciado con pompa y circunstancia por el Presidente en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso en marzo pasado. Fue su discurso más serio, fundamental y homologable desde que es presidente. No pudo avanzar más allá del ponderable enunciado.
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Luego de que el presidente de España, Pedro Sánchez, acusara a Javier Milei de “odiar la democracia” y lo definiera como “un líder de la internacional ultraderechista”, el mandatario argentino afirmó que nunca se cruzó personalmente con su colega español y estimó que “no se anima a tener un cara a cara” con él”.
“Debe ser que no se anima el señor Pedro Sánchez a tener un cara a cara conmigo. Qué pretende, adhiriendo a ideas tan aberrantes como el socialismo que han sido un fracaso en lo económico, lo social o cultural, y mataron a 150 millones de seres humanos tenga la altura intelectual de poder debatir media idea conmigo. Olvídate, no existe”, manifestó en una entrevista con El Observador.
En ese sentido, pese a las idas y vueltas de los últimos días, el líder de La Libertad Avanza (LLA) descartó haber tenido alguna vez un cruce directo con Sánchez. “Si ni siquiera me lo he cruzado nunca. Lo que digo, dado que se dedica a hablar de mí, lo único que hago es exponerle que las cosas que él propone no están en favor de de los españoles, están en contra de los españoles. Le muestro la incoherencia y la inconsistencia de sus planteos, de él y de su gente, que además manda a sus ministros agredirme, es una cosa nunca vista. Que los ministros salgan en manada a agredirme, debe ser porque son demasiado poco, intelectualmente poco como humanos, que tenían que salir todos juntos a pegarle a uno solo”, agregó.
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LA NACION