BELO HORIZONTE.– Lo que parecía una noche tranquila, poco común en los últimos enfrentamientos entre argentinos y brasileños, terminó, otra vez, con escenas de violencia. Esta vez, se trató de la represión policial contra el grupo de hinchas de San Lorenzo que se ubicaron en uno de los codos del estadio Arena MRV. Cuando faltaban 10 minutos para el final del partido y Mineiro dejaba correr el reloj, estando 1-0 arriba, comenzaron a detonar bombas de gas lacrimógeno, y enseguida se percibió un impactante tumulto en la parcialidad argentina.
En pocos segundos, el estadio dirigió todas sus miradas al sector donde se agrupaban los hinchas azulgranas. Escenas repetidas, ya casi una costumbre en cada visita de clubes argentinos a estadios brasileños. Los hinchas del Cuervo, en su intento de defenderse de los bastonazos de la policía, se dispersaron. Otra vez hubo bombas y la humareda paulatinamente bajó al campo de juego y dejó algo mareados y descompuestos a varios futbolistas de ambos equipos.
El partido fue reanudado mientras la policía cercaba a los simpatizantes de San Lorenzo, que, ahora inmóviles, se guarecían en un rincón, en una clara muestra de querer acabar con los incidentes. Al final hubo algo de tranquilidad, en una noche de Copa Libertadores que, como tantas otras, se vio manchada por la violencia y, sobre todo, por el accionar desmedido de la policía brasileña contra los espectadores argentinos.
Además, el público visitante se llevó una derrota por 1 a 0 y la eliminación en el torneo, a pesar de la superioridad del conjunto azulgrana, tanto en Buenos Aires como en Belo Horizonte. Mineiro avanzó así a la etapa de cuartos de final, en la que se cruzará con Fluminense, también de Brasil.