Un incidente insólito tuvo lugar el miércoles 18 de septiembre, cuando un vuelo de la aerolínea Scandinavian Airlines tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en Dinamarca. La aeronave, que viajaba de Oslo, Noruega a Málaga, España, tuvo que interrumpir su trayecto normal por la aparición inesperada de una rata. La situación obligó al piloto a cambiar el rumbo y realizó una parada no planificada.
El descubrimiento del pequeño animal fue realizado por una mujer que, al abrir su comida, se encontró con la rata. Jarle Børrestad, otro pasajero, compartió la anécdota en su cuenta de Facebook. En su publicación, mostró una imagen junto a otras dos mujeres que estaban sonriendo, evidenciando que, a pesar del incidente aéreo, el caos no se apoderó de todas las personas en la aeronave.
Por su parte, un portavoz de Scandinavian Airlines habló con People y brindó detalles del episodio. “Hicimos un aterrizaje muy normal en Copenhague para cambiar el avión y el servicio de catering, lo cual es un procedimiento completamente normal cuando se encuentra un roedor a bordo”, dijo.
“En estos casos, tenemos procedimientos muy claros que seguir, incluida una inspección completa de la aeronave y de todos los procesos de nuestros proveedores para ver qué es necesario mejorar o cambiar para evitar situaciones como estas. Esta inspección e investigación se ha iniciado ahora”, concluyó.
Según la Asociación de Pilotos y Propietarios de Aviones (AOPA, por sus siglas en inglés), la presencia de roedores en aeronaves representa un serio problema de seguridad. Estos animales tienen la costumbre de masticar diversos materiales, incluidos cables eléctricos, de acuerdo con la organización sin fines de lucro estadounidense. Esta actividad no solo afecta el funcionamiento de los equipos, sino que los daños parciales son aún más peligrosos, ya que pueden resultar en cortocircuitos o arcos eléctricos. Tales situaciones aumentan significativamente el riesgo de incendios, convirtiendo un vuelo seguro en una potencial emergencia.
Además, los ratones tienden a construir nidos con materiales aislantes del avión y otros elementos inflamables que encuentran en su entorno. Esta acción deja áreas críticas desprotegidas, lo que aumenta las probabilidades de que un incendio se inicie en lugares inaccesibles durante el vuelo. Un nido ardiendo debajo del capó del motor o entre las estructuras del avión representa un desafío extremo para los tripulantes, quienes podrían no tener forma de controlarlo a tiempo.
“Una vez que los ratones viven en un avión, no solo se convierte en su casa, sino también en su cuarto de baño. Esto es más que simplemente desagradable. La orina de los ratones es corrosiva para el metal y sus excrementos pueden retener la humedad y provocar corrosión por agua”, alertó el representante del equipo de seguridad de la Administración Federal de Aviación (FAA), William E. Dubois.
En este contexto, la prevención es clave en esta problemática. Dado que los roedores son expertos en acceder a espacios reducidos, mantener la limpieza a bordo es esencial. La comida, en particular, atrae a estos animales. Al finalizar el vuelo, es fundamental recoger migajas y desechos de envoltorios. Inspecciones regulares y la detección temprana de excrementos y materiales de nido son esenciales para evitar infestaciones.
LA NACION