viernes, 15 noviembre, 2024
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Fábrica Militar Río Tercero, en un mar de incertidumbres sobre su destino

La incertidumbre y las dudas dominan la escena en torno del destino de la empresa estatal Fabricaciones Militares en general, y de la planta de Fábrica Militar Río Tercero, en particular. Nadie arrima certezas, ni se aporta información oficial, sobre lo que ocurre hoy y los pasos a seguir en ese complejo industrial.

En Río Tercero el clima de inquietud y preocupación crece, aún más luego de que otra de las grandes empresas de su polo industrial, la privada Petroquímica Río Tercero, anunciara hace un mes el despido de 125 de sus 375 empleados por el cierre definitivo de su principal unidad de producción en esta ciudad.

La Fábrica Militar cuenta hoy con algo más de 300 empleados tras el achique de unos 50 por medio de retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas que la actual gestión nacional planteó meses atrás.

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Esta semana sorprendió una noticia: la renuncia del presidente de Fabricaciones Militares Hugo Pascarelli y también la del vicepresidente, Carlos Pérez Aquino, luego de 11 meses de gestión. Ambos asumieron con el gobierno del presidente Javier Milei.

No se dieron explicaciones de los motivos ni de lo que implica el cambio de conducción. Tampoco se anunciaron los reemplazantes.

Las renuncias se dan tras haberse dado el paso del cambio jurídico de Fabricaciones Militares de Sociedad del Estado a Sociedad Anónima Unipersonal (con el Ministerio de Defensa como único accionista). Ese trámite, en sus detalles operativos, se está culminando ahora.

En un comunicado interno de la empresa al informar la desvinculación de su conducción, se destacó que este año Fabricaciones Militares redujo sus gastos un 38% hasta agosto, con respecto a igual mes del año anterior; redujo los costos productivos en un 19% y los costos no productivos en un 60%. El personal se achicó en casi un 20%, sobre los más de 1.400 que contaba en sus cuatro plantas de producción más la sede central en Buenos Aires.

Camiones del Ejército en el predio de la Fábrica Militar Río Tercero. Esta semana retiraron cañones que tenían para reparar.

“Mostrar esos números es fácil cuando no se produce. Pero hay que ser eficientes y mostrar reducción de costos sosteniendo buenos niveles de producción”, replicó el secretario general del gremio ATE en Río Tercero, David Salto. El gremio insiste en que se tiende al “vaciamiento de Fabricaciones Militares”.

La empresa no está incluida en la lista de privatizables que aprobó el Congreso. Pero su transformación en Sociedad Anónima habilita al Gobierno a intentar sumar socios del sector privado para sectores o acciones puntuales. Con total hermetismo, en esa línea se estaría buscando avanzar.

Camiones y cañones

Esta misma semana, mientras se conocía la renuncia de los directivos de la empresa, sorprendió también en el predio de la Fábrica Militar de Río Tercero el ingreso de seis camiones de gran porte del Ejército argentino que de los talleres de producción mecánica retiraron, y se llevaron, cañones de guerra que esperaban ser reparados, entre otros materiales que el Estado había enviado para esos trabajos.

Cero información oficial hubo sobre razones y motivos. Era casi la única tarea que tenían programada en el área metalmecánica de la planta riotercerense.

Camiones del Ejército en el predio de la Fábrica Militar Río Tercero. Esta semana retiraron cañones que tenían para reparar.

A este escenario se suma que el cierre de la planta de TDI de su vecina Petroquímica Río Tercero implica para la Fábrica Militar local una caída impactante en su facturación: a esa empresa iba casi todo el ácido nítrico que produce, y esa operación explicaba más del 70% de su facturación. De hecho, Petroquímica se instaló hace 45 años en Río Tercero por la provisión, a metros de distancia, de ese insumo clave.

Por ahora, no aparecen clientes que reemplacen esa demanda para el nítrico.

¿Volver a producir municiones de guerra?

Lejos de Río Tercero, en Buenos Aires se cita, aunque nunca con fuentes oficiales abiertas, que la modificación a sociedad anónima unipersonal permitirá la realización de alianzas estratégicas con empresas internacionales, y se mencionan los contactos con firmas ligadas al mercado militar de armamentos.

De hecho, se sabe que hubo delegaciones empresarias visitando en sigilo las plantas de Fabricaciones Militares de Río Tercero y de Villa María.

Medios porteños apuntan que Fabricaciones Militares interesa a socios de la alianza militar OTAN, que lidera Estados Unidos, por su capacidad para producir municiones y explosivos a gran escala. Se apunta que las empresas CGS Defence, de República Checa, y Hispania Group, de España, habrían estado entre las que hicieron recorridas en las unidades cordobesas. Ambas se dedican al armamento bélico.

En la planta de Río Tercero se fabricaron, desde sus orígenes en la década de 1940, municiones de cañones de guerra para el Ejército, tanto en su confección mecanizada como en su carga con explosivos.

En 1995, las explosiones que generaron una tragedia en la ciudad se originaron en la planta de carga, con bombas que se alistaban para exportar a Croacia, en un trámite que la Justicia luego comprobó como ilegal. Desde entonces, esas plantas quedaron inutilizadas por las voladuras.

En la Fábrica Militar de Villa María se producen pólvoras y explosivos, que en las últimas décadas tuvieron a la industria minera como principal cliente.

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